El Bautismo nos da un nuevo nombre: “Cristóforo”,
que significa “portador de Cristo”. ¡Todo cristiano es portador de Cristo! -
ANSA
30/01/2016 10:44
(RV).- “Vivir de misericordia nos hace misioneros
de la misericordia, y ser misioneros nos permite siempre crecer más en la
misericordia de Dios”, es el aliento del Papa Francisco en su
catequesis de la Audiencia Jubilar de la Misericordia.
En el marco del Año Santo, el Pontífice recordó que
“el
Señor guía nuestros pasos mientras atravesamos la Puerta Santa y se nos acerca
para permanecer siempre con nosotros, no obstante nuestras faltas y nuestras
contradicciones”.
TEXTO COMPLETO DE LA CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO
Queridos hermanos y hermanas,
Entramos día tras día en lo principal del Año Santo
de la Misericordia. Con su gracia, el Señor guía nuestros pasos mientras
atravesamos la Puerta Santa y se nos acerca para permanecer siempre con
nosotros, no obstante nuestras faltas y nuestras contradicciones. No nos
cansemos jamás de sentir la necesidad de su perdón, porque cuando somos débiles
su cercanía nos hace fuertes y nos permite vivir con mayor alegría nuestra fe.
Quisiera indicarles hoy la estrecha relación que
existe entre la misericordia y la misión. Como recordaba San Juan Pablo II: «La
Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia y
cuando acerca a los hombres a las fuentes de misericordia» (Enc. Dives in
misericordia, 13). Como cristianos tenemos la responsabilidad de ser misioneros
del Evangelio. Cuando recibimos una bella noticia, o cuando vivimos una bella
experiencia, es natural que sintamos la exigencia de comunicarla también a los
demás. Sentimos dentro de nosotros que no podemos contener la alegría que nos
ha sido donada y queremos extenderla. La alegría suscitada es tal que nos lleva
a comunicarla.
Y debería ser la misma cosa cuando encontramos al
Señor. La alegría de este encuentro, de la misericordia: comunicar la
misericordia del Señor. Es más, el signo concreto que de verdad hemos
encontrado a Jesús es la alegría que sentimos en el anunciarlo también a los
demás. Y esto no es “hacer proselitismo”: esto es hacer un don. Si, yo te doy
aquello que me da alegría a mí. Leyendo el Evangelio vemos que esta ha sido la
experiencia de los primeros discípulos: después del primer encuentro con Jesús,
Andrés fue a decirlo enseguida a su hermano Pedro (Cfr. Jn 1,40-42), y la misma
cosa hizo Felipe con Natanael (Cfr. Jn 1,45-46). Encontrar a Jesús equivale a
encontrarse con su amor. Este amor nos transforma y nos hace capaces de
transmitir a los demás la fuerza que nos dona. De alguna manera podremos decir
que desde el día del Bautismo nos es dado a cada uno de nosotros un nuevo
nombre agregado a aquel que ya nos dan mamá y papá, y este nombre es
“Cristóforo”: todos somos “Cristóforos”. ¿Qué cosa significa? “Portadores de
Cristo”. Es el nombre de nuestra actitud, una actitud de portadores de la
alegría de Cristo, de la misericordia de Cristo. ¡Todo cristiano es un
“Cristóforo”, es decir un portador de Cristo!
La misericordia que recibimos del Padre no nos es
dada como una consolación privada, sino nos hace instrumentos para que también
los demás puedan recibir el mismo don. Existe una estupenda circularidad entre
la misericordia y la misión. Vivir de misericordia nos hace misioneros de la
misericordia, y ser misioneros nos permite siempre crecer más en la
misericordia de Dios. Por lo tanto, tomemos en serio nuestro ser cristianos, y
comprometámonos a vivir como creyentes, porque sólo así el Evangelio puede
tocar el corazón de las personas y abrirlo para recibir la gracia del amor,
para recibir esta grande misericordia de Dios que acoge a todos. Gracias.
(Traducción del italiano: Renato Martinez – Radio
Vaticano)
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