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“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO:
LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN:
PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA,
TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO,
Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…".
"ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN;
NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA.
¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE?
¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO?
¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA?
¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?.
QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …”
Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.
sábado, 16 de enero de 2016
MISERICORDIAE VULTUS, No. 13. QUEREMOS VIVIR ESTE AÑO JUBILAR A LA LUZ DE LA PALABRA DEL SEÑOR: MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE.
13. QUEREMOS VIVIR ESTE AÑO JUBILAR A LA LUZ DE
LA PALABRA DEL SEÑOR: MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE. El
evangelista refiere la enseñanza de Jesús: « Sed misericordiosos, como el Padre
vuestro es misericordioso » (Lc 6,36). Es un programa de vida tan
comprometedor como rico de alegría y de paz. El imperativo de Jesús se dirige a
cuantos escuchan su voz (cfr Lc 6,27). PARA SER CAPACES DE MISERICORDIA, ENTONCES, DEBEMOS EN PRIMER LUGAR
COLOCARNOS A LA ESCUCHA DE LA PALABRA DE DIOS. Esto significa recuperar el
valor del silencio para meditar la Palabra que se nos dirige. De este modo es posible contemplar la
misericordia de Dios y asumirla como propio estilo de vida.
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