En la fe
y en la caridad se produce una relación cognoscitiva y unificadora con el
misterio del Amor, que es Dios mismo - OSS_ROM
29/01/2016 16:02
(RV).-
''La
misericordia es el arquitrabe que sostiene la vida de la Iglesia: de hecho la
primera verdad de la Iglesia es el amor de Cristo''. Son las palabras
con las que el Santo Padre abrió su discurso a los participantes en la asamblea
plenaria de la CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE a quienes recibió este
viernes en audiencia en la Sala Clementina. El Papa instó a todo el pueblo cristiano, sea a
los pastores que a los fieles, a redescubrir en este Jubileo las obras de
misericordia corporales y espirituales porque cuando, en el ocaso de la vida,
se nos preguntará si hemos dado de comer al hambriento y de beber al sediento,
también se nos preguntará ''si hemos ayudado a las personas a salir de sus
dudas, si nos hemos comprometido a acoger a los pecadores, advirtiéndolos o
corrigiéndolos, si hemos sido capaces de luchar contra la ignorancia,
especialmente la relativa a la fe cristiana y a la vida buena. Esta atención a
las obras de misericordia es importante: no son una devoción. Es la forma
concreta en que los cristianos deben aplicar el espíritu de misericordia...
Tenemos que volver a enseñar a los fieles que son muy importantes''.
''En la fe y en la caridad se produce
una relación cognoscitiva y unificadora con el misterio del Amor, que es Dios
mismo. Y sin dejar de ser Dios misterio en sí mismo, la misericordia efectiva
de Dios se transformó en Jesús en misericordia afectiva, ya que se hizo hombre
para la salvación de la humanidad. La tarea encomendada a su dicasterio
encuentra aquí su fundamento último y su justificación adecuada -subrayó Francisco-
La fe cristiana no sólo es conocimiento
para conservar en la memoria, sino verdad que hay que vivir en el amor. Por lo
tanto, junto con la doctrina de la fe, también hay que custodiar la integridad
de las costumbres sobre todo en los ámbitos más sensibles de la vida. La
adhesión de fe a la persona de Cristo implica tanto el acto de la razón como la
respuesta moral a su don. En este sentido, les doy las gracias por todo el
esfuerzo y la responsabilidad con que tratan los casos de abuso de menores por
parte del clero''.
''El cuidado de la integridad de la fe
y de las costumbres es una tarea delicada y para cumplir bien esa misión es
importante un compromiso colegial... Hace falta promover, en todos los niveles
de la vida eclesial, una correcta sinodalidad'', añadió el Papa, citando al respecto
la reunión organizada por la Congregación con los representantes de las
Comisiones Doctrinales de las Conferencias Episcopales de Europa, para
abordar colegialmente algunos retos doctrinales y pastorales, contribuyendo así
a suscitar en los fieles un ''nuevo empuje misionero y una mayor apertura a la
dimensión trascendente de la vida, sin la cual Europa corre el riesgo de perder
el espíritu humanista que, no obstante, ama y defiende''. Otra
aportación significativa de la Congregación a la renovación de la vida eclesial
ha sido el estudio sobre la complementariedad entre los dones jerárquicos y
carismáticos, llamados a colaborar en sinergia por el bien de la Iglesia y del
mundo y cuya relación evoca su raíz trinitaria, el vínculo entre el Logos
divino hecho carne y el Espíritu Santo, que es siempre un don del Padre y del
Hijo.
''Sólo esa raíz, si es reconocida y
aceptada con humildad -finalizó el Pontífice- permite que la Iglesia se renueve
en cada tiempo... Unidad y pluralidad son el sello de una Iglesia que, movida
por el Espíritu, sabe encaminarse con un paso seguro y fiel hacia las metas que
el Señor Resucitado le indica en el curso de la historia. Aquí se puede ver cómo
la dinámica sinodal, si se entiende correctamente, nace de la comunión y
conduce hacia una comunión, cada vez más actuada, profundizada y dilatada, al
servicio de la vida y de la misión del Pueblo de Dios''.
(RC-RV)
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