El Papa
Francisco celebra la Misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta -
OSS_ROM
29/01/2016 09:50
(RV).-
OREMOS A DIOS PARA QUE LA DEBILIDAD QUE NOS INDUCE A PECAR JAMÁS SE TRANSFORME
EN CORRUPCIÓN. A este tema, tantas veces afrontado, el Papa Francisco dedicó su
homilía de la misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
Refiriéndose a la historia bíblica de
David y Betsabé, el Santo Padre Francisco subrayó que el demonio induce a los
corruptos a no sentir, a diferencia de otros pecadores, la necesidad del perdón
de Dios.
Se puede pecar de tantas maneras y por
todo se puede pedir sinceramente perdón a Dios, sabiendo sin dudar que aquel
perdón será obtenido. El problema nace con los corruptos. La cosa pésima de un
corrupto – volvió a repetir el Papa Francisco – es que “un corrupto no tiene
necesidad de pedir perdón”, porque le basta el poder sobre el que se basa su
corrupción.
DIOS NO ME SIRVE
Es el comportamiento que el rey David
adopta cuando se enamora de Betsabé, esposa de un oficial suyo, Urías, que está
combatiendo lejos. El Papa recorrió – citando incluso los pasos omitidos de la
lectura para mantener su brevedad –la vicisitud narrada por la Biblia. Después
de haber seducido a la mujer y de haber sabido que está embarazada, David
arquitecta un plan para cubrir el adulterio. Llama del frente a Urías y le
ofrece que vaya a su casa a descansar. Urías, hombre leal, no quiere ir a estar
con su mujer mientras su hombres mueren en la batalla. Entonces, David lo
intenta nuevamente, esta vez haciéndolo embriagar, pero ni siquiera esto
funciona:
“Esto puso un poco en dificultad a
David, quien se dijo: ‘Pero no, yo puedo lograrlo…’. Y escribió una carta, como
hemos oído: ‘Pongan a Urías como capitán, en el frente de la batalla más dura,
después déjenlo solo, para que sea herido y muera”. La condena a muerte. Este
hombre, fiel – fiel a la ley, fiel a su pueblo, fiel a su rey – lleva consigo
la condena a muerte”.
LA “SEGURIDAD” DE LA CORRUPCIÓN
“David
es santo, pero también pecador”. Cae en la lujuria y
sin embargo – consideró Francisco – Dios
lo “quería tanto”. Además, el Papa observó que “el grande, el noble David” así se siente seguro – “porque el reino era
fuerte” – y después de haber cometido adulterio hace todo lo posible con tal de
organizar la cuestión, incluso de manera mentirosa, hasta urdir y ordenar el
asesinato de un hombre leal, haciéndolo pasar por una desgracia de guerra:
“Este
es un momento en la vida de David que nos hace ver un momento por el cual todos
nosotros podemos pasar en nuestra vida:
es
el paso del pecado a la corrupción. Aquí David inicia, da el primer paso hacia
la corrupción. Tiene el poder, tiene la fuerza. Y por esto la corrupción es un
pecado más fácil para todos nosotros que tenemos algún poder, ya sea poder
eclesiástico, religioso, económico, político… Porque el diablo nos hace sentir
seguros: ‘Yo lo logro’”.
“PECADORES SÍ, CORRUPTOS JAMÁS”
La corrupción – de la que después por
gracia de Dios David se rescatará – tiene el corazón mellado por aquel
“muchacho valeroso” que había afrontado al filisteo con la honda y cinco
piedras. El
Santo Padre concluyó afirmando que deseaba subrayar sólo esto:
“Hay un momento en que el hábito del
pecado o un momento en que nuestra situación es tan segura y somos bien vistos
y tenemos tanto poder” que el pecado deja “de ser pecado” y se convierte en
“corrupción”. Y dijo que una de las peores cosas de la corrupción es que el
corrupto no tiene necesidad de pedir perdón:
“Hagamos hoy una oración por la
Iglesia, comenzando por nosotros, por el Papa, por los obispos, por los
sacerdotes, por los consagrados, por los fieles laicos: ‘Pero, Señor, sálvanos,
sálvanos de la corrupción. Pecadores sí, Señor, lo somos todos, ¡pero corruptos
jamás!’. Pidamos esta gracia”.
(María Fernanda Bernasconi
- RV).
No hay comentarios:
Publicar un comentario