¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE?
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…". "ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?. QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …” Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.

martes, 29 de enero de 2013

EL MIÉRCOLES 13 DE FEBRERO CON LA IMPOSICIÓN DE LAS CENIZAS INICIAMOS LA CUARESMA ¿Y TÚ POR QE TE PONES CENIZAS?

La ceniza, del latín "cinis", es producto de la combustión de algo por el fuego.
Con el tiempo adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia.

En Libro del Profeta Jonás 3,6, describe la conversión de los habitantes de Nínive.

En el Libro del Génesis 18, 27, nos describe como “polvo”  de la tierra:  "en verdad soy polvo y ceniza", dice Abraham

Era práctica común en Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el primer día de Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el Jueves antes de la Pascua.

Cuando estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X), el inicio de la temporada penitencial de la Cuaresma fue simbolizada colocando ceniza en las cabezas de toda la congregación.

El Miércoles de Ceniza, es el anterior al PRIMER DOMINGO DE CUARESMA (muchos lo entenderán mejor diciendo que es el que sigue al carnaval), en el cual, realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente, como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua.

La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.

Mientras el Ministro impone la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" (Cf Mc1,15) o "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver" (Cf Gén 3,19): Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo, signos y palabras que nos recuerdan nuestro peregrinar en éste mundo y el camino hacia la vida de Cristo, que nos debe llevar a vivir nuestra PASCUA.
enciclopedia Católica

CON EL "MIÉRCOLES DE CENIZA", INICIAMOS EL TIEMPO DE LA CUARESMA

¿Qué significa la palabra ceniza? 

La palabra ceniza, viene del latín "cinis", que significa producto de la combustión de algo por el fuego;  para ello, se queman las palmas usadas el Domingo de Ramos de año anterior;  se bendice la ceniza obtenida con agua bendita y se incienza rezando 4 oraciones muy antiguas y se colocan sobre la cabeza o la frente de los fieles como signo de la caducidad de la condición humana; como signo penitencial; utilizada  desde el Antiguo Testamento;  Para los cristianos, la Ceniza, adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia.  

¿Qué es el MIÉRCOLES DE CENIZA?  

El Miércoles de Ceniza, es el primer día de la Cuaresma en el  Calendario Litúrgico Católico.  El nombre oficial del Miércoles de Ceniza es el "Día de Cenizas." Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús.  Wikipedia. El Miércoles de Ceniza, es la respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua.
   
¿Porque miércoles?  

Cuando en el siglo IV, se fijó la duración de la Cuaresma en 40 días, ésta comenzaba 6 semanas antes de la Pascua;  Para calcular la fecha de la Pascua se usaba el Computus, en domingo, el llamado domingo de "cuadragésima". . Esto sólo daba por resultado 36 días de ayuno porque se excluían los Domingos, por ser los Domingos  "día de fiesta", al ser la celebración del día del Señor;  cuando en los siglos VI y VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal;  surgió un gran problema, por lo que en el siglo VII se le agregaron cuatro días antes del primer domingo de Cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto. Wikipedia. 
    
¿Cuándo se celebra? 

Se celebra cuarenta días antes del inicio de Semana Santa, es decir, 40 días antes del Domingo de Ramos y cae en diferentes fechas del año cada año, teniendo en cuenta la fecha móvil de la celebración de la Pascua; por eso lo celebramos entre el 4 de febrero y el 10 de marzo. 

¿Qué se hace éste día?

  Este día, que es para los católicos día de ayuno y abstinencia, igual que los Viernes de Cuaresma y el Viernes Santo;  en éste día se realiza la imposición de la ceniza a los fieles que asisten a la Eucaristía.  Cuando el sacerdote nos signa con la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos. 

¿Qué se debe decir al signarse?  

Mientras el Sacerdote o el Ministro Extraordinario de la Comunión impone la ceniza al feligrés, puede utilizar una de los siguientes textos Bíblicos:  
1.    Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida (Gén. 3:19) 
2.    Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás (Mc. 1:15) 
3.    Arrepiéntete y cree en el Evangelio (Mc. 1:15)  
Luego de signado en la frente, es costumbre dejarse la ceniza hasta que esta desaparezca por sí misma.  

¿Se encuentra en la Biblia ésta tradición?  

En la Sagrada Biblia, encontramos numerosos relatos de personas que utilizan el polvo y la ceniza como símbolos de arrepentimiento y / o duelo;   En el Antiguo Testamento tenemos los siguientes Libros:  Génesis 18:27; en  2 Samuel 13:19; en Daniel 9:3 en el Libro de Job 2:8; en el Libro de Ester 4:1; Jonas 3,6. En el Nuevo Testamento, el Evangelio de San Mateo 11:21.  La tradición es que el signo de la cruz se hace en cenizas en la frente de una persona como un símbolo de identificación de la persona con Jesucristo. Un concepto similar es mencionado en Apocalipsis 7:3, 9:4; 14:1 22:4. 

 ¿Cuál es el origen de ésta tradición?  

Desde sus inicios, el pueblo de Israel, a Través de Abraham, reconoció ante Dios, ser de polvo y cenizas (Gen, 18, 27);  así mismo, utilizaron las ceniza como señal de sacrificio y de profundo arrepentimiento, como por ejemplo los ninivitas (Jonas 3,6).   Así mismo, en la Sagrada Biblia, en el Nuevo Testamento, como Jesús, también manifiesta que utilizar la ceniza es signo de duelo y arrepentimiento (Mt 11:21).  Luego, en los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial" que representaba su deseos de convertirse. En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, era práctica común en Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el primer día de Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo.  Cuando estas prácticas cayeron en desuso entre los siglos VIII al X, el inicio de la temporada penitencial de la Cuaresma se simbolizó  colocando ceniza en las cabezas de toda la congregación También, fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno. 

 Terminado el TIEMPO DE CUARESMA SE INICIA LA SEMANA SANTA

lunes, 28 de enero de 2013

Antes de poder hablar de Dios y con Dios hay que escucharlo: El PapaPapa Benedicto XVI

Papa Benedicto XVI
VATICANO, 27 Ene. 13 / 09:25 am (ACI/EWTN Noticias).- En sus palabras previas al rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI señaló que el Evangelio de hoy, “nos invita a interrogarnos sobre nuestra capacidad de escucha”, pues “antes de poder hablar de Dios y con Dios, hay que escucharlo”.

El Santo Padre indicó que “la liturgia de la Iglesia es la ‘escuela’ de esta escucha del Señor que nos habla”.

El Evangelio de hoy, indicó el Papa, “nos presenta a Jesús que ‘con la potencia del Espíritu’ se dirige el sábado a la sinagoga de Nazaret” donde “se levantó para leer y encontró un pasaje del profeta Isaías que inicia así: ‘El Espíritu del Señor está sobre mí, / porque me ha consagrado por la unción./ Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres’”.

“Jesús de hecho, finalizada la lectura, en un silencio cargado de atención, dice: ‘Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír’”.

El Papa señaló que “este pasaje evangélico interpela ‘hoy’ también a nosotros. Sobre todo nos hace pensar a nuestro modo de vivir el domingo: día del descanso y de la familia, pero antes que nada día que debemos dedicar al Señor, participando en la Eucaristía, con la cual nos nutrimos del Cuerpo y Sangre de Cristo y de su Palabra de vida”.

El Papa señaló además que el Evangelio “nos dice que cualquier momento puede convertirse en un ‘hoy’ propicio para nuestra conversión”.

“Cada día (kath?meran) puede convertirse el hoy salvífico, porque la salvación es historia que continúa para la Iglesia y para cada discípulo de Cristo. Este es el sentido cristiano del ‘carpe diem’: ¡aprovecha el hoy en el que Dios te llama para donarte la salvación!”.

“Que la Virgen María sea siempre nuestro modelo y nuestra guía en el saber reconocer y acoger, cada día de nuestra vida, la presencia de Dios, Salvador nuestro y de toda la humanidad”, concluyó.

Falta de fe genera crisis en el matrimonio: S.S. Benedicto XVI:

Papa Benedicto XVI
Papa Benedicto XVI
VATICANO, 27 Ene. 13 / 09:02 am (ACI/EWTN Noticias).- En su discurso del sábado en la mañana a los miembros del Tribunal de la Rota Romana, el tribunal eclesiástico de mayor nivel en la Santa Sede, el Papa Benedicto XVI señaló que “la carencia de fe puede herir los bienes del matrimonio: procreatividad, fidelidad conyugal e indisolubilidad”.

El Santo Padre subrayó que la actual crisis de fe ocasiona una crisis en la unión conyugal, añadiendo que el rechazo de la propuesta de Dios lleva a un profundo desequilibrio en todas las relaciones humanas.

El “acentuado subjetivismo y relativismo ético y religioso” de la cultura contemporánea impone a la familia “desafíos urgentes”, dijo el Papa.

Benedicto XVI lamentó que existe una “difundida mentalidad” de que la persona “sea si misma permaneciendo ‘autónoma’ y entrando en contacto con el otro sólo mediante relaciones que se puedan interrumpir en cualquier momento”.

El Papa subrayó que “sólo abriéndose a la verdad de Dios es posible comprender, y realizar en lo concreto de la vida también conyugal y familiar, la verdad del hombre como hijo suyo, regenerado por el Bautismo”.

A reflexionar sobre la indisolubilidad del pacto matrimonial entre un hombre y una mujer, indicó que “no requiere, a fines de la sacramentalidad, la fe personal de los novios”, pero lo que se pide, “como condición mínima necesaria es la intención de hacer aquello que hace la Iglesia”.

Sin embargo, apuntó, “si bien es importante no confundir el problema de la intención con aquel de la fe personal de los contrayentes, no es posible separarlos totalmente”.

Al recordar los tres bienes del matrimonio, mencionados por San Agustín, procreatividad, fidelidad conyugal e indisolubilidad, el Papa advirtió que no se debe prescindir “de la consideración de que puedan presentarse casos en los que justamente por la ausencia de fe, el bien de los cónyuges resulte comprometido y por tanto excluido del consenso mismo”.

El Santo Padre advirtió que “con estas consideraciones, no pretendo ciertamente sugerir algún fácil automatismo entre carencia de fe y nulidad de la unión matrimonial, sino más bien evidenciar cómo tal carencia pueda, aunque no necesariamente, herir también los bienes del matrimonio, desde el momento en el que la referencia al orden natural querido por Dios es inherente al pacto conyugal”.

El Papa señaló que sobre la problemática de la validez del matrimonio, “sobretodo en el contexto actual, será necesario promover ulteriores reflexiones”.

Benedicto XVI también recordó a aquellos santos que vivieron el matrimonio de acuerdo a “la perspectiva cristiana”, logrando así “superar también las situaciones más adversas, consiguiendo a veces la santificación del cónyuge y de los hijos con un amor siempre reforzado por una sólida confianza en Dios”.

jueves, 24 de enero de 2013

PRIMERA CATEQUESIS DEL SANTO PADRE SOBRE EL CREDO (TEXTO COMPLETO)


VATICANO, 23 Ene. 13 / 10:21 am (ACI).- Queridos hermanos y hermanas:

En este Año de la fe, hoy me gustaría empezar a reflexionar juntos sobre el Credo, la solemne profesión de fe que acompaña nuestras vidas como creyentes. El Credo comienza así: "Creo en Dios". Es una afirmación fundamental, aparentemente simple en su esencialidad, que sin embargo abre al mundo infinito de la relación con el Señor y con su misterio. Creer en Dios implica adhesión a Dios, acogida de su Palabra y obediencia gozosa a su revelación.

Como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: "La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela" (n. 166). Poder decir que se cree en Dios es, por lo tanto, un don y un compromiso al mismo tiempo, es gracia divina y responsabilidad humana, en una experiencia de diálogo con Dios, que, por amor, "habla a los hombres como amigos" (Dei Verbum, 2), nos habla para que, en la fe y con la fe, podamos entrar en comunión con Él.

¿Dónde podemos escuchar a Dios que nos habla? Para ello es fundamental la Sagrada Escritura, en la que, la Palabra de Dios se hace audible para nosotros y nutre nuestra vida de "amigos" de Dios. Toda la Biblia narra la revelación de Dios a la humanidad, toda la Biblia habla de la fe y nos enseña la fe, narrando una historia en la que Dios lleva a cabo su plan de redención y se acerca a los hombres, a través de tantas figuras luminosas de personas que creen en Él y confían en Él, hasta la plenitud de la revelación en el Señor Jesús.

Es muy bello, a este respecto, el capítulo 11 de la Carta a los Hebreos –que acabamos de escuchar– que habla de la fe y hace relucir las grandes figuras bíblicas que han vivido la fe, llegando a ser modelo para todos los creyentes: "Ahora bien, la fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven" (11,1), dice el primer versículo. Los ojos de la fe son, por lo tanto, capaces de ver lo invisible y el corazón del creyente puede esperar más allá de toda esperanza, al igual que Abraham, del que Pablo dice en la Carta a los Romanos que "creyó, esperando contra toda esperanza" (4,18).

Y precisamente sobre Abraham, me gustaría que detengamos nuestra atención, porque él es la primera gran figura de referencia para hablar acerca de la fe en Dios: el gran patriarca Abraham, modelo ejemplar, padre de todos los creyentes (cfr. Rom 4,11-12).

La Carta a los Hebreos lo presenta así: "Por la fe, Abraham, obedeciendo al llamado de Dios, partió hacia el lugar que iba a recibir en herencia, sin saber a dónde iba. Por la fe, Abraham, obedeciendo al llamado de Dios, partió hacia el lugar que iba a recibir en herencia, sin saber a dónde iba. Por la fe, vivió como extranjero en la Tierra prometida, habitando en carpas, lo mismo que Isaac y Jacob, herederos con él de la misma promesa. Porque Abraham esperaba aquella ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios". (11, 8-10).

El autor de la Carta a los Hebreos se refiere aquí a la llamada de Abraham, narrada en el libro del Génesis ¿qué le pide Dios a este gran patriarca? Le pide que abandone su tierra para ir al país que le mostrará". El Señor dijo a Abram: «Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré" (Génesis 12, 1). ¿Cómo habríamos respondido nosotros a una invitación semejante?

Se trata, en efecto, de un partir en la oscuridad, sin saber dónde lo conducirá Dios, es un camino que requiere una obediencia y una confianza radicales, a la que sólo la fe permite acceder. Pero la oscuridad de lo desconocido está iluminada por la luz de una promesa; Dios añade a su mando una palabra tranquilizadora, que le abre a Abraham un futuro de vida en toda su plenitud: "Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre... y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra" (Gen 12,2.3).

La bendición, en la Sagrada Escritura, se enlaza principalmente con el don de la vida que viene de Dios y se manifiesta ante todo en la fertilidad, en una vida que se multiplica, pasando de generación en generación. Asimismo, la bendición está relacionada también con la experiencia de poseer una tierra, un lugar estable para vivir y crecer en libertad y seguridad, temiendo a Dios y construyendo una sociedad de hombres fieles a la Alianza, "un reino de sacerdotes y una nación santa" (cfr. Ex 19,6).

Por lo tanto, Abraham, en el diseño de Dios, está destinado a llegar a ser el "padre de una multitud de naciones" (Gn 17,5; cfr. Rom 4, 17-18) y a entrar en una nueva tierra donde vivir. Y, sin embargo, Sara, su esposa, es estéril, no puede tener hijos, el país al que Dios lo conduce está lejos de su tierra natal, ya está habitado por otros pueblos y nunca le pertenecerá verdaderamente.

El narrador bíblico hace hincapié en esto, aunque muy discretamente: cuando Abraham llegó al lugar de la promesa de Dios: " los cananeos ocupaban el país " (Gen 12:6). La tierra que Dios le dona a Abraham no le pertenece, él es un extranjero y lo seguirá siendo para siempre, con todo lo que ello conlleva: no tener intenciones de posesión, sentir siempre la propia pobreza, verlo todo como un don. Ésta es también la condición espiritual de quien acepta seguir al Señor, de quien decide partir aceptando su llamada, bajo el signo de su bendición invisible pero poderosa.

Y Abraham, el "padre de los creyentes", acepta esta llamada, en la fe. San Pablo escribe en la carta a los Romanos: "Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había anunciado: Así será tu descendencia. Su fe no flaqueó, al considerar que su cuerpo estaba como muerto –tenía casi cien años– y que también lo estaba el seno de Sara. El no dudó de la promesa de Dios, por falta de fe, sino al contrario, fortalecido por esa fe, glorificó a Dios, plenamente convencido de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete".(Rm 4,18-21).

La fe conduce a Abraham a seguir un camino paradójico. Él será bendecido, pero sin los signos visibles de la bendición: recibe la promesa de formar un gran pueblo, pero con una vida marcada por la esterilidad de Sara, su esposa; es llevado a una nueva patria, pero tendrá que vivir como un extranjero; y la única posesión de la tierra que se le permitirá será el de una parcela de terreno para enterrar a Sara (cf. Gn 23,1 a 20).

Abraham fue bendecido porque, en la fe, supo discernir la bendición divina yendo más allá de las apariencias, confiando en la presencia de Dios, incluso cuando sus caminos se le muestran misteriosos.

¿Qué significa esto para nosotros? Cuando decimos: "Yo creo en Dios", decimos, como Abraham: "Confío en ti, me confío a ti, Señor", pero no como a Alguien a quien se acude sólo en los momentos de dificultad o al que dedicar algún momento del día o de la semana. Decir "Yo creo en Dios" significa fundar en Él mi vida, dejar que su Palabra la oriente cada día, en las opciones concretas sin temor de perder algo de mí mismo.

Cuando, en el rito del Bautismo, se pide tres veces: "¿Creéis? en Dios, en Jesucristo, en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica y las demás verdades de la fe, la triple respuesta es en singular: "Yo creo", porque es mi existencia personal la que va a recibir un viraje con el don de la fe, es mi vida la que debe cambiar, convertirse. Cada vez que participamos en un Bautismo, debemos preguntarnos cómo vivimos cada día el gran don de la fe.

Abraham, el creyente, nos enseña la fe; y, como un extranjero en la tierra, nos muestra la verdadera patria. La fe nos hace peregrinos en la tierra, dentro del mundo y de la historia, pero en camino hacia la patria celestial.

Creer en Dios nos hace, pues, portadores de valores que a menudo no coinciden con la moda y la opinión del momento, nos pide adoptar criterios y asumir conductas que no pertenecen a la manera común de pensar. El cristiano no debe tener miedo de ir "contra corriente" para vivir su propia fe, resistiendo a la tentación de "adecuarse".

En muchas de nuestras sociedades, Dios se ha convertido en el "gran ausente" y en su lugar hay muchos ídolos, en primer lugar el "yo" autónomo. Y también los significativos y positivos progresos de la ciencia y de la tecnología han llevado al hombre a una ilusión de omnipotencia y de autosuficiencia, y un creciente egoísmo ha creado muchos desequilibrios en las relaciones y el comportamiento social.

Y, sin embargo, la sed de Dios (cf. Sal 63,2) no se extinguió y el mensaje del Evangelio sigue resonando a través de las palabras y los hechos de muchos hombres y mujeres de fe. Abraham, el padre de los creyentes, sigue siendo el padre de muchos hijos que están dispuestos a seguir sus pasos y se ponen en camino, en obediencia a la llamada divina, confiando en la presencia benevolente del Señor y acogiendo su bendición para ser una bendición para todos.

Es el mundo bendecido por la fe al que todos estamos llamados, para caminar sin miedo siguiendo al Señor Jesucristo. Y a veces es un camino, que conoce incluso, la prueba de la muerte, pero que está abierto a la vida, en una transformación radical de la realidad que sólo los ojos de la fe pueden ver y disfrutar en abundancia.

Afirmar "yo creo en Dios" nos conduce, pues, a ponernos en camino, a salir de nosotros mismos continuamente, al igual que Abraham, para llevar, en la realidad cotidiana en que vivimos, la certeza que viene de la fe: la certeza, es decir, la presencia de Dios en la historia, también hoy; una presencia que da vida y salvación, y nos abre a un futuro con Él para una plenitud de vida que nunca conocerá el ocaso.

jueves, 17 de enero de 2013

FALLO DE CORTE SUPREMA DE ALABAMA PODRÍA ACABAR CON ABORTO EN EEUU


Corte Suprema de Alabama. Foto: J. Stephen Conn vía Flickr
WASHINGTON D.C., 17 Ene. 13 / 07:14 am (ACI/EWTN Noticias).-  
La reciente decisión de la Corte Suprema de Alabama (Estados Unido), de reconocer al niño en el vientre como una persona que merece protección legal, podría tener un impacto significativo para acabar con el aborto en el país, aseguraron activistas pro-vida.

En un comunicado, el analista legal de la organización Personhood USA, Gualberto Garcia Jones, señaló que “la Corte Suprema de Alabama ha asestado un duro golpe al fraude constitucional de Roe vs. Wade, al reconocer que el niño en el vientre es una persona”.

El 11 de enero, la corte de Alabama sentenció que los niños en el vientre están protegidos por la ley de peligros químicos del estado.

El caso involucró a dos mujeres que pusieron en riesgo a sus niños a través del uso de drogas ilegales durante el embarazo. Una de las mujeres admitió que fumó metanfetaminas tres días antes de que su hijo naciera prematuramente.

El niño murió 19 minutos después del parto de “intoxicación aguda por metanfetaminas”.

Según la legislación de Alabama, es un crimen poner en peligro a un niño, al exponerlo a sustancias reguladas. El abogado de la mujer argumentó que la ley de peligros químicos no se aplica a los niños en el vientre.

La corte discrepó con el planteamiento del abogado, indicando que “la única área importante en el que a los niños en el vientre se les niega protección legal es el aborto, y esa negación se debe únicamente los dictámenes de Roe”, con referencia al caso por el que la Corte Suprema de Estados Unidos legalizó el aborto, en 1973.

La corte de Alabama señaló que 40 estados y Washington D.C. “permiten recuperación de daños por la muerte injusta de un niño en el vientre, cuando las heridas post-viabilidad a ese niño causan su muerte antes del nacimiento”.

La sentencia citó un caso en el estado de Carolina del Sur, en el que una corte llegó a un fallo similar, determinando que “sería absurdo reconocer al feto viable como una persona para propósitos de las leyes de homicidio y estados de muerte injusta, pero no para los propósitos de proscribir el maltrato infantil”.

La corte de Alabama también expresó su acuerdo con la corte de apelación, que señaló que “no sólo las cortes de este Estado han interpretado el término ‘niño’ para incluir al feto viable en otros contextos, la definición del diccionario del término ‘niño’ explícitamente incluye a una persona no nacida o un feto”.

La Corte Suprema enfatizó que sostener la protección legal para el niño en el vientre era consistente “con el amplio reconocimiento legal de que los niños en el vientre son personas con derechos que deben ser protegidos por la ley”.

La instancia judicial también indicó que su decisión es acorde con la Declaración de Derechos de la constitución del estado, que proclama que “todos los hombres son igualmente libres e independientes; que son dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.

El fiscal general de Alabama, Luther Strange, aplaudió la decisión de la corte.

“La Corte ha ratificado nuestro argumento que la política pública de nuestro estado es proteger la vida, tanto nacida como en el vientre”, dijo en un comunicado. “Es una tremenda victoria que la Corte Suprema de Alabama haya afirmado el valor de toda vida incluyendo la de aquellos niños en el vientre, cuyas vidas son las más vulnerables de todos”.

A pesar de que el fallo del 11 de enero no aplica directamente para las regulaciones abortivas, los activistas pro-vida han sido animados por la decisión, asegurando que podría contribuir al crecimiento del reconocimiento de los niños en el vientre como personas humanas con derechos legales.

“En lesiones personales, criminales y testamentos y la ley de bienes, la tendencia ha sido reconocer al niño en el vientre como un ser humano con protecciones legales, no simplemente como un ser humano ‘en potencia’”, dijo Mathew Staver, presidente del Liberty Counsel.

Para Staver, “los casos de abortos de la Corte Suprema de Estados Unidos son una aberración a la ley, y se mantienes aislados por sí solos, y esa isla un día desaparecerá”.

domingo, 6 de enero de 2013

Latinos en USA aportan valor de la familia a la Iglesia Católica, señala Obispo


Obispo de Lincoln, Mons. James D. Conley
Obispo de Lincoln, Mons. James D. Conley
ROMA, 06 Ene. 13 / 03:37 pm (ACI/EWTN Noticias).- El nuevo Obispo de Lincoln en el estado de Nebraska (Estados Unidos), Mons. James D. Conley, señaló que la comunidad latina en Estados Unidos aporta un “fuerte sentido familiar y un gran amor a la fe católica, a los sacramentos y a la Virgen María”.

En declaraciones a ACI Prensa desde Roma, el Prelado resaltó la importancia de la comunidad latina que enseña a los estadounidenses cómo vivir la fe y consideró que “los locales nos podemos beneficiar de estos valores”. En su opinión, los latinos “son los que tienen hijos, trabajan, buscan trabajo, encuentran su lugar y necesitamos estar junto a ellos”.

Tras recordar que más de la mitad de los católicos en el mundo viven en América Latina, el Prelado hizo un llamado a todos sus compatriotas a “trabajar juntos porque  mientras más seamos, será más grande el impacto que haremos en el mundo”.

El Obispo dijo también que busca utilizar las gracias y dones del Año de la Fe para llevar un mensaje de esperanza y verdad al Sur de Nebraska, donde hay una gran cantidad de fieles y la fe católica es cada vez más fuerte.

Mons. Conley trabajó por primera vez con latinos cuando servía como Obispo Auxiliar de Denver donde los latinos promedian un 51 por ciento de la arquidiócesis.

El Obispo es natural de de Missouri y fue criado en una familia presbiteriana. Al recordar  su historia de conversión a la fe católica cuando estudiaba en la Universidad de Kansas, señaló que “como converso siempre tuve gran entusiasmo para enseñar y predicar el Evangelio”.