El Papa Francisco celebra la misa en la Capilla de
la Casa de Santa Marta - OSS_ROM
27/01/2015 12:25
(RV).- Es necesario orar a Dios y pedirle cada día
la gracia de comprender su voluntad, la gracia de seguirla y la gracia de realizarla
totalmente. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa
matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Existía
en un tiempo la ley hecha de prescripciones y prohibiciones, de sangre de toros
y chivos, “sacrificios antiguos” que no tenían ni la “fuerza” de “perdonar los
pecados”, ni de hacer “justicia”. Después vino al mundo Cristo y al ser
crucificado, el acto “que de una vez para siempre nos ha justificado”, Jesús ha
demostrado cuál era el “sacrificio” más agradable a Dios: no el holocausto de
un animal, sino el ofrecimiento de la propia voluntad para hacer la voluntad
del Padre.
VOLUNTAD DE DIOS, CAMINO DE SANTIDAD
Las lecturas y el Salmo del día orientaron la
reflexión del Papa sobre uno de los ejes de la fe: la “obediencia a la voluntad de
Dios”.
Éste – afirmó Francisco –, “es el camino de la santidad, del
cristiano”, es decir, que “el plan de Dios sea realizado”, que “la salvación de
Dios se cumpla”:
Lo contrario comenzó en el Paraíso, con la no
obediencia de Adán y aquella desobediencia ha traído el mal a toda la
humanidad. Y también los pecados son actos de no obedecer a Dios, de no hacer
la voluntad de Dios. En cambio, el Señor nos enseña que éste es el camino, y
que no hay ningún otro. Y comienza con Jesús, sí, en el Cielo, en la voluntad
de obedecer al Padre, pero en la tierra comienza con la Virgen: con Ella. ¿Qué
le dijo al Ángel? “Que se haga lo que tú dices”, es decir que se haga la
voluntad de Dios. Y con aquel “sí” al Señor, el Señor ha comenzado su recorrido
entre nosotros.
TANTAS OPCIONES SOBRE LA BANDEJA
“No es fácil”. El Papa repitió varias veces esta
expresión refiriéndose al hecho de realizar la voluntad de Dios. No ha sido
fácil para Jesús que – recordó – sobre esto fue tentado en el desierto y
también en el Huerto de los Olivos, con el corazón atormentado, aceptó el
suplicio que le esperaba. No fue fácil para algunos discípulos, que lo dejaron
porque no entendieron lo que quería decir “hacer la voluntad del Padre”. No lo
es para nosotros, desde el momento que – notó Francisco – “cada día nos presentan
tantas opciones sobre una bandeja”. De ahí que se haya preguntado: ¿Cómo hago
para hacer la voluntad de Dios?”. Pidiendo “la gracia” de querer hacerla:
“¿Yo rezo para que el Señor me de las ganas de
hacer su voluntad, o busco compromisos porque tengo miedo de la voluntad de
Dios? Y otra cosa: rezar para conocer la voluntad de Dios sobre mi vida, sobre
la decisión que debo tomar ahora… tantas cosas. Sobre el modo de administrar
las cosas… La oración para hacer la voluntad de Dios, y la oración para conocer
la voluntad de Dios. Y cuando conozco la voluntad de Dios, también la oración,
por tercera vez: para hacerla. Para cumplir aquella voluntad, que no es la mía,
es la de Él. Y no es fácil”.
“QUERER” LA VOLUNTAD DE DIOS
El Papa Francisco resumió estos conceptos afirmando
que “hay
que rezar para tener ganas de seguir la voluntad de Dios, rezar para conocer la
voluntad de Dios y rezar – una vez conocida esta voluntad – para ir
adelante con la voluntad de Dios”:
“Que el Señor nos dé la gracia, a todos nosotros,
que un día pueda decir de nosotros lo que dijo a aquel grupo, aquella
muchedumbre que lo seguía, aquellos que estaban sentados en torno a Él, como
hemos escuchado en el Evangelio: He aquí mi madre y mis hermanos. El que hace
la voluntad de Dios, éste para mí es hermano, hermana y madre. Hacer la
voluntad de Dios nos hace ser parte de la familia de Jesús, nos hace madre,
padre, hermana, hermano”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
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