11/01/2015 12:09
(RV).- En el domingo del Bautismo del Señor,
que concluye el tiempo de Navidad, el Papa Francisco se
refirió al pasaje del Evangelio que describe lo sucedido en la orilla del
Jordán: cuando Juan el Bautista bautiza a Jesús,
el cielo se abre.
Con el evento del Bautismo de Jesús terminó
el tiempo de los 'cielos cerrados' - explicó el Santo Padre –
que indican la separación entre Dios y el hombre como consecuencia del pecado.
"Los 'cielos abiertos' en cambio - dijo - indican que Dios ha
donado su gracia para que la tierra de su fruto. De este modo la tierra se
transforma en la morada de Dios entre los hombres y cada uno
de nosotros tiene la posibilidad de encontrar al Hijo de Dios. Lo
podemos encontrar realmente presente en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía.
Lo podemos reconocer en el rostro de nuestros hermanos,
en particular en los pobres, en los enfermos, en los encarcelados, en los
prófugos que son, la carne viva del Cristo sufriente y la imagen visible del
Dios invisible”.
El Papa Bergoglio destacó además que el Espíritu
Santo, que animó la vida y el ministerio de Jesús, es el mismo que guía la
existencia cristiana y afirmó que “un cristiano y una comunidad "sordos" a
la voz del Espíritu Santo que nos impulsa a llevar el Evangelio hasta
los confines de la tierra, se transforman también en un cristiano y una
comunidad “mudos” que no hablan y no evangelizan.
El Papa concluyó pidiendo a la Madre de Dios que
acompañe el camino de todos los bautizados para crecer en el amor hacia Dios y
en la alegría de servir al Evangelio.
Y al saludar a los peregrinos presentes en la plaza
de San Pedro, Francisco recordó que mañana inicia su viaje apostólico a Sri
Lanka y Filipinas y les pidió que lo acompañen con su oración.
(MCM-RV)
TEXTO COMPLETO DEL MENSAJE DEL PAPA
Queridos hermanos y hermanas, buenos días.
Hoy celebramos la fiesta del bautismo del Señor,
con el cual concluye el tiempo de Navidad. El Evangelio describe lo que sucede
a orillas del Jordán. En el momento en el cual Juan el Bautista confiere el
bautismo a Jesús, el cielo se abre. «Enseguida – dice san Marcos – al salir del
agua, vio que los cielos se abrían» (1,10). Viene a la mente la dramática
súplica del profeta Isaías: «Si tu abrieras los cielos y bajaras» (Is 63,19).
Esta invocación ha sido escuchada en el evento del Bautismo de Jesús. Así se ha
terminado el tiempo de los “cielos cerrados”, que indican la separación entre
Dios y el hombre, como consecuencia del pecado. El pecado nos aleja de Dios e
interrumpe la relación entre la tierra y el cielo, determinando así nuestra
miseria y el fracaso de nuestra vida. Los cielos abiertos indican que Dios ha
donado su gracia para que la tierra de sus frutos (Cfr. Sal 85,13). Así la
tierra se ha convertido en la morada de Dios entre los hombres y cada uno de
nosotros tiene la posibilidad de encontrar el Hijo de Dios, experimentando todo
el amor y la infinita misericordia. Lo podemos encontrar realmente presente en
los Sacramentos, especialmente en la Eucaristía. Lo podemos reconocer en el
rostro de nuestros hermanos, en especial en los pobres, en los enfermos, en los
encarcelados, en los prófugos: ellos son la carne viva de Cristo sufriente e
imagen visible del Dios invisible.
Con el bautismo de Jesús no solo se abren los
cielos, sino Dios habla nuevamente haciendo resonar su voz: «Tu eres mi Hijo
amado: en Ti me he complacido» (Mc 1,11). La voz del Padre proclama el misterio
que se esconde en el Hombre bautizado por el Precursor.
Luego, la venida del Espíritu Santo, en forma de
paloma, esto consiente a Cristo, el Consagrado del Señor, inaugurar su misión
salvífica, que es nuestra salvación. El Espíritu Santo – el gran olvidado en
nuestras oraciones: nosotros frecuentemente rezamos a Jesús, oramos al Padre,
especialmente cuando rezamos el Padre Nuestro, pero no rezamos frecuentemente
al Espíritu Santo, es verdad. ¿No? Es el olvidado. Y tenemos necesidad de pedir
su ayuda, su fortaleza, su inspiración – el Espíritu Santo que ha animado
enteramente la vida y el ministerio de Jesús, es el mismo Espíritu que hoy guía
la existencia cristiana, la existencia de un hombre y de una mujer que dicen y
que quieren ser cristianos. Poner bajo la acción del Espíritu Santo nuestra
vida de cristianos y la misión, que todos hemos recibido en virtud del
bautismo, significa redescubrir el coraje apostólico necesario para superar
fáciles comodidades mundanas. En cambio, un cristiano y una comunidad “sordos”
a la voz del Espíritu Santo, que nos impulsa a llevar el Evangelio hasta los
confines de la tierra y de la sociedad, se hacen también un cristiano y una
comunidad “mudos” que no hablan y no evangelizan. Pero, recuerden esto: rezar
frecuentemente al Espíritu Santo para que nos ayude, nos de la fuerza, nos de
la inspiración y nos haga ir adelante.
María, Madre de Dios y de la Iglesia, acompañe el
camino de todos nosotros bautizados; nos ayude a crecer en el amor hacia Dios y
en la alegría de servir al Evangelio, para dar así sentido pleno a nuestra
vida.
(Traducción del italiano: Renato Martinez - RV)
SALUDOS DEL PAPA AL FINALIZAR LA ORACIÓN
MARIANA
Queridos hermanos y hermanas,
¡Los saludo a todos ustedes, romanos y peregrinos!
Con mucho gusto saludo al grupo de estudiantes de
los Estados Unidos de América, como también a la Asociación de Laicos Amor
Misericordioso. Hay tanta necesidad hoy de misericordia, y es importante que
los fieles laicos lo vivan y lo lleven a los diversos ambientes sociales.
Adelante, nosotros estamos viviendo el tiempo de la misericordia, este es el
tiempo de la misericordia.
Mañana por la tarde partiré para un viaje
apostólico en Sri Lanka y en las Filipinas. Gracias de sus saludos en ese
cartel, muchas gracias. Y les pido por favor de acompañarme con la oración y
pido también a los esrilanqueses y a los filipinos que están aquí en Roma de
orar especialmente por mí, por este viaje. ¡Gracias!
Les deseo a todos buen domingo, a pesar de que el
tiempo está un poco feo, pero un buen domingo. Y también hoy es un día para
recordar con alegría el bautismo. Recuerden aquello que les he pedido, busquen
la fecha de su Bautizo así cada uno de nosotros podrá decir: yo he sido
bautizado en este día. Que hoy sea la alegría del Bautismo. No se olviden de
rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!
(Traducción del italiano: Renato Martinez - RV)
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