El Papa Francisco en rezo del Regina Coeli -
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26/04/2015 11:58
(RV).- Ante el sorprendente y misterioso amor de
Dios, que nos dona a Jesús, el verdadero y único Buen
Pastor, nos abrimos a la inmensa alegría y gratitud por cuanto hemos
recibido gratuitamente, destacó el Papa Francisco en sus palabras antes del
rezo mariano del Regina Coeli, subrayando la misión de quienes guían al pueblo
de Dios y encomendando a la Reina del Cielo su servicio petrino, así como el de
los Obispos y sacerdotes de todo el mundo:
«Pero contemplar para agradecer no basta.
También hay que seguir al Buen Pastor. En particular, cuantos
tienen la misión de guía en la Iglesia – sacerdotes, Obispos, Papas – están
llamados a asumir no la mentalidad del mánager sino la del siervo,
a imitación de Jesús que, despojándose de sí mismo, nos ha salvado con
su misericordia. A este estilo de vida pastoral están llamados también los nuevos
sacerdotes de la diócesis de Roma, que he tenido la alegría de ordenar esta
mañana en la Basílica de San Pedro», dijo el Obispo de Roma e invitó
a dos de ellos a asomarse a su lado y saludar a los miles de peregrinos
presentes en la Plaza de San Pedro
Que María Santísima obtenga para mí, para los
Obispos y para los sacerdotes de todo el mundo la gracia de servir al pueblo santo de Dios mediante
la alegre predicación del Evangelio, la sentida celebración de los Sacramentos
y la paciente y mansa guía pastoral».
(CdM – RV)
TEXTO Y AUDIO COMPLETO DE LAS PALABRAS DEL PAPA
ANTES DEL REZO MARIANO:
«El cuarto Domingo de Pascua, éste, llamado
‘Domingo del Buen Pastor’, cada año nos invita a redescubrir, con estupor
siempre nuevo, esta definición que Jesús dio de sí mismo, releyéndola a la luz
de su pasión, muerte y resurrección.
"El buen pastor da su vida por las
ovejas" (Jn 10,11): estas palabras se realizaron plenamente cuando Cristo,
obedeciendo libremente a la voluntad del Padre, se inmoló en la cruz. Entonces
se vuelve completamente claro qué significa que Él es "el buen
pastor": da la vida, ofreció su vida en sacrificio por todos nosotros: por
ti, por ti, por ti, por mí ¡por todos. ¡Y por ello es el buen pastor!
Cristo es el pastor verdadero, que realiza el
modelo más alto de amor por el rebaño: Él dispone libremente de su propia vida,
nadie se la quita (cfr. v. 18), sino que la dona en favor de las ovejas (v 17).
En abierta oposición a los falsos pastores, Jesús se presenta como verdadero y
único pastor del pueblo: el pastor malo piensa en sí mismo y explota a las
ovejas; el pastor bueno piensa en las ovejas y se dona a sí mismo. Al contrario
del mercenario, Cristo pastor es una guía que cuida y participa en la vida de
su rebaño, no busca otro interés, no tiene otra ambición que la de guiar, alimentar,
proteger a sus ovejas. Y todo esto al precio más alto, el del sacrificio de su
propia vida.
En la figura de Jesús, pastor bueno, contemplamos a
la Providencia de Dios, su solicitud paterna para cada uno de nosotros ¡No nos
deja solos! La consecuencia de esta contemplación de Jesús Pastor verdadero y
bueno es la exclamación de conmovido estupor que encontramos en la segunda
Lectura de la liturgia de hoy: ¡Miren cómo nos amó el Padre! ¡Miren cómo nos
amó el Padre! …(1 Jn 3,1). ¡Es verdaderamente un amor sorprendente y
misterioso, porque donándonos a Jesús como Pastor que da su vida por nosotros,
el Padre nos ha dado lo más grande y precioso que nos podía donar! Es el amor
más alto y más puro, porque no está motivado por ninguna necesidad, no está condicionado
por ningún cálculo, no está atraído por ningún interesado deseo de intercambio.
Ante este amor de Dios, experimentamos una alegría inmensa y nos abrimos al
grato reconocimiento por lo que hemos recibido gratuitamente.
Pero contemplar para agradecer no basta. También
hay que seguir al Buen Pastor. En particular, cuantos tienen
la misión de guía en la Iglesia – sacerdotes, Obispos, Papas – están llamados a
asumir no la mentalidad delmánager sino la del siervo,
a imitación de Jesús que, despojándose de sí mismo, nos ha salvado con su
misericordia. A este estilo de vida pastoral – de Buen Pastor - están llamados
también los nuevos sacerdotes de la diócesis de Roma, que he tenido
la alegría de ordenar esta mañana en la Basílica de San Pedro.
Y dos de ellos se van a asomar para agradecer las
oraciones de todos ustedes y para saludar…
Que María Santísima obtenga para mí, para los
Obispos y para los sacerdotes de todo el mundo la gracia de servir al pueblo
santo de Dios mediante la alegre predicación del Evangelio, la sentida
celebración de los Sacramentos y la paciente y mansa guía pastoral».
(Traducción del italiano: Cecilia de Malak – RV)
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