(Diario,
1209-1229) . Novena a la Divina Misericordia, que Jesús me ordenó
escribir y hacer antes de la Fiesta de la Misericordia.
"Deseo que durante esos nueve días lleves a
las almas a la Fuente de Mi Misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda
gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente
en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi Corazón a un grupo
diferente de almas y la sumergirás en este mar de Mi Misericordia. Y a
todas estas almas Yo las introduciré en la Casa de Mi Padre. Lo
harás en esta vida y en la vida futura. Y no rehusaré nada a ningún alma
que traerás a la Fuente de Mi Misericordia. Cada día pedirás a Mi Padre
las gracias para estas almas por mi amarga Pasión".
Contesté: Jesús, no sé cómo hacer esta Novena y qué almas
introducir primero en Tu muy Misericordioso Corazón.
Y Jesús me
contestó que me diría, día por día, qué almas debía introducir en Su Corazón.
QUINTO DÍA
"Hoy tráeme a las almas de los herejes y de
los cismáticos (*), y sumérgelas en el mar de Mi Misericordia.
Durante Mi amarga Pasión, desgarraron Mi cuerpo y Mi Corazón, es decir, Mi
Iglesia. Según regresan a la Iglesia, Mis llagas cicatrizan y de este
modo alivian Mi Pasión".
Roguemos por los hermanos separados que creen en
Cristo pero que desgarran su Cuerpo Místico, para que vuelvan pronto a la
unidad de la Santa Iglesia.
Jesús sumamente misericordioso, que eres la bondad
misma, Tú no niegas la luz a quienes Te la piden. Acoge en la morada de Tu muy
compasivo Corazón a las almas de los hermanos separados que creen en
Ti y llévalas con Tu luz a la unidad con la Iglesia;
no las dejes alejarse de la morada de Tu
compasivísimo Corazón, sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de
Tu Misericordia.
Padre Eterno, mira con Misericordia a las
almas de los
hermanos separados que creen en Cristo y que
han malgastado Tus bendiciones y han abusado de Tus gracias por persistir
obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el Amor de Tu
Hijo y la amarga Pasión que sufrió por ellos,
ya que también ellos están acogidos en el sumamente
compasivo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen Tu
gran Misericordia por los siglos de los siglos.
Amén.
Al finalizar se recomienda rezar la CORONILLA DE LA DIVINA
MISERICORDIA
(*)Nota: Las palabras originales de Nuestro Señor son aquí “herejes y cismáticos”, ya que Él habló
a Sor Faustina según el contexto de su tiempo. Desde el Concilio Vaticano
II, las autoridades eclesiásticas han considerado impropio usar esas
denominaciones según las explicaciones expuestas en el Decreto Conciliar sobre
el Ecumenismo (# 3). Es apropiado usar en su lugar el término “los hermanos separados”. Sin
embargo con el tiempo la Iglesia ha decidido usar todavía otra denominación: “los
hermanos que creen en Cristo” (ver el Misal Romano, 1970) hoy
hermanos esperados en Cristo.
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