El Espíritu Santo puede sanarnos
y reconciliarnos. El Papa alienta el diálogo ecuménico - AP
30/04/2015 12:41
UNIDOS EN CRISTO
IMPULSEMOS LA PAZ Y LA JUSTICIA QUE EL MUNDO NECESITA CON URGENCIA
(RV).- Con su cordial
bienvenida a los Miembros de la Comisión Internacional anglicana – católica,
el Papa Francisco hizo hincapié en que aunque no se haya logrado aún la
comunión plena, «estamos convencidos de que el Espíritu Santo sigue
impulsándonos hacia ella, a pesar de las dificultades y de los nuevos
desafíos».
LA SANGRE DE LOS
CRISTIANOS PERSEGUIDOS NOS UNE Y EXHORTA A REALIZAR LO QUE EL SEÑOR QUIERE PARA
SU IGLESIA
No sólo en la antigüedad y en el pasado
reciente, subrayó el Santo Padre y recordó a los mártires anglicanos y
católicos en Uganda. Exhortando a no desalentarnos y a confiar aún más en
el poder del Espíritu Santo, que puede sanarnos, reconciliarnos y hacer todo lo
que humanamente parece imposible, el Sucesor del Pedro recordó la apremiante
actualidad del testimonio cristiano:
«Más allá de toda división, ya existe
un fuerte lazo que nos une: es el testimonio de los cristianos, pertenecientes
a Iglesias y tradiciones diversas, víctimas de persecuciones y violencias, sólo
a causa de la fe que profesan. La sangre de estos mártires nutrirá una nueva
era de compromiso ecuménico, una nueva apasionada voluntad de cumplir el
testamento del Señor: que todos sean uno (cfr. Jn 17,21). El testimonio de
estos nuestros hermanos y hermanas nos exhorta a realizar, con determinación,
lo que el Señor quiere para su Iglesia. Hoy el mundo tiene urgente necesidad
del testimonio común y alegre de los cristianos, de la defensa de la vida y de
la dignidad humana, en la promoción de la paz y de la justicia»
EL OBISPO DE ROMA
REITERÓ QUE LA CAUSA DE LA UNIDAD NO ES UN COMPROMISO OPCIONAL
Con sus felicitaciones por el trabajo
realizado, que prevé la publicación en breve plazo de cinco declaraciones
comunes en la segunda fase del diálogo entre anglicanos y católicos, el Papa
puso de relieve el tema elegido para la nueva sesión de este diálogo, sobre la
relación entre Iglesia universal e Iglesia local, con particular referencia a
los procesos de debate y decisiones sobrecuestiones morales y éticas.
También señaló que las divergencias que
nos dividen no se deben aceptar como inevitables y renovó su invitación a
invocar al Espíritu Santo, para poder responder a ‘los signos de los tiempos’:
«Invoquemos juntos los dones del
Espíritu Santo para ser capaces de responder con valentía a los ‘signos
de los tiempos’, que llaman a todos los cristianos a la unidad y al
testimonio común. Pueda el Espíritu inspirar abundantemente su trabajo».
(CdM – RV
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