(Diario,
1209-1229) . Novena a la Divina Misericordia, que Jesús me ordenó
escribir y hacer antes de la Fiesta de la Misericordia.
"Deseo que durante esos nueve días lleves a
las almas a la Fuente de Mi Misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda
gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente
en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi Corazón a un grupo
diferente de almas y la sumergirás en este mar de Mi Misericordia. Y a
todas estas almas Yo las introduciré en la Casa de Mi Padre. Lo
harás en esta vida y en la vida futura. Y no rehusaré nada a ningún alma
que traerás a la Fuente de Mi Misericordia. Cada día pedirás a Mi Padre
las gracias para estas almas por mi amarga Pasión".
Contesté: Jesús, no sé cómo hacer esta Novena y qué almas
introducir primero en Tu muy Misericordioso Corazón. Y Jesús me
contestó que me diría, día por día, qué almas debía introducir en Su Corazón.
SEXTO DÍA MIÉRCOLES 03 DE ABRIL DE 2013
"Hoy tráeme a las almas mansas y humildes y a
las almas de los niños pequeños, y sumérgelas en Mi Misericordia.
Éstas son las almas más semejantes a Mi Corazón. Ellas Me fortalecieron
durante Mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían
al pie de Mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de
gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir Mi gracia;
concedo Mi confianza a las almas humildes".
Roguemos por los niños pequeños y por aquellas
almas que se han hecho iguales a ellos en su pureza y simplicidad.
Jesús, tan misericordioso, Tú Mismo has dicho:
Aprendan de Mí, que Soy Manso y Humilde de Corazón. Acoge en la morada de
Tu compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los
niños pequeños. Estas almas llevan a todo el Cielo al éxtasis y son
las preferidas del Padre celestial. Son un ramillete perfumado ante
el Trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios Mismo. Estas almas tienen
una morada permanente en Tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno
de amor y misericordia por la eternidad.
De verdad el alma humilde y mansa aquí en la tierra
respira el paraíso. Y del perfume de su humilde corazón
Se deleita el Creador Mismo.
Padre Eterno, mira con Misericordia a las almas mansas y humildes y
a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el muy compasivo
Corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a Tu Hijo. Su
fragancia asciende desde la tierra y alcanza Tu Trono. Padre
de Misericordia y de toda bondad, te suplico por el Amor que tienes
por estas almas y el gozo que Te proporcionan, bendice al mundo entero para que
todas las almas canten juntas las alabanzas de Tu Misericordia por los
siglos de los siglos. Amén.
Al finalizar se recomienda rezar la CORONILLA DE LA DIVINA
MISERICORDIA
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