El Papa Francisco celebra la Misa matutina en la
Capilla de la Casa de Santa Marta - OSS_ROM
14/04/2015 12:29
(RV).- Una comunidad renacida en
el Espíritu Santo busca la armonía y es paciente en los
sufrimientos. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la
Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
Además, el Santo Padre advirtió
asimismo que los cristianos no deben acumular riquezas, sino ponerlas al
servicio de quien tiente necesidad, tal como hacía la primera comunidad guiada
por los Apóstoles.
¿Qué frutos aporta el Espíritu Santo a
una comunidad? En su homilía Francisco se detuvo en el pasaje de los Hechos de
los Apóstoles que describe la vida de la primera comunidad cristiana.
ARMONÍA Y BIEN COMÚN, SIGNOS DE UNA
COMUNIDAD RENACIDA
El Papa Bergoglio destacó los dos
signos del “renacimiento en una comunidad”. Y dijo que el primero es la
armonía:
“La comunidad renacida o de aquellos
que renacen en el Espíritu tiene esta gracia de la unidad, de la armonía. El
único que puede darnos la armonía es el Espíritu Santo, porque también él es la
armonía entre el Padre y el Hijo, es el don que hace la armonía. El segundo
signo es el bien común, o sea: ‘En efecto ninguno entre ellos estaba
necesitado, ninguno consideraba de su propiedad aquello que les pertenecía,
estaba al servicio de la comunidad. Sí, algunos eran ricos, pero al servicio.
Estos son los dos signos de una comunidad que vive en el Espíritu”.
EL DONO DE LA PACIENCIA EN LAS
DIFICULTADES
Éste – destacó el Papa – es un pasaje
“curioso”, porque “inmediatamente después comienzan” los problemas en el seno
de la comunidad, como por ejemplo, el ingreso de Ananías y Safira que
tratan de “estafar a la comunidad”:
“Estos son los patrones de los
benefactores que se acercan a la Iglesia, entran para ayudarla y para usar a la
Iglesia para sus propias especulaciones, ¿no? Después están las persecuciones
que fueron anunciadas por Jesús. La última de las bienaventuranzas de Mateo:
‘Bienaventurados cuando los insulten, y los persigan a causa mía… Alégrense’. Y
se leen tantas persecuciones de esta comunidad así. Jesús promete esto, promete
tantas cosas bellas, la paz, la abundancia: ‘Tendrán cien veces más con las
persecuciones’”.
En la “primera comunidad renacida del
Espíritu Santo – recordó Francisco – sucede esto: la pobreza, el bien común,
pero también los problemas, adentro y afuera”. Problemas adentro, como “aquella
pareja de especuladores, y afuera, con las persecuciones”. Pero Pedro dice a la
comunidad que no se sorprenda por estas persecuciones, porque “el fuego
purifica el oro”. Y la comunidad renacida del Espíritu Santo es purificada
precisamente “en medio de las dificultades y de las persecuciones”.
Por lo tanto, hay un tercer signo de
una comunidad renacida: “la paciencia en el soportar: soportar los problemas,
soportar las dificultades, soportar las murmuraciones, las calumnias, soportar
las enfermedades, soportar el dolor” de la pérdida de un propio ser querido.
NO ACUMULAR LAS RIQUEZAS, SINO
ADMINISTRARLAS PARA EL BIEN COMÚN
La comunidad cristiana – dijo también
el Santo Padre – “hace ver que ha renacido en el Espíritu Santo cuando es una
comunidad que busca la armonía”, no la división interna; “cuando busca la
pobreza”, “no la acumulación de riquezas para sí, porque las riquezas son para
el servicio”. Y cuando “no se enoja inmediatamente ante las dificultades o se
siente ofendida”, sino que es paciente como Jesús:
“En esta segunda semana de Pascua,
durante la que celebramos los misterios pascuales, nos hará bien pensar en
nuestras comunidades, diocesanas, parroquiales, familiares o tantas otras, y
pedir la gracia de la armonía que es más que la unidad – la unidad armoniosa,
la armonía, que es el don del Espíritu – y pedir la gracia de la pobreza – no
de la miseria, de la pobreza: ¿Qué significa? Que si yo tengo lo que tengo,
debo administrarlo bien por el bien común y con generosidad – y pedir la gracia
de la paciencia, de la paciencia”.
Que el Señor – concluyó diciendo el
Papa – “nos haga comprender a todos que no sólo cada uno de nosotros ha
recibido esta gracia en el Bautismo de renacer en el Espíritu, sino también
nuestras comunidades”.
(María Fernanda Bernasconi -
RV).
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