Según una
antigua leyenda irlandesa un hombre llamado Jack había sido muy malo y no podía
entrar en el cielo. Tampoco podía ir al infierno porque le había jugado
demasiados trucos al demonio. Tuvo por eso que permanecer en la tierra vagando
por los caminos, con una linterna a cuesta. Esta linterna primitiva se hace
vaciando un vegetal y poniéndole dentro un carbón encendido. Jack entonces se
conocía como "Jack of the Lantern" (Jack de la Linterna) o,
abreviado, Jack-o-'Lantern.
Los
druidas llevaban con ellos un nabo grande, el cual habían ahuecado en el
interior, con una cara tallada en el frente, para representar el espíritu
demoníaco del que recibían su poder y conocimiento, mismo que se encargaría de
ejecutar toda maldición e iluminar su camino. Este espíritu se llama “espíritu
familiar”.
El nabo,
encendido por una vela dentro, era una linterna para los druidas por la noche.
Ellos llamaron “Jock” al espíritu de la linterna.
Cuando
estas prácticas llegaron a Norteamérica en los siglos 18 y 19, los
colonizadores hallaron que los nabos no eran tan grandes, así que los
substituyeron por calabazas.
Desde
entonces a esta figura tan representativa del Halloween se le llamó
“Jock, el
que vive en la linterna” y después vino a ser “Jack-O-Lantern” o Linterna de
Jack.
Para
ahuyentar a Jack-o-'Lantern, la gente supersticiosa ponía una linterna similar
en la ventana o frente a la casa. Cuando la tradición se popularizó en USA, el
vegetal con que se hace la linterna comenzó a ser una calabaza la cual es parte
de las tradiciones supersticiosas de Halloween. Para producir un efecto
tenebroso, la luz sale de la calabaza por agujeros en forma del rostro de una
calavera o bruja.
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