Una fiesta
de disfraces no es algo intrínsecamente malo. Pero sí hay que tener cuidado de que
el disfraz no tape la conciencia del pudor, del respeto a lo sagrado y de la
moral en general, lo cual suele ocurrir, sobre todo cuando se añade la bebida
alcohólica.
JESUCRISTO ES VICTORIOSO SOBRE EL MAL
La
cultura moderna, jactándose de ser pragmática y científica, se aparta de Dios
considerándolo un mito ya superado. Al mismo tiempo, para llenar el vacío del
alma, el hombre de hoy retrocede cada vez más al absurdo de la superstición y
del paganismo. Ha cambiado a Dios por el mismo demonio. Sin la fe, el hombre se
arrastra hacia la necesidad de protegerse de fuerzas que no puede dominar. Vive
con miedo le necesita expresarlo. Busca de alguna manera con sus ritos
exorcizar las fuerzas superiores.
No es de extrañar entonces que vivamos en una cultura de la muerte en la que
millones de niños son abortados cada año y muchos más mueren de hambre y
abandono.
Como católicos, profesamos que solo
Jesucristo nos libera de la muerte. Solo Él es la luz que brilla en la oscuridad
de los largos inviernos espirituales del hombre.
Solo Él nos protege de la monstruosidad de
Satanás y los demonios.
Solo Él le da sentido al sufrimiento con su
Cruz.
Solo Él es vencedor sobre el horror y la
muerte.
Solo Dios basta para quién ha recibido la
gracia y vive como discípulo de Cristo.
Ante Cristo la cultura de la muerte cede el
paso al amor y la vida.
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