“Detenemos la mirada en María y
reconocemos en ella
una imagen perfecta de la
discípula misionera.
Ella nos exhorta a hacer lo que
Jesús nos diga (cf Jn 2.5)
para que Él pueda derramar su
vida.
Junto con ella, queremos estar atentos
una vez más
a la escucha del Maestro, y,
entorno a ella,
volvemos a recibir con
estremecimiento el mandato
misionero de su hijo:
Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos
(Mt 28, 19).
Lo escuchamos como comunidad de
discípulos
misioneros, que hemos
experimentado el encuentro vivo con Él
y queremos compartir todos los
días con los demás esa alegría
incomparable.”
N. 364 Documento Conclusivo CELAM
(Aparecida, Brasil, mayo 2007)
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