Padre, regala a todas las familias la presencia de esposos fuertes y
sabios,
que sean manantial de una familia libre y unida.
Padre, da a los padres una casa para vivir en paz con su familia.
Padre, concede a los hijos que sean signos de confianza y de esperanza y
a
jóvenes el coraje del compromiso estable y fiel.
Padre, ayuda a todos a poder ganar el pan con sus propias manos,
a gustar la
serenidad del espíritu y a mantener viva la llama de la fe
también en tiempos
de oscuridad.
Padre, danos la alegría de ver florecer una Iglesia cada vez más fiel y creíble, una ciudad justa y humana, un mundo que ame la verdad, la justicia y la misericordia
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