(RV).- (Con audio. Actualizado con video)
A través del Espíritu Santo, Dios ha dado a los cristianos el Cielo
como “anticipo” de eternidad. Pero a veces los cristianos se olvidan de
este don para seguir una vida “opaca” e hipócrita. Lo afirmó el Papa
Francisco en su homilía de la Misa matutina presidida en la capilla de
la Casa de Santa Marta.
El Pontífice destacó que el Espíritu
Santo es el “sello” de luz con el que Dios ha dado el Cielo a los
cristianos, los cuales, muchas veces, olvidan esta luz a cambio de una
vida de penumbra o, peor aún, de luz falsa, esa que brilla en la
hipocresía. El Papa reflexionó siguiendo la lectura de Pablo, que
explica a los cristianos de Éfeso que, por haber creído en el Evangelio,
recibieron “el sello del Espíritu Santo”. Y explicó que con este don,
Dios “no sólo nos ha elegido”, sino que además nos dado un estilo, “un
modo de vivir, que no es sólo “una lista de hábitos”, es algo más, es,
precisamente, “una identidad”:
“Nuestra identidad es
precisamente este sello, esta fuerza del Espíritu Santo, que todos
nosotros hemos recibido en el Bautismo. Y el Espíritu Santo ha sellado
nuestro corazón y, además, camina con nosotros. Este Espíritu, que había
sido prometido – Jesús lo había prometido – esto Espíritu no sólo nos
da la identidad, sino que también es anticipo de nuestra herencia. Con
Él el Cielo comienza. Nosotros estamos viviendo precisamente este Cielo,
esta eternidad, porque hemos sido sellados por el Espíritu Santo, que
precisamente es el inicio del Cielo: era el anticipo; lo tenemos en
nuestras manos. Nosotros tenemos el Cielo en nuestras manos con este
sello”.
Francisco prosiguió explicando que sin embargo tener
el Cielo como anticipo de eternidad no impide a los cristianos “resbalar
al menos en un par de tentaciones”. Primero – afirmó textualmente –
“cuando nosotros queremos, no digo borrar la identidad, sino volverla
opaca”:
“Es el cristiano tibio. Es cristiano, sí. Va a Misa el
domingo, sí. Pero en su vida la identidad no se ve. También vive como
un pagano: puede vivir como un pagano, pero es cristiano. Ser tibios.
Volver opaca nuestra identidad. Y el otro pecado, aquel del que Jesús
hablaba a sus discípulos y hemos oído: ‘Estén atentos a la levadura de
los fariseos, que es la hipocresía’. ‘Hacer de cuenta que’: yo hago de
cuenta que soy cristiano, pero no lo soy. No soy transparente, digo una
cosa – ‘sí, sí, soy cristiano’ – pero hago otra que no es cristiana”.
En
cambio, y el mismo Pablo lo recuerda en otro pasaje, una vita cristiana
vivida según la identidad creada por el Espíritu Santo trae como dote –
subrayó el Papa – dones de otro calibre:
“Amor, alegría, paz,
magnanimidad, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de
sí. Y éste es nuestro camino hacia el Cielo, es nuestro camino, que hace
que comience el Cielo desde acá. Porque tenemos esta identidad
cristiana, hemos sido sellados por el Espíritu Santo. Pidamos al Señor
la gracia de estar atentos a este sello, a nuestra identidad cristiana,
que no sólo es promesa, no, ya la tenemos en nuestras manos como
anticipo”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO:
LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN:
PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA,
TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO,
Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…".
"ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN;
NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA.
¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE?
¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO?
¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA?
¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?.
QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …”
Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.
lunes, 20 de octubre de 2014
Dios nos ha dado el Cielo como anticipo de eternidad, dijo Francisco
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario