San Luis María Grignion de Montfort
[126]
Para recitar bien el Rosario, después de invocar al Espíritu Santo, ponte un
momento en presencia de Dios y ofrece las decenas como te enseñaré más
adelante.
Antes de
empezar cada decena, detente un momento, más o menos largo según el tiempo de
que dispongas, a considerar el misterio que vas a contemplar en dicha decena. Y
pide por ese misterio y por intercesión de la Santísima Virgen, una de las
virtudes que más sobresalgan en él o que más necesites.
LOS DOS DEFECTOS MÁS COMUNES QUE COMETEN QUIENES
REZAN EL ROSARIO:
- El primero es el no formular ninguna intención antes de comenzarlo. De modo que si les preguntas por qué lo rezan, no saben qué responder. Ten, pues, siempre ante la vista una gracia por pedir, una virtud que imitar o un pecado por evitar;
- El segundo defecto, en que se cae al rezar el Rosario, es no tener otra intención que la de acabarlo pronto. Procede este defecto de considerar el Rosario como algo oneroso y tremendamente pesado hasta haberlo terminado, sobre todo si te has obligado a rezarlo en conciencia o te lo han impuesto como penitencia y como a pesar tuyo.
- [127] Da tristeza ver cómo recita el Rosario la mayoría de las gentes: con precipitación increíble, comiéndose las palabras... No osarías felicitar así al último de los hombres... ¿Crees acaso que Jesús y María se sentirán con ello muy honrados? Después de esto, ¿por qué asombrarte de que las plegarias más santas de la religión cristiana queden casi sin fruto alguno, y de que, después de rezar mil y diez mil Rosarios, no seas más santo?
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