TODOS
SOMOS MISIONEROS
Los
católicos por lo general, somos pasivos y hay unos pocos que son muy activos,
pareciera que la obligación de llevar el mensaje de Jesucristo a todo el mundo,
es de un pocos voluntarios, pero como está el mundo, ha llegado el momento en
que todos los católicos comencemos actuar, esto es no dejar que las cosas
transcurran por si solas. Esto implica que tenemos que realizar la acción
verbal que expresamos y que rezamos, es tiempo de dejar de ser fieles que solo
recibimos, ya es hora de salir a predicar todo lo que diariamente aprendimos de
nuestra fe, ciertamente, dentro de nuestros medios y posibilidades, pero
tenemos que disponernos a actuar y asumir nuestro papel de misionero.
Algunas
rápidas reflexiones, expresan que si no fuera por las viudas y las personas que
están en las últimas etapas de sus vidas, los templos estarían casi vacíos.
Mis
recuerdos de niño monaguillo, casi medio siglo atrás, eran de 4 celebraciones
los domingos por la mañana y una por la tarde, a templo lleno, hoy en muchos
templos hay una sola celebración los domingos, la de medio día, lo paradójico
es ver cuanta gente mira el reloj a la hora de la homilía, y parece que en vez
de elevar una plegaria a Dios por sus necesidades, la eleva pidiendo que la
predica sea breve.
Por
cierto, esto no es lo que hacen todas las personas.
Dios
quiera, que con el esfuerzo misionero de todos traigamos más fieles a
participar de la Eucaristía, y que al mismo tiempo nos regale más Vocaciones,
sin Sacerdote, no hay Misa.
El MISIONERO
es la persona que enseña y predica la religión cristiana en las Misiones o en
tierras de no creyentes en nuestra fe, y estas tierras, no solo están en un
continente lejano, son también en las que vivimos, la que pisamos a diario.
Para el
cristiano, ser misionero, es una obligación que tenemos que cumplir, este es un
encargo que nos dejó Jesucristo.
Y cada
vez que participamos en las celebraciones eucarísticas, recibimos el encargo de
misionar, en efecto en la Santa EUCARISTÍA, nos encontramos con CRISTO RESUCITADO,
por
tanto luego tenemos que ser testigos de su resurrección en el mundo, escuchamos
la Palabra de Dios, luego nos toca transmitirla a los demás, recibimos el Pan
que da la vida;
luego
estamos invitados a vivir la vida nueva, nos reunimos como hermanos, por tanto
luego nos dispersamos para ser hermanos de todos los hombres, alabamos a Dios
con nuestras oraciones y con nuestros cantos, por tanto convertimos nuestra
vida ordinaria en una alabanza continua a Dios.
En la
Eucaristía, Nos hemos asociado a la entrega total de Cristo al Padre y a los
hombres; ahora vamos a verificar esta entrega con todas nuestras obras.
María,
Madre de Dios, ruega por nosotros
Autor: P. Pedro Sergio Antonio
Donoso Brant ocds
No hay comentarios:
Publicar un comentario