¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE?
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…". "ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?. QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …” Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.

lunes, 18 de noviembre de 2013

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA DÍA OCTAVO



Por la señal…

ACTO DE CONTRICIÓN:

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido. Propongo firmemente nunca más volver a pecar y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos; confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Ofrezco mi vida, obra y trabajos en satisfacción de todos mis pecados. Y así confío en que por vuestra infinita bondad me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén

INVOCACIÓN.

Benignísima Madre de Misericordia Hija de Dios Padre, Madre de Dios, Esposa del Espíritu Santo, Noble descanso de todos.
Vos sois en las cosas dudosas nuestra luz; en las tristes das consuelo; en las angustias alivio; y en los peligros y tentaciones fiel socorro.
Sois paraíso de gracia y espirituales dones. Bienaventurados los que de veras os aman y sirven, y los que por santidad de vida se hacen siervos y devotos nuestros,  a vuestra piedad pues, recurro, Reina
 y Señora mía para que me enseñéis, gobernéis y defendáis en todas las horas y momentos de mi vida suplicándoos humildemente ahora me alcancéis de la Majestad Divina la gracia que al presente os pido,
 si conviniere para bien de mi alma y si no conviene, vos, como abogada mía, dirigid mi voluntad sólo a lo que se honra y gloria de Dios y salvación de mi alma.

ORACIÓN PREPARATORIA

Virgen y Madre Inmaculada,
mira con ojos misericordiosos al
hijo que viene a Ti, lleno de confianza y amor,
 a implorar tu maternal protección,
 y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita
Medalla Milagrosa.
Creo y espero en tu Medalla, Madre mía del Cielo,
 y la amo con todo mi corazón,
y tengo la plena seguridad de que
no me veré desatendido. Amén.


DÍA OCTAVO

Fueron tantos y tan portentosos los milagros obrados por doquier por la nueva medalla (conversiones de pecadores obstinados, curación de enfermos desahuciados, hechos maravillosos de todas clases) que la voz popular empezó a denominarla con el sobrenombre de la medalla de los milagros, la medalla milagrosa; y con este apellido glorioso se ha propagado rápidamente por todo el mundo.
Deseosos de contribuir también nosotros a la mayor Gloria de Dios y honor de su Madre Santísima, seamos desde este día apóstoles de su milagrosa medalla.

ORACIONES FINALES

Después de unos momentos de pausa para meditar el mensaje  leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestro socorro y reclamado vuestra asistencia haya sido abandonado de Vos. Con esta confianza a Vos corremos,
oh Virgen de las vírgenes; y. gimiendo bajo el peso de nuestros pecados, nos postramos a vuestros pies. Oh Madre del Verbo,
no despreciéis nuestras súplicas, antes bien escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

Rezar tres avemarías con la jaculatoria:

                        OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA,                      
ROGAD POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A VOS.


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