En
la época medieval, había un monasterio muy reconocido en Europa, que fue una de
las fuentes de la sabiduría religiosa, filosófica y litúrgica que la iglesia
tuvo. El monasterio del Santo Abad
Odilón de Cluny, percibió la piedad popular en forma muy personal y
expresiva, mucha gente que iba allá rendía culto a sus difuntos.
De
forma interna, se estableció la regla de que todos los monjes puedan tener un
día determinado para el homenaje a los difuntos. Luego, el monje Isidoro de
Sevilla mandó en la "REGLA DE LOS MONJES" que el día de PENTECOSTÉS
se celebre el SANTO SACRIFICIO DE LOS
FIELES DIFUNTOS.
En
1915, el Papa Benedicto XV extendió este
privilegio a toda la iglesia, con el fin de tener una MISA ESPECIAL PARA
LOS DIFUNTOS, siguiendo las normas de 3 divisiones:
1.
Una
MISA DE VÍSPERA,
2.
Una
al mediodía y
3.
Otra
en la noche.
4.
Es
allá donde se institucionalizó y se oficializó esta conmemoración que luego se
expandió por toda Europa.
La
LITURGIA ROMANA fue introducida en el siglo XIV.
Luego
se escogió el día 2 de noviembre como DÍA
DE LOS FIELES DIFUNTOS por la proximidad con la fiesta de TODOS SANTOS.
Este día es feriado, está establecido internacionalmente por su intencionalidad
de encuentro con los seres queridos.
De
este modo, las dos fiestas que casi se juntan en el calendario, el 1 y 2 de noviembre como TODOS SANTOS y DÍA
DE LOS DIFUNTOS respectivamente, tienen su origen en el cristianismo
antiguo.
El
teólogo, afirma que esta celebración, al igual que todas, surgió del sentir del
pueblo. Todos los eclesiásticos han tenido presentes las movilizaciones
populares y colocaron una fecha de celebración.
La
gente deseaba celebrar a sus difuntos y tenerlos en un momento tan especial
como la MISA y la Iglesia habría tomado sintonía hacia estos receptores.
Sobre
la presencia de espíritus en la tierra.
Para
el sacerdote, teólogo, la creencia de que los espíritus llegan a la tierra en
el Día de los Difuntos, puede adjudicarse a lo que se conoce como purgatorio,
pues las penas se purgan en un lugar intermedio entre la tierra y el cielo.
"Todo
depende de las interpretaciones que les demos. Nosotros tenemos que aceptar y
asumir que es una realidad y una manifestación muy propia de la gente y del
pueblo. No puedes avasallar una tradición simplemente por una inclinación
teológica que tengas frente a una manifestación que puede ser demasiado
ficticia para uno" afirma.
Según
el sacerdote, habría que hacer un estudio de la misma para-psicología, efectos
sobrenaturales, efectos que se producen en uno mismo psicológicamente.
Lo
simbólico del ritual.
"Hemos
confundido a la gente con una serie de teorías, no se ha interpretado el mensaje
que la gente expresa. De alguna manera se perdió la sensibilidad, la era es más
de sentimientos y menos racional… los signos se manifiestan tanto en la
religiosidad popular como en otros sectores de la ciudadanía y tienen valor
siempre que tengamos la capacidad de volvernos sensibles a lo que se está
expresando por detrás del signo, eso es muy valioso" dice el padre
Francisco.
Pueden
existir rechazos de la parte eclesiástica oficial, otros sectores lo expresan
de determinadas formas. Pero no se puede criticar una manifestación sin
conocerla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario