(RV).- También este año se hizo público el MENSAJE DEL CONSEJO PONTIFICIO PARA LA PASTORAL DE LOS EMIGRANTES E
ITINERANTES CON MOTIVO DEL DOMINGO DEL MAR, que se celebrará el 14 de
julio. Firmado por el cardenal Antonio Maria Vegliò, y Mons. Joseph
Kalathiparambil, respectivamente presidente y secretario de este dicasterio, en
el texto se destacan los efectos complejos de la globalización y las
situaciones de injusticia que deben afrontar los marítimos, especialmente
cuando los equipajes están sujetos a restricciones para bajar a tierra, cuando
son abandonados junto con las embarcaciones en las que trabajan, y cuando caen
bajo la amenaza de la piratería marítima o sufren los daños de la pesca ilegal.
En el mensaje se afirma que la vulnerabilidad de los marítimos, pescadores y navegantes, debe hacer aún más atenta la solicitud de la Iglesia y estimular el cuidado materno que manifiesta a todos los que encuentra en los puertos o en las naves, o asistiendo a bordo en los largos meses de embarque.
Con estas palabras dirigidas por el Papa Benedicto XVI a los participantes en el XXIII Congreso Mundial del Apostolado del Mar, celebrado en la Ciudad del Vaticano en noviembre del año pasado, se recuerda que desde hace más de 90 años, la Iglesia Católica, a través de esta Obra del Apostolado, con su red de capellanes y voluntarios presentes en más de 260 puertos del mundo, ha demostrado su cuidado materno proporcionando bienestar espiritual y material a los marinos, pescadores y a sus familias.
Y añade que al celebrar el Domingo del Mar, se desea invitar a todos los miembros de las comunidades cristianas a tomar conciencia y a reconocer el trabajo de casi un millón quinientos mil marinos, que a cualquier hora navegan a bordo de una flota globalizada y mundial, compuesta por 100 mil buques que transportan el 90 por ciento de los productos manufacturados.
“Muy a menudo – se lee en el mensaje – no nos damos cuenta de que la mayoría de los objetos que utilizamos a diario son transportados por barcos que cruzan de un lado a otro los océanos. Tripulaciones multinacionales experimentan a bordo condiciones de vida y de trabajo complejas; transcurren meses lejos de sus seres queridos; son víctimas del abandono en puertos extranjeros sin percibir salario y de la criminalización, y deben soportar las calamidades naturales y humanas.
Roguemos a María, la Estrella del Mar, concluye el mensaje, que ilumine y acompañe nuestra misión orientada a sostener el esfuerzo de los fieles llamados a dar testimonio en ese ambiente con su vida cristiana.
En el mensaje se afirma que la vulnerabilidad de los marítimos, pescadores y navegantes, debe hacer aún más atenta la solicitud de la Iglesia y estimular el cuidado materno que manifiesta a todos los que encuentra en los puertos o en las naves, o asistiendo a bordo en los largos meses de embarque.
Con estas palabras dirigidas por el Papa Benedicto XVI a los participantes en el XXIII Congreso Mundial del Apostolado del Mar, celebrado en la Ciudad del Vaticano en noviembre del año pasado, se recuerda que desde hace más de 90 años, la Iglesia Católica, a través de esta Obra del Apostolado, con su red de capellanes y voluntarios presentes en más de 260 puertos del mundo, ha demostrado su cuidado materno proporcionando bienestar espiritual y material a los marinos, pescadores y a sus familias.
Y añade que al celebrar el Domingo del Mar, se desea invitar a todos los miembros de las comunidades cristianas a tomar conciencia y a reconocer el trabajo de casi un millón quinientos mil marinos, que a cualquier hora navegan a bordo de una flota globalizada y mundial, compuesta por 100 mil buques que transportan el 90 por ciento de los productos manufacturados.
“Muy a menudo – se lee en el mensaje – no nos damos cuenta de que la mayoría de los objetos que utilizamos a diario son transportados por barcos que cruzan de un lado a otro los océanos. Tripulaciones multinacionales experimentan a bordo condiciones de vida y de trabajo complejas; transcurren meses lejos de sus seres queridos; son víctimas del abandono en puertos extranjeros sin percibir salario y de la criminalización, y deben soportar las calamidades naturales y humanas.
Roguemos a María, la Estrella del Mar, concluye el mensaje, que ilumine y acompañe nuestra misión orientada a sostener el esfuerzo de los fieles llamados a dar testimonio en ese ambiente con su vida cristiana.
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