11
de julio, 2013. (Romereports.com)
El Papa Francisco ha
aprobado un milagro
atribuido a la intercesión de Álvaro
del Portillo, uno de los colaboradores más cercanos de San Josemaría Escrivá.
Un milagro con una historia sorprendente.
Todo comenzó en Santiago de Chile, en junio de 2003, cuando el bebé José Ignacio Ureta Wilson fue declarado clínicamente muerto.
Sólo dos días después de nacer, José Ignacio había sido operado a causa de una grave malformación en el abdomen y en el corazón. La operación salió bien, pero repentinamente empeoró su estado de salud.
SUSANA WILSON
Madre de José Ignacio
“Estábamos en la casa de mis suegros y a las 2,30 de la tarde, por ahí, nos llamaron de la clínica y nos dijeron que fuéramos allí inmediatamente porque José Ignacio no estaba bien”.
El corazón del bebé había dejado de latir y sufrió un paro cardíaco. Los médicos trataron de reanimarlo. Lo intentaron durante 30 minutos. Al final se rindieron.
JOSÉ IGNACIO RODRÍGUEZ
Pediatra
“Continuamos las maniobras de reanimación cardíaca en forma sostenida, sin suspenderla. A los 30 minutos sencillamente veíamos que no había mejoría, comenzamos a disminuir el ritmo de las maniobras”.
La madre del bebé no perdió la esperanza. Mientras esperaba, entre lágrimas pedía un milagro a Dios por intercesión de Álvaro del Portillo.
FRANCISCO JAVIER URETA
Padre de Jose Ignacio
“La veía a ella rezando de una manera impresionante. Con una fe y un fervor increíble”.
En ese momento sucedió algo inesperado. El corazón del bebé comenzó a latir de nuevo y retomó su ritmo normal. Los médicos dicen que no encuentran una explicación científica a lo ocurrido.
JOSÉ IGNACIO RODRÍGUEZ
Pediatra
“Sin mediar explicación, el corazón de José Ignacio retomó ritmo, progresivamente y en forma sostenida. Y ahora lo tienen con ustedes y con nosotros”.
A pesar de todas las complicaciones que sufrió el bebé después de la operación, hoy está perfectamente. Le encanta el fútbol, juega al tenis y le gusta bailar. Sus padres no tienen duda de que Dios lo curó milagrosamente a través de la intercesión de Álvaro del Portillo.
Todo comenzó en Santiago de Chile, en junio de 2003, cuando el bebé José Ignacio Ureta Wilson fue declarado clínicamente muerto.
Sólo dos días después de nacer, José Ignacio había sido operado a causa de una grave malformación en el abdomen y en el corazón. La operación salió bien, pero repentinamente empeoró su estado de salud.
SUSANA WILSON
Madre de José Ignacio
“Estábamos en la casa de mis suegros y a las 2,30 de la tarde, por ahí, nos llamaron de la clínica y nos dijeron que fuéramos allí inmediatamente porque José Ignacio no estaba bien”.
El corazón del bebé había dejado de latir y sufrió un paro cardíaco. Los médicos trataron de reanimarlo. Lo intentaron durante 30 minutos. Al final se rindieron.
JOSÉ IGNACIO RODRÍGUEZ
Pediatra
“Continuamos las maniobras de reanimación cardíaca en forma sostenida, sin suspenderla. A los 30 minutos sencillamente veíamos que no había mejoría, comenzamos a disminuir el ritmo de las maniobras”.
La madre del bebé no perdió la esperanza. Mientras esperaba, entre lágrimas pedía un milagro a Dios por intercesión de Álvaro del Portillo.
FRANCISCO JAVIER URETA
Padre de Jose Ignacio
“La veía a ella rezando de una manera impresionante. Con una fe y un fervor increíble”.
En ese momento sucedió algo inesperado. El corazón del bebé comenzó a latir de nuevo y retomó su ritmo normal. Los médicos dicen que no encuentran una explicación científica a lo ocurrido.
JOSÉ IGNACIO RODRÍGUEZ
Pediatra
“Sin mediar explicación, el corazón de José Ignacio retomó ritmo, progresivamente y en forma sostenida. Y ahora lo tienen con ustedes y con nosotros”.
A pesar de todas las complicaciones que sufrió el bebé después de la operación, hoy está perfectamente. Le encanta el fútbol, juega al tenis y le gusta bailar. Sus padres no tienen duda de que Dios lo curó milagrosamente a través de la intercesión de Álvaro del Portillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario