"VÍA
CRUCIS" latín de "CAMINO DE LA CRUZ" .
También
conocido como "ESTACIONES DE LA CRUZ" y
"VÍA
DOLOROSA".
Se
trata de un camino de oración que busca adentrarnos en la meditación de la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en su camino al Calvario. El camino se
representa con una serie de imágenes de la Pasión o "Estaciones"
correspondientes a incidentes particulares que Jesús sufrió por nuestra
salvación.
El
VÍA CRUCIS
es una devoción centrada en los MISTERIOS DOLOROSOS de CRISTO, que se meditan y
contemplan caminando y deteniéndose en
las estaciones que, del PRETORIO AL CALVARIO, representan los episodios más
notables de la PASIÓN.
La
difusión del ejercicio del VÍA CRUCIS
ha estado muy vinculada a la Orden franciscana. Pero no fue San Francisco quien
lo instituyó tal como lo conocemos, si bien el Pobrecillo de Asís acentuó y
desarrolló grandemente la devoción a la humanidad de Cristo y en particular a
los misterios de Belén y del Calvario, que culminaron en su experiencia mística
en la estigmatización del Alverna;
más
aún, San Francisco compuso un OFICIO
DE LA PASIÓN de marcado carácter bíblico, que es como un «vía
crucis franciscano», y que rezaba a diario, enmarcando cada hora en una
antífona dedicada a la Virgen. En todo caso, fue la Orden francisana la que,
fiel al espíritu de su fundador, propagó esta devoción, tarea en la que destacó
especialmente San Leonardo de Porto Maurizio.
El
VÍA CRUCIS consta de 14 estaciones,
cada una de las cuales se fija en un
paso o episodio de la Pasión del Señor. A veces se añade una decimoquinta,
dedicada a la RESURRECCIÓN DE CRISTO. En la práctica de este ejercicio piadoso,
las estaciones tienen un núcleo central, expresado en un pasaje del Evangelio o
tomado de la devota tradición cristiana, que propone a la meditación y
contemplación uno de los momentos importantes de la Pasión de Jesús. Puede
seguirle la exposición del acontecimiento propuesto o la predicación sobre el
mismo, así como la meditación silenciosa. Ese núcleo central suele ir precedido
y seguido de diversas preces y oraciones, según las costumbres y tradiciones de
las diferentes regiones o comunidades eclesiales.
En
la práctica comunitaria del VÍA CRUCIS,
al principio y al final, y mientas se va de una estación a otra, suelen
introducirse cantos adecuados.
Aquí
ofrecemos el Vía crucis con textos e imágenes que ayuden a meditar y contemplar
«los excesos del amor de Cristo». Los fieles y las comunidades sabrán escoger
lo que les sea más útil en sus circunstancias y lo que mejor les ayude a seguir
a Cristo, acompañando a María y acompañados de ella.
Tomado de Franciscanos org
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