AYUNO:
Disciplina espiritual por la que
voluntariamente se renuncia a ciertos alimentos por un tiempo definido con el
fin de liberarse de los apegos carnales;
para imitar los sufrimientos de Cristo durante su pasión y a través de
toda su vida terrena y poner todo el corazón en Dios.
El ayuno nos recuerda que la
conversión afecta y debe afectar todas las áreas de nuestra vida.
ABSTINENCIA:
Es la virtud que consiste en privarse
total o parcialmente de satisfacer los apetitos. La privación de determinados
alimentos o bebidas, en cumplimiento de preceptos religiosos o de voto
especial. Se puede aplicar a cualquier tipo de abstención, desde no tomar licor
hasta la abstención sexual, como acto penitencial privado que se observa por un
tiempo.
Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo
ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.
LA IGLESIA RECOMIENDA EL AYUNO
(Canon 1249) como ayuda al dominio de las pasiones y como reparación de los
pecados. El ayuno siempre ha sido y es parte de la ascética católica.
No fue rechazado, como dicen
algunos, por el Concilio Vaticano II.
La vida
de los santos manifiesta el valor del ayuno y la importancia de
integrarlo en una vida de caridad. Algunas comunidades religiosas han
incluido el ayuno en su regla.
La Virgen
Santísima en
varias apariciones (La Salette, Lourdes, Fátima) nos exhorta a la penitencia,
práctica que en la tradición de la Iglesia incluye el ayuno.
FUNDAMENTO BÍBLICO DEL AYUNO
El
ejemplo principal es el de Jesucristo, quién preparó su ministerio público
retirándose al desierto para orar y ayunar por cuarenta días (Lucas 4 y Mateo 4).
Basado en
Su ejemplo podemos entender que Su crítica al ayuno de los fariseos se
fundamenta en la falta de sinceridad con que la hacían y no en el ayuno en sí
mismo.
El ayuno
auténtico debe siempre estar unido a la conversión, la sinceridad y la conducta
moral.
«Más ahora todavía - oráculo de Yahvé - volved a mí de todo corazón, con
ayuno, con llantos, con lamentos.» Desgarrad vuestro corazón y no vuestros
vestidos, volved a Yahvé vuestro Dios, porque Él es clemente y compasivo, tardo
a la cólera, rico en amor, y se ablanda ante la desgracia. - Joel 2, 12-13
Los profetas enseñan que la compasión y la conducta ética es más
aceptable que el ayuno mezclado de contiendas. Is 58, 4-7; Zacarías 7, 5-10 .
No se
rechazan el ayuno sino que lo sitúan en contexto.
El ayuno
es necesario como forma de vida para estar listo y saber descubrir la presencia
de Dios. Lucas 2,37:
"(Ana) no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios
con ayuno y oraciones"
No hay comentarios:
Publicar un comentario