El
ejercicio devoto de las Estaciones de la Cruz ayuda a renovar nuestro recuerdo
de los sufrimientos de Cristo en su camino desde el praetorium de Pilato, donde
fue condenado a muerte, hasta el Monte Calvario, donde por nuestra salvación
murió en la cruz
Se
concede indulgencia plenaria a los fieles cristianos que devotamente hacen las
Estaciones de la Cruz.
INDULGENCIAS
Las
instrucciones de la Sagrada Congregación, aprobadas por el papa Clemente XII en
1731, prohíben especificar que o cuantas indulgencias pueden ganarse con las
Estaciones de la Cruz. En 1773 Clemente XIV concedió la misma indulgencia, bajo
ciertas circunstancias, a los crucifijos bendecidos para el rezo de las
Estaciones, para el uso de los enfermos, los que están en el mar, en prisión u
otros impedidos de hacer las Estaciones en la iglesia. La condición es que
sostengan el crucifijo en sus manos mientras rezan Padre Nuestro, el Ave María
y el Gloria un número determinado de veces. Estos crucifijos especiales no
pueden venderse, prestarse ni regalarse sin perder las indulgencias ya que son
propias para personas en situaciones especiales.
Regulaciones
actuales sobre las indulgencias Publicadas en el Enchiridion Indulgentiarium
Normae et Concessiones, Mayo de 1986, Librería Editrice Vaticana. (Traducción
del inglés por el Padre Jordi Rivero).
Se
concede indulgencia plenaria a los fieles cristianos que devotamente hacen las
Estaciones de la Cruz.
El
ejercicio devoto de las Estaciones de la Cruz ayuda a renovar nuestro recuerdo
de los sufrimientos de Cristo en su camino desde el praetorium de Pilato, donde
fue condenado a muerte, hasta el Monte Calvario, donde por nuestra salvación
murió en la cruz.
LAS NORMAS PARA OBTENER ESTAS INDULGENCIAS
PLENARIAS SON:
1. Deben hacerse ante Estaciones de la Cruz erigidas según la ley.
2. Deben
haber catorce cruces. Para ayudar en la devoción estas cruces están normalmente
adjuntas a catorce imágenes o tablas representando las estaciones de Jerusalén.
3. Las
Estaciones consisten en catorce piadosas lecturas con oraciones vocales. Pero
para hacer estos ejercicios solo se requiere que se medite devotamente la
pasión y muerte del Señor. No se requiere la meditación de cada misterio de las
estaciones.
4. El movimiento de una Estación a la otra. Si
no es posible a todos los presente hacer este movimiento sin causar desorden al
hacerse las Estaciones públicamente, es suficiente que la persona que lo dirige
se mueva de Estación a Estación mientras los otros permanecen en su lugar.
5. Las
personas que están legítimamente impedidas de satisfacer los requisitos
anteriormente indicados, pueden obtener indulgencias si al menos pasan algún
tiempo, por ejemplo, quince minutos en la lectura devota y la meditación de la
Pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.
6. Otros
ejercicios de devoción son equivalentes a las Estaciones de la Cruz, aun en
cuanto a indulgencias, si éstos nos recuerdan la Pasión y muerte del Señor y
están aprobados por una autoridad competente. . 7. Para otros ritos. Los
patriarcas pueden establecer otros ejercicios devotos en memoria de la Pasión y
muerte de nuestro Señor, en manera similar a las Estaciones de la Cruz.
Los
requisitos de arriba son necesarios para obtener las indulgencias, pero siempre
que se hacen las Estaciones con devoción en cualquier lugar, ya sea
públicamente o en privado, se obtendrán muchas gracias. Claro que deben hacerse
de corazón, con sincera intención de conversión.
Las
Estaciones de la Cruz se pueden hacer con gran beneficio todo el año y son
especialmente significativas durante la Cuaresma.
Cada
viernes santo, el Santo Padre dirige las Estaciones de la Cruz desde el Coliseo
en Roma para recordar a los mártires y nuestro llamado a seguir sus pasos.
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