El Papa Francisco celebra la Misa matutina en la
Capilla de la Casa de Santa Marta - OSS_ROM
23/03/2015 14:55
(RV).- Donde no hay misericordia, no hay justicia,
y tantas veces hoy el Pueblo de Dios sufre un juicio sin
misericordia. Lo recordó el Papa Francisco en su homilía de la Misa
matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
LOS RÍGIDOS TIENEN UNA DOBLE VIDA
Al comentar las lecturas del día, y refiriéndose a
otro pasaje evangélico, el Papa Bergoglio habló de las tres
mujeres y los tres jueces: una mujer inocente, Susana; una
pecadora, la adúltera, y una pobre viuda necesitada. Y explicó que las tres,
según algunos Padres de la Iglesia, son figuras alegóricas de la Iglesia: la Iglesia Santa, la Iglesia
pecadora y la Iglesia necesitada”.
“Los tres jueces son malos y corruptos – observó
Francisco –. Y añadió que, ante todo, está el juicio de los escribas y de los
fariseos que llevan a la adúltera ante Jesús. “Tenían dentro del corazón la
corrupción de la rigidez”. Se sentían puros porque observaban la ley. “La ley
dice esto, y se debe hacer esto”:
“Pero estos no eran santos, eran corruptos,
corruptos porque una rigidez de ese tipo sólo puede ir adelante en una doble
vida y estos que condenaban a estas mujeres, después iban a buscarlas, por
detrás, a escondidas, para divertirse un poco. Los rígidos son – uso el
adjetivo que Jesús les daba a ellos – hipócritas: tienen
doble vida. Aquellos que juzgan, pensemos en la Iglesia – las tres
mujeres son figuras alegóricas de la Iglesia – aquellos que juzgan la Iglesia
con rigidez, tienen doble vida. Con la rigidez ni siquiera se puede respirar”.
EL PUEBLO DE DIOS TANTAS VECES NO ENCUENTRA LA
MISERICORDIA
Después están los dos jueces ancianos que
chantajean a una mujer, Susana, para que se conceda, pero ella resiste: “Eran
jueces viciosos – subrayó el Papa – porque tenían la corrupción del vicio, en
este caso la lujuria. Y se dice que cuando está este vicio de la lujuria con
los años se vuelve más feroz, más malo”.
En fin, está el juez interpelado por la pobre
viuda.
Este juez “no temía a Dios y no se preocupaba por
los demás: no le importaba nada, sólo le daba importancia a sí mismo”: Era “un
especulador, un juez que con su profesión de juzgar hacía negocios”. Estaba
corrupto por el dinero y el prestigio”. Estos jueces – dijo el Papa – el especulador, los viciosos y los rígidos, “no conocían una palabra, no
conocían lo que era la misericordia”:
“La corrupción los llevaba lejos de entender la
misericordia, el ser misericordiosos. Y la Biblia nos dice que en la
misericordia está precisamente el justo juicio. Y las tres mujeres – la
santa, la pecadora y la necesitada,figuras
alegóricas de la Iglesia – sufren de esta falta de misericordia.
También hoy, el Pueblo de Dios, cuando encuentra a estos jueces, sufre un
juicio sin misericordia, sea civil, o eclesiástico. Y donde no hay
misericordia, no hay justicia. Cuando el Pueblo de Dios se acerca
voluntariamente para pedir perdón, para ser juzgado, cuántas veces, cuántas
veces encuentra a alguno de estos”.
UNA DE LAS PALABRAS MÁS BELLAS DEL EVANGELIO:
“TAMPOCO YO TE CONDENO”
Encuentra a los viciosos que “son capaces de tratar de
explotarlos”, y éste “es uno de los pecados más graves”; encuentra a “los
especuladores” que “no dan oxígeno a aquella alma, no dan esperanza”; y
encuentra “a los rígidos que castigan en los penitentes aquello que esconden en
su alma”. “Esto – dijo el Papa – se llama falta de misericordia”. Y concluyó
diciendo:
“Sólo querría decir una de las palabras más bellas
del Evangelio que a mí me conmueve tanto: ‘¿Ninguno te ha condenado?’ – ‘No,
ninguno, Señor’ – ‘Tampoco yo te condeno’. No te condeno: una de las palabras
más bellas porque está llena de misericordia”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
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