Juan Pablo II en el Jubileo dedicado a los
ancianos, el 17 de septiembre de 2000 - ANSA
05/03/2015 13:07
(RV).- El importante deber y responsabilidad de
toda sociedad de cuidar y asistir a los ancianos. La medicina y la ciencia
siempre al servicio de los que sufren y de los ancianos y nunca de los
intereses económicos, tampoco de los Estados. Repito el llamamiento de san Juan
Pablo II por el respeto y la tutela de toda vida humana, dijo el Papa
Francisco a los participantes en la Asamblea general de la Pontificia
Academia para la Vida, sobre el tema «ASISTENCIA AL ANCIANO Y CUIDADOS
PALIATIVOS».
RESPETO, AMOR Y SERVICIO A TODA VIDA HUMANA, CAMINO
PARA VERDADERA JUSTICIA, PAZ Y LIBERTAD
«La persona humana sigue siendo siempre preciosa,
aun cuando está marcada por la ancianidad y la enfermedad… en toda
circunstancia es un bien para sí misma y para los demás y es amada por Dios».
«Es la capacidad de servicio a la vida y a la
dignidad de la persona enferma, también cuando es anciana, que mide el
verdadero progreso de la medicina y de la sociedad entera. Repito el
llamamiento de san Juan Pablo II: ¡respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a
toda vida humana! ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo,
libertad verdadera, paz y felicidad!Evangelium Vitae, 5».
NUNCA GANANCIAS ANTE EL CUIDADO QUE SE DEBE A
LA PERSONA ANCIANA Y A TODO SER HUMANO
Tras recordar el mandamiento bíblico que nos pide
honrar a los padres y madres y señalando «su acuciante actualidad para
la sociedad contemporánea, donde la lógica de la utilidad pasa por encima de la
solidaridad y de la gratuidad, aun en las familias», el Obispo de Roma subrayó
la «responsabilidad» y el «deber de tener el máximo respeto y de cuidar al que,
por su condición física o social, podría ser ‘dejado morir’ o ‘hecho
morir’»:
«Toda la medicina tiene un papel especial en la
sociedad como testimonio del honor que se debe a la persona anciana y a todo
ser humano. Evidencia y eficiencia no pueden ser los únicos criterios en
gobernar la acción de los médicos, así como tampoco son las reglas de los
sistemas sanitarios y el provecho económico. Un Estado no puede pensar en
ganancias con la medicina. Al contrario, no hay deber más grande para una
sociedad que el de custodiar a la persona humana».
Destacando los avances en los cuidados paliativos,
no sólo en acompañar a los enfermos oncológicos, sino en su aplicación en
varias enfermedades, a menudo enlazadas con la ancianidad, el Papa Francisco
recordó también que, en primer lugar, los ancianos necesitan el cuidado
y el cariño de sus familiares. «El ser abandonados es la enfermedad más
grave de los ancianos y también la injusticia más grande que pueden sufrir,
aquellos que nos han ayudado a crecer no deben ser abandonados cuando necesitan
nuestra ayuda, nuestro amor y nuestra ternura».
El Santo Padre concluyó su denso discurso con
palabras de aliento en lo que respecta al compromiso científico y cultural para
asegurar los cuidados paliativos a todos los que los necesitan. A los
profesionales y a los que estudian, especializándose en estos cuidados tan
importantes, como los que salvan la vida. Y les deseó que sigan el estudio y la
investigación, para que la obra de promoción y de defensa de la vida sea cada
vez más eficaz y fecunda. Que los asista la Virgen Madre de Vida y
los acompañe su bendición.
(CdM – RV)
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