¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE?
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…". "ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?. QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …” Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.

viernes, 6 de marzo de 2015

DIGNIDAD INALIENABLE DE TODA VIDA HUMANA, REITERA FRANCISCO, CON JUAN PABLO II

Juan Pablo II en el Jubileo dedicado a los ancianos, el 17 de septiembre de 2000 - ANSA
05/03/2015 13:07

(RV).- El importante deber y responsabilidad de toda sociedad de cuidar y asistir a los ancianos. La medicina y la ciencia siempre al servicio de los que sufren y de los ancianos y nunca de los intereses económicos, tampoco de los Estados. Repito el llamamiento de san Juan Pablo II por el respeto y la tutela de toda vida humana, dijo el Papa Francisco a los participantes en la Asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida, sobre el tema «ASISTENCIA AL ANCIANO Y CUIDADOS PALIATIVOS».

RESPETO, AMOR Y SERVICIO A TODA VIDA HUMANA, CAMINO PARA VERDADERA JUSTICIA, PAZ Y LIBERTAD

«La persona humana sigue siendo siempre preciosa, aun cuando está marcada por la ancianidad y la enfermedad… en toda circunstancia es un bien para sí misma y para los demás y es amada por Dios».
«Es la capacidad de servicio a la vida y a la dignidad de la persona enferma, también cuando es anciana, que mide el verdadero progreso de la medicina y de la sociedad entera. Repito el llamamiento de san Juan Pablo II: ¡respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana! ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!Evangelium Vitae, 5».

NUNCA GANANCIAS ANTE EL CUIDADO  QUE SE DEBE A LA PERSONA ANCIANA Y A TODO SER HUMANO

Tras recordar el mandamiento bíblico que nos pide honrar a los padres y madres y señalando «su acuciante actualidad para la sociedad contemporánea, donde la lógica de la utilidad pasa por encima de la solidaridad y de la gratuidad, aun en las familias», el Obispo de Roma subrayó la «responsabilidad» y el «deber de tener el máximo respeto y de cuidar al que, por su condición física o social, podría ser ‘dejado morir’ o ‘hecho morir’»:

«Toda la medicina tiene un papel especial en la sociedad como testimonio del honor que se debe a la persona anciana y a todo ser humano. Evidencia y eficiencia no pueden ser los únicos criterios en gobernar la acción de los médicos, así como tampoco son las reglas de los sistemas sanitarios y el provecho económico. Un Estado no puede pensar en ganancias con la medicina. Al contrario, no hay deber más grande para una sociedad que el de custodiar a la persona humana».

Destacando los avances en los cuidados paliativos, no sólo en acompañar a los enfermos oncológicos, sino en su aplicación en varias enfermedades, a menudo enlazadas con la ancianidad, el Papa Francisco recordó también que, en primer lugar, los ancianos necesitan el cuidado y el cariño de sus familiares. «El ser abandonados es la enfermedad más grave de los ancianos y también la injusticia más grande que pueden sufrir, aquellos que nos han ayudado a crecer no deben ser abandonados cuando necesitan nuestra ayuda, nuestro amor y nuestra ternura».

El Santo Padre concluyó su denso discurso con palabras de aliento en lo que respecta al compromiso científico y cultural para asegurar los cuidados paliativos a todos los que los necesitan. A los profesionales y a los que estudian, especializándose en estos cuidados tan importantes, como los que salvan la vida. Y les deseó que sigan el estudio y la investigación, para que la obra de promoción y de defensa de la vida sea cada vez más eficaz y fecunda. Que los asista la Virgen Madre de Vida y los acompañe su  bendición.

(CdM – RV)

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