El ESPÍRITU SANTO es la tercera persona de
la Santísima Trinidad, es Dios, que procede del Padre y del Hijo, es el Amor
del Padre y el Hijo, quienes lo enviaron al mundo para vivificar y santificar a
los hombres.
El ESPÍRITU SANTO es una persona real que
vino a vivir dentro de los verdaderos seguidores de Jesucristo después de que
Jesús resucitara de la muerte y subió a los cielos (Hechos 2). Jesús dijo a sus
discípulos...
"Y yo pediré al
Padre que os envíe otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté
siempre con vosotros. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo
ven ni lo conocen; pero vosotros lo conocéis, porque él está con vosotros y
permanecerá siempre en vosotros. No voy a dejaros abandonados: volveré para
estar con vosotros." (Juan 14:16-18)
El ESPÍRITU SANTO no es superficial ni una
sombra celestial, tampoco una fuerza impersonal. Es una persona igual del mismo
modo que Dios el Padre y Dios el Hijo. Es considerado el tercer miembro de la
trinidad. Jesús dijo a sus apóstoles...
"Dios me ha dado
toda autoridad en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced mis discípulos a
todos los habitantes del mundo; bautizadlos en el nombre del Padre, del Hijo, y
del Espíritu Santo, y enseñadles a cumplir todo lo que os he mandado. Y sabed
que yo estaré todos los días, hasta el fin del mundo." (Mateo 28: 18-20)
DIOS ES PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO. Y todas
las cualidades divinas atribuidas al PADRE Y AL HIJO, son igualmente atribuidas
al ESPÍRITU SANTO. Cuando una persona nace de nuevo por creer y recibir a Jesús
(Juan 1:12-13; Juan 3:3-21), Dios habita en esa persona a través del
Espíritu Santo (1ª Corintios 3:16). El Espíritu Santo tiene intelecto
(1ª Corintios 2:11), emoción (Romanos 15:30), y
voluntad propia (1ª Corintios 12:11)
La función principal del ESPÍRITU SANTO es
ser el testigo de Jesús (Juan 15:26; 16:14). Él habla a los corazones de la
gente la verdad de Jesús. El Espíritu Santo además actúa como maestro
de los cristianos (1ª Corintios 2: 9-14). Les revela la voluntad de
Dios y la verdad de Dios. Jesús dijo a sus discípulos...
"Pero el ESPÍRITU
SANTO, el Defensor que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las
cosas y os recordará todo lo que os he dicho." (Juan 14:26)
"Cuando venga el Espíritu de la verdad,
os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que
dirá todo lo que oye y os hará saber las cosas que van a suceder." (Juan 16:13)
El ESPÍRITU SANTO ha sido dado para vivir
dentro de quienes creen en Jesús, con la función de reflejar el carácter de
Dios en la vida de un creyente. De forma que no podamos hacerlo a nuestra manera,
el ESPÍRITU
SANTO impartirá en nuestras vidas amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad,
bondad, fidelidad, humildad y dominio propio (Gálatas 5:22-23).
Por encima de intentar ser amado, paciente,
amable, Dios nos pide que dependamos en Él para que reflejemos estas cualidades
en nuestras vidas. De esta manera, los Cristianos lo llaman vivir en el Espíritu (Gálatas
5:25) y ser llenados con el Espíritu Santo (Efesios 5:18). Y el
Espíritu Santo da las fuerzas a los cristianos para cumplir los tareas o
misiones ministeriales que dan lugar al crecimiento espiritual en los
Cristianos (Romanos 12; 1ª Corintios 12; Efesios 4)
El ESPÍRITU SANTO además hace una función
para los no son cristianos. Él los convence hablando directamente a los
corazones de la gente de la verdad de Dios respecto a que son pecadores -y que
necesitan el perdón de Dios; la honradez de Jesús - Él murió en nuestro lugar, por
nuestros pecados; y que Dios juzgará al mundo y aquellos que no le conocen
(Juan 16: 8-11). El ESPÍRITU SANTO habla directamente a los corazones y mentes,
pidiéndonos que nos arrepintamos y nos volvamos a Dios para que nos perdone y
nos dé nueva vida.
Jesucristo
prometió a los Apóstoles que les enviaría el Espíritu Santo, el cual les
recordaría y les ayudaría a entender todo lo que Él le había dicho.
En el
Libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 1-4, encontramos esta narración:
" Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un
mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento
impetuoso, que llenó toda la casa donde se encontraban. Se les aparecieron unas
lenguas como de fuego que se repartieron y se postraron sobre cada uno de
ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les concedía expresarses”
La acción
del Espíritu Santo en los Apóstoles los hizo fuertes, audaces y Santos para
anunciar el Evangelio con fidelidad a todo el mundo.
La
Iglesia quedó constituida en templo del ESPÍRITU SANTO; Él la santifica y hace
que los bautizados se unan a la Santísima Trinidad.
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