El SANTO ROSARIO se mantuvo como la oración
predilecta durante casi dos siglos. Cuando la devoción empezó a disminuir, la VIRGEN
se apareció a Alano de la Rupe y le dijo que reviviera dicha devoción.
La Virgen le dijo también que se necesitarían volúmenes inmensos para registrar
todos los milagros logrados por medio del SANTO ROSARIO y reiteró las promesas
dadas a Sto. Domingo referentes al SANTO ROSARIO.
PROMESAS
DE NUESTRA SEÑORA, REINA DEL ROSARIO, tomadas de los escritos del Beato Alano:
1.
Quien
rece constantemente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.
2.
Prometo
mi especialísima
protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
3.
El
Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados
y abate las herejías.
4.
El
Rosario hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia
divina. Sustituye en el corazón de los hombres el amor del mundo con el amor de
Dios y los eleva a desear las cosas celestiales y eternas.
5.
El
alma que se me encomiende por el Rosario no perecerá.
6.
El
que con devoción rece mi Rosario, considerando sus sagrados misterios, no se
verá oprimido por la desgracia, ni morirá de muerte desgraciada, se convertirá
si es pecador, perseverará en gracia si es justo y, en todo caso será admitido
a la vida eterna.
7.
Los
verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los Sacramentos.
8.
Todos
los que rezan mi Rosario tendrán en vida y en muerte la luz y la plenitud de la
gracia y serán partícipes de los méritos bienaventurados.
9.
Libraré
bien pronto del Purgatorio a las almas devotas a mi Rosario.
10.
Los
hijos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular.
11.
Todo
cuanto se pida por medio del Rosario se alcanzará prontamente.
12.
Socorreré
en sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
13.
He
solicitado a mi Hijo la gracia de que todos los cofrades y devotos tengan en
vida y en muerte como hermanos a todos los bienaventurados de la corte
celestial.
14.
Los
que rezan Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito
Jesús.
15.
La
devoción al Santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación de gloria.
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