¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE?
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…". "ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?. QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …” Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.

domingo, 5 de mayo de 2013

CONSAGRACIÓN PERSONAL AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Madre y Señora mía, yo me ofrezco a Ti y me consagro en tu persona a la Santísima Trinidad en calidad de eterno servidor.
Te entrego todo lo que me resta de vida y todo lo vivido hasta aquí. Mi cuerpo con sus innumerables miserias, mi alma con sus debilidades, mi corazón con todos sus afectos y deseos; todos mis sentidos, trabajos, sufrimientos y luchas; mis días y noches; en especial mi muerte y todo lo que deba acompañarla, mis últimas tentaciones, mis últimos dolores y mi última agonía.
Todo esto, Madre y Señora mía, lo uno para siempre e irrevocablemente a tu amor, a tus lágrimas, a tus sufrimientos.
Y si algo ves en mí que aún no sea tuyo, tómalo enseguida, te lo ruego, y hazte dueña absoluta de todos mis haberes, para destruir y desarraigar en mi todo lo que desagrade a Dios, y plantar y producir todo lo que le guste.
Juntamente te ofrezco y consagro todo lo que amo, a los Sacerdotes y pecadores y especial las almas de los que particularmente estoy obligado a rogar.
Madre y Señora mía dulcísima, acuérdate de este tu pequeño hijo de la consagración que te hace de sí, de todo lo suyo.
Y si algún día, vencido por el sufrimiento o el cansancio, la perturbación o el delirio, me olvidase de ti, entonces Madre y Señora, te pido y te suplico:
¡NO ME DEJES, MADRE MIA!
Acuérdate que soy tuyo, que te pertenezco totalmente.
Te lo pido y suplico por el amor que tienes a Jesús,
por sus llagas, por su costado abierto. Protégeme como hijo y como servidor, y no me abandones hasta que este contigo
en la Gloria bendiciendo a Dios.
POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR…. AMÉN

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