La
Santísima Virgen se le apareció a Lucía, ella, y a Su lado, elevado en una nube luminosa, estaba el Niño Jesús. La
Santísima Virgen puso Su mano en el hombro de Lucía, y mientras lo hacía, le mostró un Corazón rodeado de espinas que
Ella tenía en la otra mano.
Al mismo
tiempo, el Niño le dijo:
“Ten compasión de Corazón de Tu Santísima Madre,
que está rodeado con las espinas que los hombres ingratos constantemente le
clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para quitárselas.”
Luego la
Santísima Virgen le dijo:
“Mira, hija Mía, a Mi Corazón rodeado de espinas
que los hombres ingratos a cada momento me clavan con blasfemias e
ingratitudes. Tú al menos, consuélame, y di que a todos aquellos que durante
cinco meses consecutivos, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada
Comunión, recen el Rosario y Me acompañen 15 minutos meditando sus misterios
con el fin de desagraviarme, Yo prometo asistirles a la hora de la muerte con
todas la gracias necesarias para su salvación.”
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