18 de
octubre, 2013. (Romereports.com)
El Papa
Francisco centró su homilía de Casa Santa Marta en la prueba final de las
personas entregadas a Dios. Hablando de Moisés, San Pablo y Juan el
Bautista, Francisco explicó que ninguno se libró de la angustia y de la soledad
en el último momento.
El Papa
también invitó a todos los cristianos a visitar a sacerdotes y monjas
ancianos porque, concluyó, sus asilos son santuarios de santidad y de
apóstoles.
EXTRACTO
DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente:
Radio Vaticana)
“El apóstol tiene un comienzo alegre, entusiasta,
entusiasta con Dios dentro, ¿no? Pero tampoco le fue ahorrado el ocaso. Y me
hace bien pensar en el ocaso del Apóstol... Se me ocurren tres iconos: Moisés,
Juan el Bautista y Pablo. Moisés es aquel que es el jefe del pueblo de Dios,
valiente, luchando contra los enemigos y también luchando con Dios para salvar
al pueblo: ¡fuerte! Y al final está sólo sobre el Monte Nebo, mirando a la
tierra prometida, pero sin poder entrar allí. No podía entrar en la promesa.
Juan el Bautista: en los últimos tiempos no le fueron ahorradas
angustias”.
“Esto es lo grande del Apóstol, quien, con su vida
hace lo que dijo Juan el Bautista: ‘Es necesario que él crezca, y yo
disminuya’. El apóstol es el que da la vida para que el Señor crezca. Y al
final este se apaga así... También Pedro con la promesa: ‘Cuando serás viejo te
llevarán a donde tú no querrás ir’. Y cuando pienso al ocaso del Apóstol, me
viene al corazón el recuerdo de esos santuarios de la apostolicidad y santidad
que son las casas de reposo de los sacerdotes y monjas: buenos sacerdotes,
buenas monjas, envejecidos, con el peso de la soledad, esperando que venga el
Señor a llamar a la puerta de su corazón. Estos son verdaderos santuarios de la
apostolicidad y santidad que tenemos en la Iglesia. No los olvidemos,
¡eh!”
“Me pregunto si nosotros cristianos tenemos el
deseo de hacer una visita - ¡que será una verdadera peregrinación! - ¿a estos
santuarios de santidad y de apostolicidad, que son las casas de reposo de los
sacerdotes y monjas? Uno de ustedes me dijo hace unos días, que cuando iba a un
país de misión, iba al cementerio y veía todas las tumbas de los antiguos misioneros,
sacerdotes y monjas, sepultados allí desde hace 50, 100, 200 años,
desconocidos. Y me decía, ' pero, todo estos puede ser canonizados, porque al
final cuenta sólo la santidad cotidiana, esta santidad de todos los días’. En
los hogares de ancianos, estas hermanas y estos sacerdotes esperan al Señor un
poco como Pablo: un poco tristes, de verdad, pero también con una cierta paz,
con el rostro alegre”.
“Hará bien a todos nosotros pensar en esta etapa de
la vida que es el ocaso del apóstol y orar al Señor: 'Cuida a los que están en
el momento del despojo final, sólo para decir una vez más ‘Sí, Señor, quiero
seguirte’”.
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