ORACIÓN INICIAL
Oh Virgen
de Guadalupe, Madre de Dios y Madre nuestra, que te dignaste hablar a tu siervo
Juan Diego con estas tiernas palabras: “Hijito mío, que no se turbe tu
corazón... No temas... ¿No estoy aquí Yo que soy tu Madre? ¡No estás acaso bajo
mi protección y amparo?” Llenos, pues de confianza con estas palabras
venimos hoy a tus plantas para pedirte que nos concedas todas las gracias
que necesitamos y que deseamos obtener de tu bondad en esta novena.
REFLEXIÓN
La Virgen de Guadalupe se
presenta a Juan Diego en su primera aparición y se identifica con estas
palabras: “Estáme atento, hijito mío y óyeme: Yo soy la siempre Virgen
María, Madre del verdadero Dios por quien se vive”. Estas palabras
contenían un mensaje inmediato e importantísimo para nuestro pueblo y
para todos los pueblos de América en aquellos momentos. Era la invitación
cariñosa que hacía Dios a los pueblos indígenas por medio de la Virgen
para que se convirtieran a la religión cristiana. Era un modo
maravilloso de facilitar el paso de la idolatría
a la fe en el Dios único y verdadero, el
Dios Amor,
Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre de todos los
hombres.
Juan Diego así lo entendió y lo aprovechó para entrar de
lleno en la nueva religión anunciada por los misioneros de Cristo.
Y nosotros ¿Hemos respondido con la misma generosidad al llamado de nuestra fe?
Meditémoslo
ACLAMACIONES A LA VIRGEN DE
GUADALUPE
Aclamemos con amor a nuestra
Madre de Guadalupe pidiéndole también su ayuda:
-Bendita seas, oh Virgen de
Guadalupe, porque nos regalaste tu propia imagen y quisiste quedarte con
nosotros para ser nuestro modelo y conducirnos a Cristo, Camino, Verdad y Vida
para todos los hombres.- Ave María.
-Bendita seas, oh Virgen de
Guadalupe, porque quisiste quedarte en medio de nosotros para demostrarnos todo
tu amor y compasión y ser nuestro auxilio y defensa en todas nuestras
necesidades.- Ave María.
-Bendita seas, oh Virgen de
Guadalupe, porque quisiste quedarte con nosotros para ser nuestra piadosa
Madre, oír nuestros lamentos y remediar todas nuestras miserias, penas y
dolores.- Ave María.
SÚPLICA FINAL
Oh Virgen
de Guadalupe, “Madre del verdadero Dios por quien se vive”, aquí estamos a tus
pies para recordarte una vez más la gran promesa que hiciste a tu siervo Juan
Diego de escuchar siempre nuestras súplicas y remediar todas nuestras
necesidades. Te rogamos pues, Madre nuestra, que seamos fieles a nuestra
fe y la vivamos; que en cada uno de nosotros reine siempre
Cristo y lo sigamos; que haya paz en nuestras familias;
que puedan ver la eficacia de tu misericordia todos los que,
en medio de sus sufrimientos, se encomiendan a Ti; que
imitemos fielmente todas tus virtudes; que crezca constantemente nuestro amor y
confianza en Ti; y que, por fin, nos alcances de Dios lo que especialmente
queremos conseguir de tu bondad en esta novena. Así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario