Puesto de rodillas delante de NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE, hecha
la Señal de la Cruz, se dice el siguiente:
ACTO DE CONTRICCIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y
Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser vos quien sois, y porque os
amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido. Propongo
enmendarme y confesarme a su tiempo y ofrezco cuanto hiciere en satisfacción de
mis pecados, y confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que me
perdonéis y me des gracia para nunca más pecar. Así lo espero por intercesión
de mi Madre, nuestra Señora la Virgen de Guadalupe. Amén.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS
Oh Virgen
de Guadalupe, Madre de Dios y Madre nuestra, que te dignaste hablar a tu siervo
Juan Diego con estas tiernas palabras: “Hijito
mío, que no se turbe tu corazón... No temas... ¿No estoy aquí Yo que soy tu
Madre? ¡No estás acaso bajo mi protección y amparo?” Llenos, pues de
confianza con estas palabras venimos hoy a tus plantas para pedirte que nos
concedas todas las gracias que necesitamos y que deseamos obtener de tu
bondad en esta novena.
Pídase la gracia que se
desea alcanzar…
CONSIDERACIONES DEL DÍA
NOVENO DÍA
El Señor
Obispo de México le exigió a Juan Diego que le pidiera una señal a la Virgen
como prueba de que todo lo que él decía era verdad. La Virgen después de
haberlo consolado con la curación milagrosa de su tío Juan Bernardino, le mandó
que subiera al cerro del Tepeyac y cortara todas las flores que viera y las
bajara. Cuando Juan Diego se las presentó en su ayate, la Virgen las
cogió con sus manos, las dejó otra vez en su lugar y le dijo:
Hijo mío el más pequeño, esta diversidad de rosas
es la prueba y señal que llevarás al Obispo. Le dirás en mi nombre que
vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla”.
Así hizo
Juan Diego. Llegó a la presencia del Señor Obispo y al extender su manta
para enseñarle las rosas, apareció de repente la preciosa imagen de la siempre
VIRGEN MARÍA, tal como la tenemos hoy. De esta manera la Madre de Dios,
con el nombre de Santa María de Guadalupe se quedaba para siempre entre
nosotros, como Madre y Protectora especialísima de México. Amémosla pues
siempre y nunca la entristezcamos con nuestra mala conducta. Seamos
siempre fieles a Dios, a Cristo y a la Santa Iglesia.
MEDITEMOS:
¿Hemos
sido fieles a Cristo y a su Iglesia?
ACLAMACIONES A LA VIRGEN DE
GUADALUPE
Aclamemos con amor a nuestra
MADRE DE GUADALUPE pidiéndole también su ayuda:
Bendita seas, oh VIRGEN DE
GUADALUPE, porque nos regalaste tu propia imagen y quisiste quedarte con
nosotros para ser nuestro modelo y conducirnos a Cristo, Camino, Verdad y Vida
para todos los hombres.- Un Ave María.
Bendita seas, oh VIRGEN DE
GUADALUPE, porque quisiste quedarte en medio de nosotros para demostrarnos todo
tu amor y compasión y ser nuestro auxilio y defensa en todas nuestras
necesidades.- Un Ave María.
Bendita seas, oh VIRGEN DE GUADALUPE,
porque quisiste quedarte con nosotros para ser nuestra piadosa Madre, oír
nuestros lamentos y remediar todas nuestras miserias, penas y dolores.-
Un Ave María.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Oh Virgen de Guadalupe, “Madre del verdadero Dios por quien se vive”,
aquí estamos a tus pies para recordarte una vez más la gran promesa que hiciste
a tu siervo Juan Diego de escuchar siempre nuestras súplicas y remediar todas
nuestras necesidades.
Te
rogamos pues, Madre nuestra: que seamos fieles a nuestra fe y la vivamos; que
en cada uno de nosotros reine siempre Cristo y lo
sigamos; que haya Paz en nuestras familias; que puedan ver la eficacia de
tu misericordia todos los que, en medio de
sus sufrimientos, se encomiendan a Ti; que imitemos fielmente todas tus
virtudes; que crezca constantemente nuestro amor y confianza en Ti; y que, por
fin, nos alcances de Dios lo que especialmente queremos conseguir de tu bondad
en esta novena. Así sea.
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