Misa de
la Sagrada Familia presidida por el Papa - RV
27/12/2015 11:57
EL EVANGELIO DE HOY INVITA A LAS FAMILIAS A
PERCIBIR LA LUZ DE ESPERANZA QUE MANA DE LA CASA DE NAZARET
(RV).- En pleno clima de la alegría navideña,
introduciendo el rezo a la Madre de Dios - del primer domingo después de la
Navidad en el que la Iglesia invita a contemplar a la Sagrada Familia - el Papa
Francisco deseó que «Jesús, María y José bendigan y protejan a todas las
familias del mundo, para que en ellas reinen la serenidad y la alegría, la
justicia y la paz, que Cristo naciendo ha traído como don para la
humanidad».
(CdM - RV)
TEXTO Y AUDIO COMPLETO DE LAS PALABRAS DEL PAPA:
«En el clima de alegría, que es propio de la
Navidad, celebramos en este domingo la fiesta de la Sagrada Familia. Recuerdo
el gran encuentro de Filadelfia, en septiembre pasado; las tantas familias que
he encontrado en los viajes apostólicos, y las de todo el mundo. Quisiera
saludarlas a todas con afecto y reconocimiento, en especial en este tiempo
nuestro, en el que la familia está sometida a incomprensiones y dificultades de
diversos tipos que la debilitan.
El Evangelio de hoy invita a las familias a
percibir la luz de esperanza que mana de la casa de Nazaret, en la cual se ha
desarrollado en la alegría la infancia de Jesús, el cual – dice San Lucas
- «iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y
de los hombres» (2,52). El núcleo familiar de Jesús, María y José es para todo
creyente, y en especial para las familias, una auténtica escuela del Evangelio.
Aquí admiramos el cumplimiento del plan divino de hacer de la familia una
especial comunidad de vida y de amor. Aquí aprendemos que todo núcleo familiar
cristiano está llamado a ser 'Iglesia doméstica’, para hacer resplandecer las
virtudes evangélicas y volverse fermento de bien en la sociedad. Los rasgos
típicos de la Sagrada Familia son: recogimiento y oración, mutua comprensión y
respeto, espíritu de sacrificio, trabajo y solidaridad.
Del ejemplo y del testimonio de la Sagrada Familia,
cada familia puede aprender indicaciones preciosas para el estilo y las
opciones de vida, y puede tomar fortaleza y sabiduría para el camino de cada
día. La Virgen y San José enseñan a acoger a los hijos como don de Dios, a
generarlos y educarlos cooperando de forma maravillosa con la obra del Creador
y donando al mundo, en cada niño, una sonrisa nueva. Es en la familia unida que
los hijos alcanzan la madurez de su existencia, viviendo la experiencia
significativa y eficaz del amor gratuito, de la ternura, del respeto recíproco,
de la comprensión mutua, del perdón y de la alegría.
Quisiera detenerme sobre todo en la alegría. La
verdadera alegría que se experimenta en la familia no es algo casual y
fortuito. Es una alegría que es fruto de la armonía profunda entre las
personas, que hace saborear la belleza de estar juntos, de sostenernos
mutuamente en el camino de la vida. Pero como cimiento de todo está la
presencia de Dios, su amor acogedor, misericordioso y paciente hacia todos. Si
no se abre la puerta de la familia a la presencia de Dios y a su amor, la
familia pierde la armonía, prevalecen los individualismos y se apaga la
alegría. Sin embargo, la familia que vive la alegría de la fe, la comunica
espontáneamente, es sal de la tierra y luz del mundo, es levadura para toda la
sociedad.
Que Jesús, María y José bendigan y protejan a todas
las familias del mundo, para que en ellas reinen la serenidad y la alegría, la
justicia y la paz, que Cristo naciendo ha traído como don para la humanidad».
(Traducción del italiano:
Cecilia de Malak)
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