Papa Francisco: Cristo es la Puerta que nos lleva a
Dios Padre, manantial inextinguible de consolación para todos - ANSA
08/12/2015 10:10
(RV).- El Papa Francisco inauguró el JUBILEO
EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA, convocado por él mismo, y abrió la
Puerta Santa en el Atrio de la Basílica de San Pedro. Y, como se había
anunciado, en el solemne rito de apertura estaba presente el Papa emérito Benedicto
XVI, que aceptó la entrañable invitación de su sucesor y fue el primero en
entrar por la Puerta Santa después del Papa Bergoglio.
8 de diciembre de 2015. Una vez más la fiesta litúrgica
dedicada a María espejo de pureza, queda enlazada a la historia de la Iglesia
universal, como ha querido el Santo Padre, señalando en la Bula Misericordiae Vultus
que: «Dios
no quiso dejar a la humanidad en soledad y a merced del mal. Por esto pensó y
quiso a María santa e inmaculada en el amor (cfr Ef 1,4), para
que fuese la Madre del Redentor del hombre». (MV n. 3)
¡INTERCEDA POR NOSOTROS LA VIRGEN INMACULADA!
Rogó el Papa Bergoglio en su oración abriendo el
año de gracia, con la alegría del Evangelio y pidiendo a Dios, que conceda «a
todos los que cruzarán la Puerta de la Misericordia con el corazón arrepentido,
renovado empeño y filial confianza», que experimenten su «ternura paternal y que reciban
la gracia del perdón para testimoniar, con palabras y obras, el rostro de la
misericordia, Jesucristo nuestro Señor».
Después de pedir la apertura de la PUERTA
SANTA, que como señaló el Obispo de Roma representa a Cristo -
que en el ministerio de la Iglesia nos introduce en el consolador misterio del
amor de Dios, que abraza a la humanidad entera – el Santo
Padre se detuvo en oración en el umbral, para luego, acompañado por el canto
del Te Deum entrar a través de ella y llegar hasta la Tumba del Apóstol Pedro,
el Altar de la Confesión. Y encabezó a Cardenales, Obispos y representantes de
sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que cruzaron la Puerta Santa
dirigiéndose luego en procesión, con el himno del Año Santo de la Misericordia,
hasta la tumba del Apóstol Pedro para el rito final de la Santa Misa.
Como también escribió el Papa Francisco, el Año
jubilar de la Misericordia, se concluirá en la solemnidad litúrgica de JESUCRISTO
REY DEL UNIVERSO, el 20 de noviembre de 2016, cerrando la Puerta Santa y
encomendando «la vida de la Iglesia, la humanidad entera y el inmenso cosmos a la
Señoría de Cristo, esperando que derrame su misericordia como el rocío de la
mañana para una fecunda historia, todavía por construir con el compromiso de
todos en el próximo futuro».
(CdM – RV)
ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO ANTE LA
PUERTA SANTA DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO:
«OREMOS
Oh Dios, que revelas tu omnipotencia sobre
todo con la misericordia y el perdón, dónanos vivir un año de
gracia, tiempo propicio para amarte a Ti y a los hermanos en la
alegría del Evangelio. Sigue efundiendo sobre nosotros tu Santo
Espíritu, para que no nos cansemos de dirigir con confianza la mirada
a aquel que hemos traspasado, a tu Hijo hecho hombre, rostro
resplandeciente de tu infinita misericordia, refugio seguro para todos
nosotros pecadores, necesitados de perdón y de paz, de la verdad que
libera y salva. Él es la Puerta, a través de la cual venimos a
ti, manantial inextinguible de consolación para todos, belleza que no
conoce ocaso, alegría perfecta en la vida sin fin. Interceda por
nosotros la Virgen Inmaculada, primer y resplandeciente fruto de la
victoria pascual, aurora luminosa de los cielos nuevos y de la tierra
nueva, puerto feliz de nuestra peregrinación terrenal. A ti, Padre
Santo, a tu Hijo, nuestro Redentor, al Espíritu Santo, el
Consolador, todo honor y gloria en los siglos de los siglos».
ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO ANTE EL
ALTAR DE LA CONFESIÓN:
«Padre Santo, rico en misericordia y grande en el
amor, te alabamos con todo el corazón y te damos gracias por la sobreabundancia
de tus dones. Míranos a nosotros, que en este día hemos abierto la Puerta
Santa y con alegría hemos dado comienzo al tiempo jubilar. Concede, te
rogamos, a todos los que cruzamos la Puerta de la Misericordia con el corazón
arrepentido, renovado empeño y filial confianza, que hagan experiencia viva de
tu ternura paternal y que reciban la gracia del perdón para testimoniar, con
palabras y obras, el rostro de la misericordia, Jesucristo nuestro Señor, que
vive y reina por los siglos de los siglos.»
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