“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO:
LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN:
PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA,
TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO,
Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…".
"ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN;
NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA.
¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE?
¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO?
¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA?
¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?.
QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …”
Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.
martes, 24 de junio de 2014
“Un cristiano sabe abajarse para anunciar al Señor”: el Santo Padre en la homilía de la misa en la capilla de la Casa de Santa Marta
(RV).- (audio) Un cristiano no se anuncia a sí mismo, sino al Señor. Lo subrayó Papa Francisco en la Misa matutina en la Casa de Santa Marta, en la solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista. El Papa habló de las vocaciones del “más grande entre los profetas”: preparar, discernir, disminuir.
Preparar la venida del Señor, discernir quién sea el Señor, disminuirse para que el Señor crezca. Papa Francisco ha indicado en estos tres verbos las vocaciones de Juan el Bautista, modelo siempre actual para un cristiano. Juan, dijo el Papa, preparaba el camino a Jesús “sin tomar nada para sí mismo”. Él era un hombre importante, “la gente lo buscaba, lo seguía porque las palabras de Juan eran fuertes”.
Sus palabras, prosiguió Francisco, “llegaban al corazón”. Y allí, observó, tuvo tal vez “la tentación de creer que era importante, pero no cayó”. Cuando, de hecho, se acercaron los doctores para preguntarle si él era el Mesías, Juan respondió: “Son voces: solamente voces”, yo sólo “he venido a preparar el camino del Señor”. “Aquí está la primera vocación de Juan el Bautista”, dijo el Papa: “Preparar al pueblo, preparar los corazones de la gente para el encuentro con el Señor”. Pero, ¿quién es el Señor?:
"Y esta es la segunda vocación de Juan: discernir, entre tanta gente buena, quien era el Señor. Y el Espíritu Santo le reveló esto y él tuvo el valor de decir: 'Es éste. Éste es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo’. Los discípulos miraron a este hombre que pasaba y lo dejaron que se marchara. Al día siguiente, sucedió lo mismo: '¡Es aquel! Él es más digno de mí’… Y los discípulos fueron detrás de Él. En la preparación, Juan decía: "Detrás de mí viene uno... "Pero en el discernimiento, que sabe discernir e indicar al Señor, dice: "¡Delante de mí... está Éste!'".
La tercera vocación de Juan, prosiguió el Papa, es disminuir. Desde aquel momento, “su vida comenzó a abajarse, a disminuirse para que creciera el Señor, hasta eliminarse a sí mismo”: “Él debe crecer, yo, en cambio, disminuir”, “detrás de mí, delante mío, lejos de mí”:
"Y esta fue la etapa más difícil de Juan, porque el Señor tenía un estilo que él no había imaginado, hasta el punto de que en la cárcel -porque Juan estaba en la cárcel en ese momento - sufrió no sólo la oscuridad de la celda, sino también la oscuridad en su corazón: " “¿Pero será Él? ¿No me habré equivocado? Porque el Mesías tiene un estilo tan accesible y normal... que no entiendo...” Y como que era un hombre de Dios, pidió a sus discípulos que fueran a preguntárselo a Él: "¿Pero, es usted realmente, o debemos esperar a otro?”.
“La humillación de Juan - constató el Papa – es doble: la humillación de su muerte como precio de un capricho”, pero también la humillación “de la oscuridad del alma”. Juan que ha sabido “esperar” a Jesús, que ha sabido “discernir”, “ahora ve a Jesús lejano”. “Aquella promesa – reiteró el Papa – se ha alejado. Y termina solo. En la oscuridad, en la humillación”. Se queda solo “porque se anuló tanto para que el Señor creciera”. Juan, repite Francisco, ve al Señor que está “lejos” y él, “humillado, pero con el corazón en paz”:
"Tres vocaciones en un hombre: preparar, discernir, y dejar crecer al Señor disminuyéndose a sí mismo. También es hermoso pensar la vocación cristiana así. Un cristiano no se anuncia a sí mismo, anuncia a otro, prepara el camino para otro: al Señor. Un cristiano debe aprender a discernir, debe saber discernir la verdad de lo que parece verdad y no lo es: un hombre de discernimiento. Y un cristiano debe ser también un hombre que sabe cómo abajarse para que el Señor crezca, en el corazón y en el alma de los demás".
GM / ER - RV
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