¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE?
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…". "ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?. QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …” Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.

martes, 3 de junio de 2014

Jesús, reza por nosotros al Padre mostrándole sus llagas, dijo el Papa en su homilía


(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 Jesús reza por cada uno de nosotros, mostrando al Padre sus llagas. Es uno de los pasajes fuertes de la homilía del Papa Francisco durante la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta. El Pontífice subrayó que Jesús es nuestro abogado que nos defiende, incluso si somos culpables y hemos cometido tantos pecados.

La despedida de Jesús, la despedida de San Pablo. Las lecturas del día ofrecieron al Papa la ocasión para detenerse sobre la oración de intercesión. Cuando Pablo se va de Mileto – observó – todos están tristes y así había sucedido a los discípulos cuando Jesús había pronunciado su alocución de despedida antes de “ir al Getsemaní y dar comienzo a la Pasión”. El Señor – prosiguió Francisco – los consuela, y “hay una pequeña frase de despedida de Jesús que nos hace pensar”. Jesús – recordó el Papa – “habla con el Padre y le dice: ‘Yo rezo por ellos’. Jesús reza por nosotros”. Tal como había rezado por Pedro y por Lázaro ante su tumba. Jesús nos dice: “Todos ustedes son del Padre. Y yo rezo por ustedes ante el Padre”. Jesús no reza por el mundo, “reza por nosotros”, “reza por su Iglesia”:

El apóstol Juan, pensando en estas cosas y hablando de nosotros que somos tan pecadores, dice: “No pequen, pero si alguno de ustedes peca, sepan que tenemos un abogado ante el Padre, uno que reza por nosotros, nos defiende ante el Padre, nos justifica”. Creo que debemos pensar mucho en esta verdad, en esta realidad: en este momento, Jesús está orando por mí. Yo puedo ir adelante en la vida porque tengo un abogado que me defiende y si yo soy culpable y tengo tantos pecados ¡eh!, hay un buen abogado defensor, éste, y hablará al Padre de mí.
El Papa también afirmó que el Señor es el primer abogado que envía después al Paráclito. Y cuando nosotros en la parroquia, en casa, en la familia “tenemos alguna necesidad, algún problema” – prosiguió – debemos pedir a Jesús que rece por nosotros. “Y hoy – se preguntó Francisco – ¿cómo reza Jesús? Yo creo – dijo – que no habla demasiado con el Padre”:

No habla: ama. Pero hay una cosa que Jesús hace hoy: estoy seguro que lo hace. Él le hace ver al Padre sus llagas y Jesús, con sus llagas, reza por nosotros, como si dijera al Padre: “Pero, Padre, éste es el precio de éstos, ¿eh? Ayúdalos, protégelos. Son tus hijos que yo he salvado, con esto”. Al contrario no se comprende porqué Jesús, después de la resurrección, ha querido este cuerpo glorioso, bellísimo: no estaban los moretones, no estaban las heridas de la flagelación, todo bello… pero: estaban las llagas. Las cinco llagas. ¿Por qué Jesús ha querido llevarlas al cielo? ¿Por qué? Para rezar por nosotros. Para hacer ver al Padre el precio: “Éste es el precio, ahora no los dejes solos. Ayúdalos”.
Nosotros debemos tener esta fe – añadió el Santo Padre –. Creer que Jesús, en este momento, intercede ante el Padre por nosotros, por cada uno de nosotros”. Y cuando nosotros rezamos, fue su exhortación, no debemos olvidarnos de pedir a Jesús que rece por nosotros:

“Jesús, reza por mí. Le hace ver al Padre tus llagas que son también las mías, son las llagas de mi pecado. Son las llagas de mi problema en este momento”. Jesús intercesor, sólo hace ver al Padre sus llagas. Y esto sucede hoy, en este momento. Tomemos la palabra que Jesús dijo a Pedro: “Pedro, yo rezaré por ti para que tu fe no decaiga”.
“Estemos seguros – reafirmó el Papa al concluir – que Él está haciendo esto por cada uno de nosotros”. Debemos tener confianza – dijo – “en esta oración de Jesús con sus llagas ante el Padre”.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

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