2016-07-12
Esta mujer de aspecto inofensivo es el enemigo número uno de la
ignorancia: es la mejor profesora del mundo, según la Varkey
Foundation de Londres. Se llama Hanan Al Hroub, nació en un
campo de refugiados palestino y era ama de casa, pero decidió
dedicarse a la enseñanza cuando vio cómo la violencia arruinaba a la vida de
sus hijos.
HANAN
AL HROUB
Ganadora,
Global Teacher Prize
"La
violencia estaba a punto de traumatizar a mis hijos, pero conseguí salvarles y
ayudarles a superarlo. No todos los niños tienen una madre o un profesor
capaces de ayudarles. Yo promuevo este método para que los niños crezcan sanos,
superen el trauma que les provoca la violencia que ven”.
La clave de su método educativo es que la relación entre el profesor y
los alumnos sea confiada, respetuosa, honesta y cariñosa. Les
enseña a trabajar juntos, sigue a cada uno según lo que le hace falta, y premia
el comportamiento positivo.
Dice que todo gira en torno a dos principios fundamentales: no a la
violencia y aprender jugando.
HANAN
AL HROUB
Ganadora,
Global Teacher Prize
"La
violencia tiene un efecto muy negativo fortísimo en las decisiones y en la vida
de los niños. Mi vida ha sido dura y dolorosa, pero he conseguido transformar
el dolor en esperanza. Con mi método intento que los niños aprendan a dialogar.
Que a través del diálogo se creen nuevas esperanzas, darles valores para
construir un mundo mejor; y también aceptar al otro, aceptar la
diversidad”.
Uno de sus admiradores es el Papa Francisco, que anunció que ella era la
ganadora del premio a la mejor profesora del mundo y que pudo saludarla
recientemente en Roma.
HANAN
AL HROUB
Ganadora,
Global Teacher Prize
"No
soy quién para dar lecciones a nadie. Del Santo Padre se me quedó grabada su
sonrisa, cómo consigue transmitir amor y paz a todo el mundo. Su mensaje es que
debemos amarnos unos a otros. Ese es el mensaje que quiero proponer”.
A pesar del premio, esta profesora sigue trabajando
en Belén, para que sus alumnos no sólo no sean víctimas de la ignorancia o de
la violencia; sino para que algún día ellos mismos sean capaces de
cultivar la paz en esa tierra.
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