La
costumbre de colocar en los hogares cristianos un árbol adornado, durante las
fiestas de Navidad, es recomendable, ya que este árbol puede recordar a los
fieles que Cristo, nacido por nosotros en Belén, es el verdadero Árbol de la
Vida, árbol del que fue separado el hombre a causa del pecado de Adán.
Conviene,
pues, invitar a los fieles a que vean en este árbol, lleno de luz, a Cristo,
luz del mundo, que con su nacimiento nos conduce a Dios que habita en una luz
inaccesible.
La
bendición de este árbol la hará, ordinariamente, el padre o la madre al
iniciarse las fiestas de Navidad y en ella conviene que participen todos los
miembros de la familia.
EL ÁRBOL mismo nos trae a la memoria el árbol del Paraíso (cf. Gn
2, 9 - 17) de cuyo fruto comieron Adán y Eva desobedeciendo a Dios. El árbol
entonces nos recuerda el origen de nuestra desgracia: el pecado. Y nos recuerda
que el niño va a nacer de Santa María es el Mesías prometido que viene a
traernos el don de la reconciliación.
LAS LUCES nos recuerdan que el Señor Jesús es la luz del mundo que
ilumina nuestras vidas, sacándonos de las tinieblas del pecado y guiándonos en
nuestro peregrinar hacia la Casa del Padre.
LA ESTRELLA. Al igual que en Belén hace dos mil un años una estrella
se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño Jesús, con María su Madre,
causando este acontecimiento una gran alegría en los Reyes Magos (ver Mt 2, 9 -
10). Hoy una estrella corona nuestro árbol recordándonos que el acontecimiento
del nacimiento de Jesús ha traído la verdadera alegría a nuestras vidas.
LOS REGALOS colocados a los pies del árbol
simbolizan aquellos dones con los que los reyes magos adoraron al Niño Dios.
Además nos recuerdan que tanto amó Dios Padre al mundo que le entregó (le
regaló) a su único hijo para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.
RITO DE BENDICIÓN DEL ÁRBOL NAVIDEÑO EN LA PARROQUIA
El padre
o la madre, al comenzar la celebración, dice:
Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.
Todos
responden:
Que hizo
el cielo y la tierra.
Uno de
los presentes, o el que dirige, lee un breve texto de la sagrada Escritura, por
ejemplo:
ISAÍAS 60, 13:
Vendrá a ti, Jerusalén, el orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto
y el pino, para adornar el lugar de mi santuario y ennoblecer mi estado.
Luego el
ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos juntas, dice la oración de
bendición:
ORACIÓN DE
BENDICIÓN
Bendito seas, Señor y Padre nuestro,
que nos concedes recordar con fe
en estos días de Navidad
los misterios del nacimiento de Jesucristo.
Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol
y lo hemos embellecido con
vivir también a la luz
de los ejemplos de la vida santa de tu Hijo
y ser enriquecidos con las virtudes
que resplandecen en su santa infancia.
Gloria a él por los siglos de los siglos.
℟. Amén.
RITO DE BENDICIÓN DEL ÁRBOL NAVIDEÑO EN FAMILIA
Luego el padre de familia, con las
manos juntas, dice la oración de bendición:
Oremos.
Bendito seas, Señor y Padre nuestro,
Que nos concedes recordar con fe
En estos días de Navidad
Los misterios del nacimiento del Señor Jesús.
Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol
Y lo hemos embellecido con luces,
Con la ilusión de celebrar
La navidad del nuevo milenio
Que podemos vivir también a la luz de los ejemplos
De la vida plena de tu Hijo
Y ser enriquecidos con las virtudes
Que resplandecen en su santa infancia.
Gloria a Él por los siglos de los siglos.
Que nos concedes recordar con fe
En estos días de Navidad
Los misterios del nacimiento del Señor Jesús.
Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol
Y lo hemos embellecido con luces,
Con la ilusión de celebrar
La navidad del nuevo milenio
Que podemos vivir también a la luz de los ejemplos
De la vida plena de tu Hijo
Y ser enriquecidos con las virtudes
Que resplandecen en su santa infancia.
Gloria a Él por los siglos de los siglos.
Todos responden:
Amén.
Al final, todos los presentes,
santiguándose, dicen:
En el nombre del Padre, del hijo y del
Espíritu Santo. Amén.
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