18/11/2015 10:53
(RV).- «Yo soy la puerta. El que entra por mí se
salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. Pero yo he venido para
que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia» (Jn 10, 9.10b). En la
catequesis del miércoles dieciocho de noviembre, en la cercanía del Jubileo
de la Misericordia, el Papa centró su reflexión en el sentido de la puerta
santa
FAMILIAS E IGLESIA SALGAN AL ENCUENTRO CON EL SEÑOR
Manifestando su deseo de reflexionar en el umbral
del Año de la Misericordia sobre el sentido de la puerta santa, “una
puerta que se abre en la Iglesia para salir al encuentro de aquellos que por
tantas razones se encuentran lejos”, el pontífice hizo presente que
también las familias están invitadas “a abrir sus puertas para salir al encuentro
de Jesús, que nos espera paciente, y que quiere traernos su bendición y su
amistad”.
Recordó que en el mundo hay lugares en los que las
puertas no se cierran con llave y que también los hay en donde las puertas
blindadas son normales, e invitó a no rendirnos a la idea “de tener que aplicar este
sistema a toda nuestra vida”, y menos aún, a la vida de la Iglesia. “Una
Iglesia que no fuera hospitalaria o una familia cerrada en sí misma sería una
realidad terrible, que mortifica el Evangelio y hace más árido el mundo”.
LA PUERTA ES PARA PROTEGER NO PARA RECHAZAR
“La puerta abierta nos habla de confianza, de
hospitalidad, de acogida, -reflexionó Francisco. La puerta es para proteger
pero no para rechazar, y además no puede ser forzada, pues la hospitalidad
brilla por la libertad de la acogida. Jesús siempre llama, siempre pide
permiso. Al mismo tiempo, la puerta debe abrirse frecuentemente, aunque sólo
sea para ver si hay alguien que espera y que no tiene el valor ni la fuerza
para llamar”.
Así es como la puerta dice muchas cosas de la casa,
y también de la Iglesia. La gestión de esta puerta, “necesita de un atento
discernimiento” y al mismo tiempo, “debe inspirar una gran confianza”.
LA IGLESIA ES LA PORTERA DE LA CASA DEL SEÑOR, NO
LA PATRONA.
Nosotros mismos somos los guardianes y los siervos
de la Puerta de Dios que es Jesús, siguió explicando el Papa; es Él quien elige
las ovejas, no las elige el guardián, porque también éste, obedece a la voz del
Pastor. En el Evangelio de san Juan, Jesús se compara con la puerta del
redil, en el que encontramos seguridad. “Una puerta por la que podemos entrar y
salir sin temor. La Iglesia debe colaborar con Cristo como el guardián del que
habla el evangelio, escuchando la voz del Pastor y dejando entrar a todas las
ovejas que Él trae consigo”.
Concluyendo la catequesis impartida en italiano, el
Pastor de la Iglesia Universal alentó a las familias cristianas a hacer del
umbral de sus hogares, “un pequeño gran signo de la Puerta de la misericordia y
de la hospitalidad de Dios”. “Es así como la Iglesia deberá ser reconocida en
cada rincón de la tierra: como la custodia de un Dios que llama a la puerta,
como la hospitalidad de un Dios que no te cierra la puerta con la excusa de que
no eres de casa”.
ENCOMENDARSE A LA FAMILIA DE NAZARET
En sus saludos dirigidos a los peregrinos de lengua
española el Obispo de Roma invitó a pedirle a la Sagrada Familia “que supo lo
que significa encontrar una puerta cerrada, que ayude a los hogares cristianos
a ser un signo elocuente de la Puerta de la Misericordia, que se abre al Señor
que llama y al hermano que viene. Que Dios los bendiga”.
(GM - RV)
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