De manera
particular, Dios quiere hacer relucir la persona y misión de San José en su
relación con los Sagrados Corazones de Jesús y María. La primera indicación de
ello fue dada en las apariciones de la Virgen de Fátima, en Portugal.
En la
última aparición de la Virgen, el 13 de octubre, San José aparece junto con el
Niño Jesús y bendice al mundo. Sor Lucía, la principal vidente, relata lo
sucedido:
“Mi intención [en gritar a la gente que miraran hacía arriba,]no era llamarles la atención hacia el sol, porque yo no estaba consciente de su presencia. Fui movida a hacerlo bajo la dirección de un impulso interior. Después que Nuestra Señora había desaparecido en la inmensidad del firmamento, contemplamos a San José con el Niño Jesús y a nuestra Señora envuelta en un manto azul, al lado del sol. San José y el Niño Jesús aparecieron para bendecir al mundo, porque ellos trazaron la Señal de la Cruz con sus manos. Cuando un poco mas tarde, esta aparición desapareció, vi a nuestro Señor y a la Virgen; me parecía que era Nuestra Señora de los Dolores. Nuestro Señor apareció para bendecir al mundo en la misma manera que lo hizo San José. Esta aparición también desapareció y vi a Nuestra Señora una vez mas, esta vez como Nuestra Señora del Carmen.”
“Mi intención [en gritar a la gente que miraran hacía arriba,]no era llamarles la atención hacia el sol, porque yo no estaba consciente de su presencia. Fui movida a hacerlo bajo la dirección de un impulso interior. Después que Nuestra Señora había desaparecido en la inmensidad del firmamento, contemplamos a San José con el Niño Jesús y a nuestra Señora envuelta en un manto azul, al lado del sol. San José y el Niño Jesús aparecieron para bendecir al mundo, porque ellos trazaron la Señal de la Cruz con sus manos. Cuando un poco mas tarde, esta aparición desapareció, vi a nuestro Señor y a la Virgen; me parecía que era Nuestra Señora de los Dolores. Nuestro Señor apareció para bendecir al mundo en la misma manera que lo hizo San José. Esta aparición también desapareció y vi a Nuestra Señora una vez mas, esta vez como Nuestra Señora del Carmen.”
Cuando
contemplamos el corazón de San José, contemplamos un corazón puro, que dirige
todos sus afectos y acciones hacia aquellos que le fueron encomendados, cuya
grandeza él supo leer y entender. Todos los movimientos del corazón de San José
tenían un solo objetivo: el amor de los Dos Corazones. Por ellos trabajó; por
ellos obedeció; por ellos sufrió; a ellos los defendió y protegió sin
interrupción. Su vida era para amar, consolar, proteger y cuidar a los Dos
Corazones. Hay que recordar que San José no era Dios hecho hombre, ni tampoco
fue concebido inmaculado; el nació con el pecado original igual que todos
nosotros. Pero su corazón se hizo uno con el Corazón de María y a través de
ella, con el Sagrado Corazón de Jesús. Veamos cómo se da en San José esta
misteriosa unidad.
San José
vivió en perfección la consagración al Inmaculado Corazón de María. Es él, el
perfecto devoto de la Virgen, y nosotros debemos aprender de él.
Después
del de la Virgen, el corazón de San José es el que más cerca estuvo del Corazón
del Redentor. San José amaba con verdadero amor paternal a Cristo. Su corazón
estaba unido de tal forma al de Jesús, que mucho antes que San Juan se
recostara sobre el pecho del Señor, ya San José conocía plenamente los latidos
del Corazón de Cristo y aún mas, Cristo conocía perfectamente los latidos del
corazón de su padre virginal, puesto que toda su niñez la pasó recostado del
pecho de su padre, San José.
San José
es el modelo para toda la humanidad de unión con los Sagrados Corazones de
Jesús y de María. Y además, lo que fue su misión en la tierra, continúa
siéndolo en el cielo: él fue y es el protector de los Dos Corazones. Él
protegió el Corazón Inmaculado de María y el Sagrado Corazón de Jesús, que
latía en el seno de la Virgen. Los protegió celosamente y por eso ellos
triunfaron en su corazón.
San José,
dado como protector de los Dos Corazones en el principio, es ahora encomendado
por Dios como protector de toda la familia humana. De forma particular, San
José es protector de todos aquellos que aman a los Dos Corazones, que se han
unido a ellos y que promueven su pronto Reinado en la humanidad.
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