Creo en un solo Dios; Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios
verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación, bajó del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con Gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el
Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una Santa, Católica y Apostólica.
Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
El
Credo Niceno-Constantinopolitano fue promulgado en el Concilio de Nicea (año
325) y modificado, ligeramente, en el Concilio de Constantinopla (año
381). Su finalidad es establecer todo aquello en lo que debe creer cualquier
bautizado.
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