El
Prefecto para la CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, Cardenal
Antonio Cañizares Llovera, consideró que LA EUCARISTÍA ES
EL PILAR BASE PARA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, y recordó que los divorciados
en nueva unión, pueden participar de Ella de manera espiritual.
El Cardenal Cañizares explicó a ACI Prensa, que la Eucaristía es imprescindible porque “cuando se vive en su realidad de misterio, suscita el envío, el comunicar que se ha participado de la Eucaristía en el mundo”.
“La Eucaristía siempre suscita hombres nuevos, mujeres nuevas, y una realidad nueva donde se viva el amor y se sea testigo del Dios vivo, como lo único y necesario. Por eso, la Eucaristía es imprescindible para la Nueva Evangelización. No habrá Nueva Evangelización si no centramos mucho más la Eucaristía en nuestra vida, de los sacerdotes y de todos los fieles cristianos”.
El Purpurado indicó que la Iglesia lleva preparándose para la Nueva Evangelización con 10 años enteramente eucarísticos, y subrayó que “no habrá futuro de evangelización sin la Eucaristía en el centro”.
En cuanto a la administración de este Sacramento a los divorciados vueltos a casar, afirmó que las personas en situación irregular “sí pueden participar en la celebración de la Eucaristía, pero no pueden acercarse plenamente, porque no viven la comunión plena con la Iglesia”.
La autoridad vaticana recordó que la comunión en la Eucaristía “significa y realiza precisamente esa comunión plena en la Iglesia”, y en estos casos en estas situaciones que siempre son de dolor, la Iglesia acerca a estar personas “la comunión espiritual, que es el deseo de comunión”.
El Sacramento de la Eucaristía pasa en primer lugar por la Comunión espiritual, que es la forma en la que la persona se une personalmente a Cristo en el momento de la redención del Santo Sacrificio, para después recibir la Comunión Eucarística, en la boca. Según la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio de Juan Pablo II, sin la primera, no puede existir la segunda.
La Iglesia Católica explicó a través de la Congregación de la Doctrina para la Fe en su carta a todos los obispos del mundo de 1994, que los divorciados vueltos a casar no pueden participar de la Comunión, porque el matrimonio "es la imagen de la relación entre Cristo y su Iglesia".
Dentro de este marco, para acercarse a los Sacramentos de la Penitencia y a la Eucaristía, deben resolver la irregularidad matrimonial por el Tribunal de los Procesos Matrimoniales.
Al respecto el Beato Juan Pablo II señaló que la Iglesia espera de estas parejas que participen de la vida de la Iglesia hasta donde les sea posible: la participación de la Misa, la adoración Eucarística, las devociones y la Eucaristía de manera espiritual.
El Cardenal Cañizares explicó a ACI Prensa, que la Eucaristía es imprescindible porque “cuando se vive en su realidad de misterio, suscita el envío, el comunicar que se ha participado de la Eucaristía en el mundo”.
“La Eucaristía siempre suscita hombres nuevos, mujeres nuevas, y una realidad nueva donde se viva el amor y se sea testigo del Dios vivo, como lo único y necesario. Por eso, la Eucaristía es imprescindible para la Nueva Evangelización. No habrá Nueva Evangelización si no centramos mucho más la Eucaristía en nuestra vida, de los sacerdotes y de todos los fieles cristianos”.
El Purpurado indicó que la Iglesia lleva preparándose para la Nueva Evangelización con 10 años enteramente eucarísticos, y subrayó que “no habrá futuro de evangelización sin la Eucaristía en el centro”.
En cuanto a la administración de este Sacramento a los divorciados vueltos a casar, afirmó que las personas en situación irregular “sí pueden participar en la celebración de la Eucaristía, pero no pueden acercarse plenamente, porque no viven la comunión plena con la Iglesia”.
La autoridad vaticana recordó que la comunión en la Eucaristía “significa y realiza precisamente esa comunión plena en la Iglesia”, y en estos casos en estas situaciones que siempre son de dolor, la Iglesia acerca a estar personas “la comunión espiritual, que es el deseo de comunión”.
El Sacramento de la Eucaristía pasa en primer lugar por la Comunión espiritual, que es la forma en la que la persona se une personalmente a Cristo en el momento de la redención del Santo Sacrificio, para después recibir la Comunión Eucarística, en la boca. Según la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio de Juan Pablo II, sin la primera, no puede existir la segunda.
La Iglesia Católica explicó a través de la Congregación de la Doctrina para la Fe en su carta a todos los obispos del mundo de 1994, que los divorciados vueltos a casar no pueden participar de la Comunión, porque el matrimonio "es la imagen de la relación entre Cristo y su Iglesia".
Dentro de este marco, para acercarse a los Sacramentos de la Penitencia y a la Eucaristía, deben resolver la irregularidad matrimonial por el Tribunal de los Procesos Matrimoniales.
Al respecto el Beato Juan Pablo II señaló que la Iglesia espera de estas parejas que participen de la vida de la Iglesia hasta donde les sea posible: la participación de la Misa, la adoración Eucarística, las devociones y la Eucaristía de manera espiritual.
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