1.ª
Semana: ORACIÓN
En esta
semana se pretende promover entre los fieles la constancia en la oración para
dar gracias a Dios por el don de la fe, así como para pedir al dueño de la mies
que envíe operarios a su mies y que el anuncio de la Buena Noticia llegue a
todos los pueblos. Conviene llevar estas intenciones tanto a la oración
personal como a la comunitaria, comenzando por la participación en la
Eucaristía, y sin olvidar el rezo del Rosario Misionero, las vigilias de
oración y otras posibles celebraciones litúrgicas de carácter misionero.
Benedicto
XVI nos recuerda que “la oración se convierte en estos momentos en
una exigencia muy concreta, como medio para recibir constantemente fuerzas de
Cristo”.
2.ª
Semana: SACRIFICIO
Valorar
la dimensión redentora y salvífica del sacrificio y del sufrimiento es el
principal objetivo de esta semana. Así, se nos mueve a unir a la cruz de Cristo
y ofrecer por la evangelización del mundo nuestras obras de penitencia y la
aceptación de nuestros dolores. En este camino también se nos invita a
contemplar la vida de Jesús, a conocer y valorar la vida de sacrificio y
entrega de los misioneros, y a amar y cuidar a los enfermos (por ejemplo,
acompañándoles y leyendo con ellos el tríptico Enfermos misioneros).
“Es allí,
en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad. Y a partir de allí se debe
definir ahora qué es el amor”, explica el Papa Benedicto XVI.
3.ª
Semana: LIMOSNA
Esta
semana se orienta a implicarnos en la cooperación económica con las misiones.
Para ello es preciso informarnos sobre las necesidades en medio de las cuales
viven y desarrollan su labor los misioneros, y sentir como nuestras esas
urgencias, entregando en beneficio de las misiones una desprendida aportación
económica. Se nos anima a com-partir los bienes con quienes carecen de ellos, a
la vez que se nos estimula a com-partir la vida como voluntarios en tareas y
acciones que ayuden a los más necesitados.
En
palabras de Benedicto XVI, “quien es capaz de ayudar reconoce que precisamente
de este modo también es ayudado”.
4.ª
Semana: VOCACIÓN MISIONERA
El
objetivo de esta semana es suscitar entre todos nosotros la apertura para
escuchar la voz de Dios, que llama y envía a la misión. Para ello se recomienda
participar en actividades de formación misionera, celebrar algún encuentro con
misioneros, estar atentos y disponibles a la llamada de Dios, y mantener vivo
el interés por las necesidades de la Iglesia a la hora de llevar al mundo el
mensaje de Salvación. La animación misionera nos ayuda a comprometernos a ser
instrumentos de unidad y de amor y a estar receptivos a la posible vocación
misionera.
“Los misioneros”, dice Benedicto XVI, “han
de ser personas cuyo corazón ha sido conquistado por Cristo con su amor,
despertando en ellos el amor al prójimo”.
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