¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE?
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…". "ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?. QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …” Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.

sábado, 19 de marzo de 2016

LA MADRE TERESA DE CALCUTA SERÁ CANONIZADA EN ROMA EL 4 DE SEPTIEMBRE

2016-03-15
El Papa presidió el Consistorio para fijar la fecha de la canonización de cinco nuevos santos.

Son José Sánchez del Río, el niño cristero; Estanislao de Jesús y María que vivió en el siglo XVIII; la religiosa María Isabel Hesselblad; el sacerdote argentino José Gabriel Brochero y la Madre Teresa de Calcuta

Los primeros que subirán a los altares como santos en una ceremonia conjunta eldomingo 5 de junio serán Estanislao de Jesús y María y María Isabel Hesselblad.

El sacerdote polaco fue un predicador incansable de la misericordia de Dios.

La religiosa sueca dedicó su vida al ecumenismo y a los más pobres. Falleció en 1957.   

El domingo 4 de septiembre será canonizada la madre Teresa de Calcuta, exactamente 19 años y un día antes de su fallecimiento en 1997. Será una multitudinaria ceremonia a la que asistirán miles de peregrinos de todo el mundo.

Y el domingo 16 de octubre serán proclamados santos en una ceremonia conjunta el sacerdote argentino José Gabriel Brochero y el niño cristero. El sacerdote evangelizó las áreas más deprimidas de Argentina a lomos de un burro y se le considera un modelo de sacerdote en periferias. José Sánchez del Río era apenas un niño de 14 años cuando fue terriblemente martirizado durante la guerra cristera de México a principios del siglo XX.

Todas las ceremonias estarán presididas por el Papa Francisco.


“SEAN SERVIDORES Y MIREN A LOS OJOS PARA VER EL CORAZÓN”, el Papa a los nuevos Obispos TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA

Ordenación episcopal de Mons. Peter Brian Wells y Mons. Miguel Ángel Ayuso Guixot, celebrado en la Basílica de San Pedro en la Solemnidad de San José, Esposo de la Bienaventurada Virgen María y Patrón Universal de la Iglesia. - AFP
19/03/2016 11:27 

(RV).- “Cuiden y orienten a la Iglesia que se les confía, y sean fieles dispensadores de los misterios de Cristo. Elegidos por el Padre para gobernar su familia, tengan siempre ante sus ojos al Buen Pastor, que conoce a sus ovejas”, lo dijo el Papa Francisco en su homilía en la Misa de ordenación episcopal de Mons. Peter Brian Wells y Mons. Miguel Ángel Ayuso Guixot, celebrado en la Basílica de San Pedro en la Solemnidad de San José, Esposo de la Bienaventurada Virgen María y Patrono Universal de la Iglesia.
(Renato Martinez – Radio Vaticano)

TEXTO COMPLETO DE LA HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO

Hermanos e hijos queridos,
Nos hará bien reflexionar atentamente a qué ministerio en la Iglesia son llamados estos hermanos nuestros.
Nuestro Señor Jesucristo, enviado por el Padre para redimir a la humanidad, envió, a su vez, a los doce apóstoles por el mundo, para que, llenos del Espíritu Santo, anunciaran el Evangelio, instruyeran y santificaran a todos los pueblos y los reunieran en un solo rebaño, bajo un único pastor y los guiaran a la salvación.
Para que este ministerio se mantuviera hasta el final de los tiempos, los apóstoles eligieron colaboradores, a quienes, por la imposición de las manos, les comunicaron el don del Espíritu Santo que habían recibido de Cristo, confiriéndoles la plenitud del sacramento del Orden. De esta manera, se ha ido transmitiendo a través de los siglos este ministerio, por la sucesión continua de los Obispos y permanece y se acrecienta hasta nuestros días la obra del Salvador. En la persona del Obispo, en comunión con los presbíteros, se manifiesta la presencia entre ustedes del mismo Jesucristo, Señor y Pontífice eterno.
Es el mismo Jesucristo quien, por el ministerio del Obispo, anuncia el Evangelio y ofrece a los creyentes los sacramentos de la fe. Él es quien, por medio del ministerio paterno del Obispo, agrega nuevos miembros a la Iglesia, que es su cuerpo. Es Cristo quien, valiéndose de la predicación y solicitud pastoral del Obispo, los lleva, a través del peregrinar terreno, a la participación en el Reino de Dios. Cristo que predica, Cristo que hace la Iglesia, fecunda la Iglesia, Cristo que guía: esto es el Obispo.
Reciban, pues, con alegría y acción de gracias a estos hermanos nuestros, que nosotros, los Obispos aquí presentes, por la imposición de las manos, lo agregamos a nuestro Orden episcopal. Deben honrarlo como ministro de Cristo y dispensador de los misterios de Dios: a él se le ha confiado dar testimonio del verdadero Evangelio y administrar la vida del Espíritu y la santidad. Recuerden las palabras de Cristo a los apóstoles: «Quien los escucha a ustedes, a mí me escucha; quien los rechaza a ustedes, a mí me rechaza y, quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.»
Y a ustedes, queridos hermanos, elegidos por el Señor, recuerden que han sido escogidos entre los seres humanos para servirles en las cosas de Dios. El episcopado es un servicio, no un honor. Por ello, el Obispo debe ante todo vivir para los fieles, y no solamente presidirlos; porque, según el mandato del Señor, el que es mayor debe hacerse el más pequeño, y el que preside, debe servir humildemente. Sean servidores. De todos: de los más grandes y de los más pequeños. De todos, pero siempre servidores, al servicio.
Proclamen la palabra de Dios a tiempo y a destiempo; exhorten con toda paciencia y deseo de edificar. En la oración y en el sacrificio eucarístico, pidan abundancia y diversidad de gracias, para que el pueblo a ustedes encomendado participe de la plenitud de Cristo. No se olviden que la primera tarea del Obispo es la oración: esto lo ha dicho Pedro, el día de la elección de los siete diáconos. La segunda tarea, el anuncio de la Palabra. Luego viene lo demás. Pero el primero es la oración. Si un Obispo no reza, no podrá hacer nada.
Cuiden y orienten a la Iglesia que se les confía, y sean fieles dispensadores de los misterios de Cristo. Elegidos por el Padre para gobernar su familia, tengan siempre ante tus ojos al Buen Pastor, que conoce a sus ovejas: detrás de cada carta existe una persona. Detrás de cada misiva que ustedes reciban, existe una persona. Que esta persona sea conocida por ustedes y que ustedes sean capaces de conocerla.
Amen con amor de padre y de hermano a cuantos Dios pone bajo su cuidado, especialmente a los presbíteros y diáconos. Hace llorar cuando escuchamos que un presbítero dice que ha pedido hablar con su Obispo y la secretaria le ha dicho que “tiene muchas cosas por hacer, pero dentro de tres meses no lo podrá recibir”. El primer prójimo del Obispo es su presbítero: su primer prójimo. Si tú no amas al primer prójimo, no serás capaz de amar a todos. Cercanos a los presbíteros, a los diáconos, a sus colaboradores en el ministerio; cercanos a los pobres, a los débiles, a los que no tienen hogar y a los inmigrantes. Miren a los fieles en los ojos. Pero miren el corazón. Y que aquel fiel tuyo sea presbítero, diacono o laico, pueda mirar tu corazón. Pero mirar siempre en los ojos.
Cuiden diligentemente de aquellos que aún no están incorporados al rebaño de Cristo, porque ellos también les han sido encomendados en el Señor. No se olviden que forman parte del Colegio episcopal en el seno de la Iglesia católica, que es una por el vínculo del amor. Por tanto, su solicitud pastoral debe extenderse a todas las Iglesias, dispuesto siempre a acudir en ayuda de las más necesitadas.
Preocúpense, pues, de la grey universal, a cuyo servicio les pone el Espíritu Santo para servir a la Iglesia de Dios. Y esto háganlo en el nombre del Padre, cuya imagen representas en la Iglesia; en el nombre de su Hijo, Jesucristo, cuyo oficio de Maestro, Sacerdote y Pastor ejerces; y en el nombre del Espíritu Santo, que da vida a la Iglesia de Cristo y fortalece nuestra debilidad. Que el Señor los acompañe, les esté cerca en este camino que hoy inician.


Hora del Planeta en el Vaticano


La Basílica de San Pedro se suma a la Hora del Planeta 2016
19/03/2016 11:30
 
(RV).- La Basílica de San Pedro se suma a la Hora del Planeta 2016, por lo que, el 19 de marzo, durante sesenta minutos se apagarán la cúpula, la fachada y la columnata de la Plaza, desde las 20.30 a las 21.30, hora de Roma. Desde hace algunos años, también el Estado de la Ciudad del Vaticano se adhiere a esta iniciativa del WWF, por su sigla en inglés del World Wildlife Fund, el Foro Mundial para la defensa de la Naturaleza. Millones de personas de 178 países en todo el mundo se han querido unir a esta iniciativa para sensibilizar cada vez más a la opinión pública mundial sobre la necesidad apremiante de brindar al planeta Tierra un futuro sostenible, pidiendo asimismo medidas contra el cambio climático.
(CdM – RV)

domingo, 13 de marzo de 2016

LA MIRADA DE MISERICORDIA DE JESÚS DESARMA Y SALVA, RECORDÓ EL PAPA A LA HORA DEL ÁNGELUS… TEXTO COMPLETO

(RV).- Miles de peregrinos acudieron a la Plaza de San Pedro para el rezo a la Madre de Dios, del V Domingo de Cuaresma del Jubileo de la Misericordia, que coincidió con la misma fecha, el 13 de marzo, en que tres años antes había sido elegido el Papa Francisco como Sucesor de Pedro.
 (CdM – RV)

TEXTO COMPLETO DEL PAPA ANTES DEL REZO DEL ÁNGELUS

«¡Queridos hermanos y hermanas buenos días!
El Evangelio del V Domingo de Cuaresma (cfr. Jn 8,1 -11) es muy bello: me gusta tanto leerlo y volverlo a leer. Presenta el episodio de la mujer adúltera, destacando el tema de la misericordia de Dios, que no quiere nunca la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. La escena se desarrolla en la explanada del templo. Imagínense allí en el atrio, Jesús está enseñando a la gente y he aquí que llegan algunos escribas y fariseos arrastran ante Él a una mujer sorprendida en adulterio. Esa mujer se encuentra así en medio, entre Jesús y la muchedumbre (cfr. 3), entre la misericordia del Hijo de Dios y la violencia, la rabia de sus acusadores. En realidad, ellos no fueron a donde el Maestro para pedirle su parecer, - era gente mala - sino para tenderle una trampa. En efecto, si Jesús seguía la severidad de la ley, aprobando la lapidación de la mujer, perdía su fama de mansedumbre de bondad que tanto fascinaba al pueblo; si, por el contrario quería ser misericordioso, tenía que ir contra la ley, que Él mismo había dicho que no quería abolir, sino cumplir (cfr. Mt 5,17). Y Jesús está allí…
Esta mala intención se esconde bajo la pregunta que le plantean a Jesús: «¿Tú qué dices?» (v 5). Jesús no responde, calla y cumple un gesto misterioso: «inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo» (v 6).  Quizá estaba dibujando, algunos dicen que escribía los pecados de los fariseos… quizá… escribía… estaba en otra… De este modo, invita a todos a la calma, a no actuar movidos por la impulsividad, y a buscar la justicia de Dios. Pero ellos, malos, insisten y esperan que Él responda. Parecía que tenían sed de sangre… Entonces, Jesús levanta la mirada y dice: «El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra». (v 7).

Esta respuesta desconcierta a los acusadores, desarmándolos a todos en el verdadero sentido de la palabra: todos depusieron las ‘armas’, es decir, las piedras listas para ser tiradas, tanto aquellas visibles contra la mujer, como aquellas escondidas contra Jesús. Y, mientras el Señor sigue escribiendo en el suelo, haciendo dibujos, no sé…, los acusadores se van uno tras otro, comenzando por los más ancianos, con mayor conciencia de no estar sin pecado. ¡Qué bien nos hace tener conciencia de que también nosotros somos pecadores! Cuando hablamos mal de los otros y todas esas cosas que todos sabemos, ¿eh? Y qué bien nos hará tener la valentía de hacer caer al suelo las piedras que tenemos para tirarlas a los otros, y pensar un poco en nuestros pecados.

Se quedaron allí sólo la mujer y Jesús: la miseria y la misericordia, una ante la otra. Y ello, ¿cuántas veces nos sucede también a nosotros, cuando nos detenemos ante el confesionario, con vergüenza, para hacer ver nuestra miseria y pedir perdón?  «Mujer ¿dónde están tus acusadores? (v 10) le dice Jesús. Y basta esta constatación y su mirada llena de misericordia y de amor, para hacerle sentir a aquella persona – quizá por primera vez – que tiene una dignidad; que ella no es su pecado, ella tiene una dignidad de persona, que puede cambiar de vida, puede salir de sus esclavitudes y caminar en una senda nueva.

Queridos hermanos y hermanas, aquella mujer nos representa a todos nosotros, es decir adúlteros ante Dios, traidores de su fidelidad. Y su experiencia representa la voluntad de Dios hacia cada uno de nosotros: no nuestra condena, sino nuestra salvación a través de Jesús. Él es la gracia, que salva del pecado y de la muerte. Él ha escrito en la tierra, en el polvo del que está hecho todo ser humano (cfr. Gn 2,7), la sentencia de Dios: «No quiero que tú mueras, sino que tú vivas». Dios no nos enclava en nuestro pecado, no nos identifica con el mal que hemos cometido. Tenemos un nombre y Dios no identifica este nombre con el pecado que hemos cometido. Nos quiere liberar y quiere que nosotros también lo queramos con Él. Quiere que nuestra libertad se convierta del mal al bien y ello es posible con su gracia.
Que la Virgen María nos ayude a confiarnos completamente en la misericordia de Dios, para llegar a ser criaturas nuevas.»

(Traducción del italiano: Cecilia de Malak)

AUDIENCIA JUBILAR: “SER MISERICORDIOSOS, SIGNIFICA SEGUIR A JESÚS EN EL CAMINO DEL SERVICIO” TEXTO COMPLETO DE LA CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO

(RV).- “El amor, es el servicio concreto que damos los unos a los otros. Un servicio humilde, hecho en el silencio y en lo escondido, como Jesús mismo nos ha mostrado”, lo dijo el Papa Francisco en la catequesis de la Audiencia Jubilar del segundo sábado de marzo, donde explicó la relación entre “misericordia y servicio”.

En el marco del Año Santo, el Obispo de Roma recordó que “Jesús antes de morir y resucitar por nosotros, realizó un gesto que se ha esculpido en la memoria de los discípulos: el lavatorio de los pies. Un gesto inesperado e impresionante, al extremo que Pedro no quería aceptarlo”.
 (RM - RV)

TEXTO COMPLETO DE LA CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Nos estamos acercando a la fiesta de la Pascua, misterio central de nuestra fe. El Evangelio de Juan – como hemos escuchado – narra que antes de morir y resucitar por nosotros, Jesús ha cumplido un gesto que se ha esculpido en la memoria de los discípulos: el lavatorio de los pies. Un gesto inesperado e impresionante, al extremo que Pedro no quería aceptarlo. Quisiera detenerme sobre las palabras finales de Jesús: «Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: «¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? [...] Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros» (13,12.14). De esta forma Jesús señala a sus discípulos el servicio como el camino a  recorrer para vivir la fe en Él y dar testimonio de  su amor. El mismo Jesús ha aplicado a si la imagen del “Siervo de Dios” utilizada por el profeta Isaías. Él, que es el Señor, ¡se hace siervo!  Lavando los pies a los apóstoles, Jesús ha querido revelar la manera de actuar de Dios con nosotros, y dar el ejemplo de su «mandamiento nuevo» (Jn 13,34) de amarnos unos a otros como Él nos ha amado, osea dando la vida por nosotros. El mismo Juan lo escribe en su Primera Carta: «En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por eso, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. […] Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad» (3,16.18).
El amor, pues, es el servicio concreto que damos los unos a los otros. El amor no es sólo palabras, son obras y servicio; un servicio humilde, hecho en el silencio y en lo escondido, como Jesús mismo ha dicho: «Que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha» (Mt 6,3). Esto implica poner a disposición los dones que el Espíritu Santo nos ha donado, para que la comunidad pueda crecer (Cfr. 1 Cor 12,4-11). Además, se expresa en el compartir los bienes materiales, para que ninguno se encuentre en necesidad. Esto del compartir y de la dedición a quien está en la necesidad es un estilo de vida que Dios sugiere también a muchos cristianos, como camino de auténtica humanidad.
Por último, no olvidemos que lavando los pies a sus discípulos y pidiendo a ellos hacer lo mismo, Jesús nos ha invitado también a confesar mutuamente nuestras faltas y a rezar los unos por los otros para sabernos perdonar de corazón. En este sentido, recordemos las palabras del santo obispo Agustín cuando escribía: «No desprecie el cristiano de hacer lo mismo que hizo Cristo. Porque cuando el cuerpo se inclina hasta los pies del hermano, también en el corazón se enciende, y si ya estaba se alimenta, el sentimiento de humildad […] Perdonémonos mutuamente nuestras faltas y oremos juntos por nuestras culpas y así de este modo nos lavaremos los pies recíprocamente» (In Joh 58,4-5).
El amor, la caridad y el servicio, ayudar a los demás, servir a los otros. Hay tanta gente que pasa la vida así, en el servicio a los demás. La semana pasada he recibido una carta de una persona que me decía que me agradecía por el Año de la Misericordia; me pedía orar por ella, para que pudiera estar más cerca del Señor. La vida de esta persona era cuidar a la mamá y al hermano; la mamá en cama, anciana, lúcida pero no se podía mover y el hermano discapacitado, en una silla de ruedas. Esta persona, su vida, era servir, ayudar. ¡Y esto es amor! Cuando te olvidas de ti mismo y piensas en los demás: ¡esto es amor! Y con el lavatorio de los pies el Señor nos enseña a ser servidores, más siervos, como Él ha sido siervo por nosotros, por cada uno de nosotros.
Por lo tanto, queridos hermanos y hermanas, ser misericordiosos como el Padre significa seguir a Jesús en el camino del servicio. Gracias.

(Traducción del italiano: Raúl Cabrera, Renato Martinez - Radio Vaticano)

viernes, 11 de marzo de 2016

RECONOCERNOS PECADORES PARA ACOGER LA MISERICORDIA: Homilía del Papa

03/03/2016 12:04

 (RV).- Sólo si nuestro corazón está abierto, se puede acoger la misericordia de Dios. Es la exhortación del Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.

El Pontífice puso de relieve la infidelidad del pueblo de Dios que sólo puede vencerse reconociéndonos pecadores para iniciar, así, un camino de conversión.
Un pacto de fidelidad. En las lecturas de la liturgia del día – comenzó explicando el Santo Padre – podemos ver la fidelidad del Señor y la “fidelidad fracasada” de su pueblo. Al comentar la Primera Lectura, tomada del Libro de Jeremías, el Papa reafirmó que “Dios siempre es fiel, porque no puede renegarse de sí mismo”, mientras el pueblo no escucha su Palabra. Jeremías – añadió Francisco – nos relata las “tantas cosas que ha hecho Dios para atraer los corazones del pueblo”, pero el pueblo permanece en su infidelidad.

SI EL CORAZÓN ES DURO Y ESTÁ CERRADO,
LA MISERICORDIA DE DIOS NO ENTRA
“Esta infidelidad del pueblo de Dios – reafirmó el Papa Bergoglio – y también la nuestra, nuestra propia infidelidad, endurece el corazón: ¡cierra el corazón!”:
“No deja entrar la voz del Señor que, como padre amoroso, siempre nos pide que nos abramos a su misericordia y a su amor. Hemos rezado en el Salmo, todos juntos: ‘Escuchen hoy la voz del Señor. ¡No endurezcan su corazón!’. El Señor siempre nos habla así, también con ternura de padre nos dice: ‘Vuelvan a mí con todo su corazón, porque soy misericordioso y piadoso’. Pero cuando el corazón es duro esto no se comprende. La misericordia de Dios sólo se comprende si tú eres capaz de abrir tu corazón, para que pueda entrar”.
El Papa Francisco dijo también que “el corazón se endurece y vemos la misma historia” en el pasaje del Evangelio de Lucas, donde Jesús es afrontado por aquellos que habían estudiado las Escrituras, “los doctores de la ley que conocían la teología, pero que eran tan cerrados”. La muchedumbre, en cambio,  “estaba asombrada”, “¡tenía fe en Jesús! Tenía el corazón abierto: imperfecto, pecador, pero abierto”.

PEDIR PERDÓN Y NO JUZGAR A LOS DEMÁS
Pero estos teólogos – añadió el Obispo de Roma – “¡tenían una actitud cerrada! Siempre buscaban una explicación por no entender el mensaje de Jesús”, “le pedían un signo del cielo. ¡Siempre cerrados! Y Jesús debía justificar lo que hacía”:
“Ésta es la historia, la historia de esta fidelidad fracasada. La historia de los corazones cerrados, de los corazones que no dejan entrar la misericordia de Dios, que han olvidado la palabra ‘perdón’ – ‘¡Perdóname Señor!’ – sencillamente porque no se sienten pecadores: se sienten jueces de los demás. Una larga historia de siglos. Y Jesús explica esta fidelidad fracasada con dos palabras claras, para poner fin, para terminar el razonamiento de estos hipócritas: ‘Quien no está conmigo, está contra mí’. ¡Claro! O eres fiel, con tu corazón abierto, a Dios que es fiel contigo o estás contra Él: ‘¡Quien no está conmigo, está contra mí!’”.

LA FIDELIDAD A DIOS COMIENZA
CON EL HECHO DE SENTIRSE PECADORES
El Papa se preguntó si es posible alguna “negociación”. A lo que respondió afirmativamente, diciendo que existe una salida: “¡Confiésate pecador! Y si tú dices ‘yo soy pecador’ el corazón se abre, entra la misericordia de Dios y comienzas a ser fiel”:
“Pidamos al Señor la gracia de la fidelidad. Y el primer paso para ir por este camino de la fidelidad es sentirse pecador. Si tú no te sientes pecador, comienzas mal. Pidamos la gracia que haga que nuestro corazón no se endurezca, que esté abierto a la misericordia de Dios y a la gracia de la fidelidad. Y cuando nos encontramos nosotros, infieles, la gracia de pedir perdón”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

domingo, 6 de marzo de 2016

EL PADRE SIEMPRE ESPERA NUESTRA CONVERSIÓN CUANDO NOS EQUIVOCAMOS… PALABRAS DEL PAPA A LA HORA DEL ÁNGELUS

(RV).- El perdón y la esperanza estuvieron en el centro del mensaje del Papa Francisco en el cuarto domingo de Cuaresma, antes de haber rezado la oración del Ángelus ante miles de personas que le acompañaron en la Plaza de San Pedro. Reflexionando sobre la parábola del hijo prodigo, Francisco subrayó la gran tolerancia que se ve en este padre que da a su hijo la libertad de irse de casa a pesar de ser todavía inmaduro, y en este sentido explicó que lo mismo hace Dios con nosotros, “nos deja libres, también ante equivocaciones, porque creándonos ha hecho el gran don de la libertad. Es nuestra responsabilidad el hacer un buen uso”.

PALABRAS DEL PAPA
En el capítulo decimoquinto del Evangelio de Lucas encontramos las tres parábolas de la misericordia: la de la oveja encontrada (v. 4-7), aquella de la moneda encontrada (v. 8-10), y la gran parábola del hijo pródigo, o mejor, del padre misericordioso (v.11-32).
Hoy, sería bonito que cada uno de nosotros tomase el Evangelio, este capítulo XV del Evangelio según Lucas, y leyese las tres parábolas.
Hoy, dentro del itinerario cuaresmal, el Evangelio nos presenta justamente esta última parábola del PADRE MISERICORDIOSO, que tiene como protagonista un padre con sus dos hijos.
El relato nos hace ver algunos gestos de este padre:
es un hombre que está siempre preparado para perdonar y que espera ante toda esperanza.
Llama sobre todo la atención su tolerancia ante la decisión del hijo más joven de irse de casa: se podría haber opuesto, sabiendo que era todavía inmaduro, un joven chico, o buscar algún abogado para quitarle la herencia, estando todavía vivo. En cambio le deja irse, aun conociendo los posibles riesgos.
Así hace Dios con nosotros: nos deja libres, también ante equivocaciones, porque creándonos ha hecho el gran don de la libertad. Es nuestra responsabilidad el hacer un buen uso. ¡Este don de la libertad que nos da Dios me sorprende siempre!
Pero la separación de aquel hijo es sólo física; el padre lo lleva siempre en el corazón; espera con esperanza su vuelta; escruta el camino en la esperanza de verlo. Y un día lo ve aparecer a lo lejos.
Pero esto significa que este padre, cada día, salía a la terraza a mirar si el hijo volvía…
Entonces se conmueve al verlo, se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó (cfr v. 20). ¡Cuánta ternura! Y este hijo había hecho tantas cosas graves, ¡eh! Pero el padre lo recibe así.  
La misma actitud reserva el padre para el hijo mayor, que siempre se ha quedado en casa y ahora está indignado y protesta porque no entiende y no comparte toda aquella bondad con el hermano que se había equivocado. El padre sale a encontrar también a este hijo y le recuerda "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo (v.31), es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado".
Y esto me hace pensar en una cosa: cuando uno se siente pecador, se siente de verdad poca cosa como he escuchado a tanta gente, que me dicen: “Pero, Padre, ¡yo soy lo peor!
En cambio cuando uno se siente justo “Yo siempre he hecho bien las cosas”, - también el Padre viene a buscarnos, porque aquella actitud de sentirnos justos es una actitud mala, ¡es la soberbia! Es del diablo.
El Padre espera a que se reconozcan los pecadores y va a buscar a aquellos que se sienten justos. ¡Éste es nuestro Padre!
 Y en esta parábola se puede entrever también un tercer hijo: ¿un tercer hijo? ¿Y Dónde? ¡Está escondido!
Es aquel que “no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor” (Fil 2, 6-7).
Este hijo- Siervo es Jesús. Es la extensión de los brazos y del corazón del Padre: Él ha recibido al pródigo y ha lavado sus pies sucios: Él ha preparado el banquete para la fiesta del perdón. Él, Jesús, nos enseña a ser “MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE”.
La figura del padre de la parábola revela el corazón de Dios. Él es el Padre misericordioso que en Jesús nos ama inconmensurablemente, espera siempre nuestra conversión cada vez que nos equivocamos; está atento a nuestro regreso cuando nos alejamos de Él pensando que no lo necesitamos. Está siempre preparado para abrirnos los brazos pase lo que pase. Como el padre del Evangelio, también Dios continúa considerándonos sus hijos cuando estamos perdidos, y viene hacia nosotros con ternura cuando volvemos a Él. Y nos habla con tanta bondad cuando nosotros creemos que somos justos. Los errores que cometemos, también si son grandes, no dañan la fidelidad de su amor. En el sacramento de la Reconciliación podemos siempre de nuevo comenzar: Él nos acoge, nos da de nuevo la dignidad de hijos suyos y nos dice:
“¡Ve hacia delante! ¡Ve en paz! ¡Levántate, ve hacia delante!
Que en este tiempo de Cuaresma, que nos separa de la Pascua, seamos llamados a intensificar el camino interior de la conversión. Permitamos encontrar la mirada del amor de nuestro Padre, y volvamos a Él con todo el corazón, rechazando cualquier compromiso con el pecado. Que la Virgen María nos acompañe hasta el abrazo regenerador con la Divida Misericordia.

(MZ-RV)