03/03/2016 12:04
(RV).- Sólo si nuestro corazón está abierto,
se puede acoger la misericordia de Dios. Es la exhortación del Papa
Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de
la Casa de Santa Marta.
El Pontífice puso de relieve la
infidelidad del pueblo de Dios que sólo puede vencerse reconociéndonos
pecadores para iniciar, así, un camino de conversión.
Un pacto de fidelidad. En las lecturas de la
liturgia del día – comenzó explicando el Santo Padre – podemos
ver la fidelidad del Señor y la “fidelidad fracasada” de su pueblo. Al comentar
la Primera Lectura, tomada del Libro de Jeremías, el Papa reafirmó
que “Dios siempre es fiel, porque no puede renegarse de sí mismo”, mientras el
pueblo no escucha su Palabra. Jeremías – añadió Francisco –
nos relata las “tantas cosas que ha hecho Dios para atraer los corazones del
pueblo”, pero el pueblo permanece en su infidelidad.
SI EL CORAZÓN ES DURO Y ESTÁ CERRADO,
LA MISERICORDIA DE DIOS NO ENTRA
“Esta infidelidad del pueblo de Dios – reafirmó el Papa Bergoglio – y también la
nuestra, nuestra propia infidelidad, endurece el corazón: ¡cierra el corazón!”:
“No deja entrar la voz del Señor que, como padre
amoroso, siempre nos pide que nos abramos a su misericordia y a su amor. Hemos
rezado en el Salmo, todos juntos: ‘Escuchen hoy la voz del Señor. ¡No
endurezcan su corazón!’. El Señor siempre nos habla así, también con ternura de
padre nos dice: ‘Vuelvan a mí con todo su corazón, porque soy misericordioso y
piadoso’. Pero cuando el corazón es duro esto no se comprende. La misericordia
de Dios sólo se comprende si tú eres capaz de abrir tu corazón, para que pueda
entrar”.
El Papa Francisco dijo también que
“el
corazón se endurece y vemos la misma historia” en el pasaje del Evangelio de
Lucas, donde Jesús es afrontado por aquellos que habían estudiado las
Escrituras, “los doctores de la ley que conocían la teología, pero que eran tan
cerrados”. La muchedumbre, en cambio, “estaba asombrada”, “¡tenía fe en
Jesús! Tenía el corazón abierto: imperfecto, pecador, pero abierto”.
PEDIR PERDÓN Y NO JUZGAR A LOS DEMÁS
Pero estos teólogos – añadió el Obispo de
Roma – “¡tenían una actitud cerrada! Siempre buscaban una explicación por no
entender el mensaje de Jesús”, “le pedían un signo del cielo. ¡Siempre
cerrados! Y Jesús debía justificar lo que hacía”:
“Ésta es la historia, la historia de esta fidelidad
fracasada. La historia de los corazones cerrados, de los corazones que no dejan
entrar la misericordia de Dios, que han olvidado la palabra ‘perdón’ –
‘¡Perdóname Señor!’ – sencillamente porque no se sienten pecadores: se sienten
jueces de los demás. Una larga historia de siglos. Y Jesús explica esta
fidelidad fracasada con dos palabras claras, para poner fin, para terminar el
razonamiento de estos hipócritas: ‘Quien no está conmigo, está contra mí’. ¡Claro!
O eres fiel, con tu corazón abierto, a Dios que es fiel contigo o estás contra
Él: ‘¡Quien no está conmigo, está contra mí!’”.
LA FIDELIDAD A DIOS COMIENZA
CON EL HECHO DE SENTIRSE PECADORES
El Papa se preguntó si es posible
alguna “negociación”. A lo que respondió afirmativamente, diciendo que existe
una salida: “¡Confiésate pecador! Y si tú dices ‘yo soy pecador’ el corazón se
abre, entra la misericordia de Dios y comienzas a ser fiel”:
“Pidamos al Señor la gracia de la fidelidad. Y el
primer paso para ir por este camino de la fidelidad es sentirse pecador. Si tú
no te sientes pecador, comienzas mal. Pidamos la gracia que haga que nuestro
corazón no se endurezca, que esté abierto a la misericordia de Dios y a la
gracia de la fidelidad. Y cuando nos encontramos nosotros, infieles, la gracia
de pedir perdón”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
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