¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE?
“SÁBELO, TEN POR CIERTO, HIJO MÍO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, MADRE DEL VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DEL CIELO, EL DUEÑO DE LA TIERRA, MUCHO DESEO QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA SAGRADA, EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO ENSALZARÉ AL PONERLO DE MANIFIESTO: LO DARÉ A LAS GENTES EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO, EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN VERDAD SOY VUESTRA MADRE COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA ESTÁIS EN UNO, Y DE LAS DEMÁS VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MÍ CLAMEN, LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE CONFÍEN EN MÍ, PORQUE ALLÍ LES ESCUCHARÉ SU LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS DOLORES…". "ESCUCHA, PÓNLO EN TU CORAZÓN, HIJO MÍO EL MENOR, QUE NO ES NADA LO QUE TE ESPANTÓ, LO QUE TE AFLIGIÓ, QUE NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA. ¿NO ESTOY AQUÍ, YO, QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTÁS BAJO MI SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY, YO LA FUENTE DE TU ALEGRÍA? ¿NO ESTÁS EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?. QUE NINGUNA OTRA COSA TE AFLIJA, TE PERTURBE; …” Palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, tomadas del Nican Mopohua.

martes, 18 de octubre de 2016

JESÚS, ES LA ENCARNACIÓN DE LA MISERICORDIA, Catequesis del Papa:

El Papa Francisco durante la Audiencia General del segundo miércoles de octubre celebrada en la Plaza de San Pedro. - AFP
12/10/2016 11:41
(RV).- También el segundo miércoles de octubre la Plaza de San Pedro volvió a reunir a miles de fieles y peregrinos de numerosos países con motivo de la tradicional Audiencia General. En esta ocasión, el Papa Francisco dedicó su catequesis a las obras de Misericordia corporales y espirituales, que tocan las exigencias más importantes y esenciales de las personas.
Hablando en italiano el Santo Padre recordó que en las catequesis precedentes fue abordando el gran misterio de la Misericordia de Dios, meditando acerca de la actuación del Padre en el Antiguo Testamento, hasta llegar a los relatos evangélicos, de los que se desprende que Jesús, con sus palabras y gestos, “es la encarnación de la Misericordia”.
Después de destacar que la Misericordia no está reservada sólo a algunos momentos especiales, sino que abraza toda nuestra existencia cotidiana, elObispo de Roma invitó a preguntarnos ¿cómo podemos ser testigos de la misericordia? Y respondió que el mismo Señor nos indica un camino muy sencillo, hecho de pequeños gestos que, sin embargo, tienen gran valor, hasta el punto de que Él mismo nos ha dicho que sobre estos gestos seremos juzgados…
De ahí que Francisco haya afirmado que una de las páginas más bellas del Evangelio de Mateo – que el Evangelista, por haber experimentado directamente su Misericordia considera como el “testamento de Jesús” – nos refiere que el Señor dice que cada vez que demos de comer a quien tiene hambre, o de beber a quien tiene sed; o que vistamos a una persona desnuda, acojamos a un extranjero, visitemos a un enfermo o a un encarcelado, se lo hacemos a Él (Cfr. Mt 25,31-46).
Y a estos gestos – dijo Su Santidad  – la Iglesia los llama obras de Misericordia “corporales”, porque socorren a las personas en sus necesidades materiales. Mientras de las “espirituales”, es decir de las que se refieren a otras exigencias, igualmente importantes, sobre todo hoy porque tocan el aspecto íntimo de las personas y con frecuencias suelen hacer sufrir, incluso, más, el Pontífice aludió, por ejemplo al hecho de “soportar pacientemente a las personas molestas”, lo que podría hacer sonreír –  dijo –  por considerarlo algo poco importante, pero que, en cambio, contiene un sentimiento de profunda caridad. Al igual que las otras seis obras de Misericordia espirituales, que él mismo recordó, a saber: aconsejar a quienes lo necesiten; enseñar a quienes se equivocan; poner en guardia a los pecadores; consolar a los afligidos; perdonar las ofensas y rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.
Francisco concluyó su catequesis invocando al Espíritu Santo para que “encienda en nosotros el deseo de practicar las obras de misericordia, para que nuestros hermanos sientan presente a Jesús, que no los abandona en sus necesidades sino que se hace cercano y los abraza con ternura”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).


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