En su homilía en Casa Santa Marta, el Papa Francisco dijo que al pastor que solo se centra en ganar
dinero en lugar de seguir las palabras de Jesús solo se le querrá por sus
bienes materiales.
FRANCISCO
"Pero
cuando el pastor, durante su vida, se ocupa de otras cosas que no sean ser fiel
-por ejemplo estando obsesionado con el poder, con el dinero, con formar parte
de un grupo, obsesionado con tantas cosas- al final no estará solo, puede que
sus sobrinos estén con él esperando a que muera para ver qué pueden heredar”.
El Papa concluyó su homilía rezando por los sacerdotes ancianos. Pidió
fortaleza para ellos para que puedan estar cerca de Dios a pesar de su
sufrimiento.
RESUMEN DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Radio Vaticana)
"Sólo,
mendicante, víctima del encarnizamiento, abandonado. Pero es el gran Pablo, ¡el
que ha oído la voz del Señor, la llamada del Señor! Aquel que fue de una parte
a otra, que sufrió tantas cosas y tantas pruebas por la predicación del
Evangelio, el que hizo comprender a los Apóstoles que el Señor quería que
también los Gentiles entraran en la Iglesia. El gran Pablo que en la oración
subió hasta el Séptimo Cielo y oyó coas que nadie había oído antes: el gran
Pablo, allí, en aquella pequeña habitación de una casa, aquí, en Roma, en
espera de cómo terminaría esta lucha dentro de la Iglesia entre las partes,
entre la rigidez de los judaizantes y aquellos discípulos fieles a él. Y así
termina la vida del gran Pablo, en la desolación: no en el resentimiento y en
la amargura, sino con la desolación interior”.
"Morir
así como mártires, como testigos de Jesús es la semilla que muere y da fruto y
llena la tierra de nuevos cristianos. Cuando el pastor vive así no está
amargado: quizás sienta desolación, pero tiene aquella certeza de que el Señor
está junto a él. Pero cuando el pastor, en su vida, se ocupa de
otras cosas que no son los fieles – por ejemplo, está apegado al poder, está
apegado al dinero, está apegado a los acuerdos, está apegado a tantas cosas –
al final no estará solo, quizás estarán los sobrinos, que esperan que muera
para ver qué cosa pueden llevarse”.
"Cuando
voy a visitar la casa para sacerdotes ancianos encuentro a tantos de estos
buenos, buenos, que han dado la vida por los fieles. Y están allí,
enfermos, paralíticos, en silla de ruedas, pero inmediatamente se ve aquella
sonrisa. ‘Está bien, Seño; está bien, Señor’, porque sienten al Señor muy cerca
de ellos. Y también aquellos ojos brillantes que tienen y preguntan:
"¿Cómo va la Iglesia? ¿Cómo va la diócesis? ¿Cómo van las vocaciones?”.
Hasta el final, porque son padres, porque han dado la vida por los demás.
Volvamos a Pablo. Solo, mendicante, víctima del encarnizamiento, abandonado por
todos, menos que por el Señor Jesús: "¡Sólo el Señor está cerca de mí!”. Y
el buen pastor, el pastor debe tener esta seguridad: si él va por el camino de
Jesús, el Señor estará cerca de él hasta el final. Recemos por los pastores que
están en el final de su vida y que están esperando que el Señor se los lleve
con Él. Y recemos para que el Señor les dé la fuerza, el consuelo y la
seguridad de que, aunque se sientan enfermos e incluso solos, el Señor está con
ellos, cerca de ellos. Que el Señor les dé a ellos la fuerza”.
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